León Gieco publicó un nuevo disco, «El hombrecito del mar», luego de 11 años (Foto: Rubén Andón)
Qué tremendo. Le sale cuando la piensa y también le sale cuando sólo la vibra. León Gieco, sin saberlo, volvió a ser un precursor. Eric Clapton publicó el año pasado su álbum Lady in the balcony, que subtituló, a modo de aclaración, Lockdown Sessions, y lo mismo hizo Elton John con el álbum de duetos, por ejemplo con Dua Lipa, Charlie Puth, Years & Years, entre otros, en un trabajo que llamó igual, Lockdown Sessions. Cuando estos discos aparecieron, Gieco ya había hecho el suyo, que es El hombrecito del mar, el disco que acaba de hacer público ahora, a fines de 2022. O sea que a pura intuición volvió a ser un adelantado, incluso más que los mismísimos legendarios Clapton y Elton John.
Porque el disco del argentino que ahora ve la luz en realidad estaba terminado hace dos años, por lo cual la cuenta es clara: había sido producido, grabado y terminado durante la pandemia. De hecho en una de sus canciones, “Todo se quema”, dice en un momento: “Hoy 20 de noviembre de este duro 2020″… y se refiere al día de su cumpleaños de ese año, imaginando tal vez que la letra, que recién ahora figura en un disco, no quedaría tan en el tiempo pasado como finalmente quedó.
León Gieco, que acaba de cumplir 71 años, presenta su nuevo disco «El hombrecito en el mar» (Foto: Rubén Andón)
La historia real de este disco del cual hoy muchos hablan es así: Gieco había terminado su relación contractual con el sello EMI Odeón cuando pasó a ser artista de Universal, compañía que hoy en la Argentina y en todo el Cono Sur de América conduce un mexicano, el ex músico de rock Luis Estrada, y en 2019 Estrada le dio bandera verde para hacer su nuevo disco. Después del tiempo de composición, que una vez más atravesó junto a su parceiro y amigo Luis Gurevich, Gieco se preparó para grabar… pero fue entonces cuando la pandemia paró el mundo. Entonces el disco terminó haciéndose como élquería, es decir con músicos estadounidense de altísimo nivel que grabaron lo suyo en Los Ángeles…, pero a distancia. No personalmente. Vinnie Colaiuta en batería, Leland Sklar en bajo, Dean Parks y Michael Thompson en guitarras, Luis Conte en percusión y Jerry Douglas en dobro, hicieron sus notables aportes en un estudio californiano, bajo la dirección de Gustavo Borner, mientras que Gurevich y él trabajaron instalados en sus nuevas casas en un ámbito rural, en Capilla del Señor, a solo 85 kilómetros del Obelisco, bastante cerca de Zárate, Campana, Pilar y Luján.
Allí, a la sombra de los árboles de los parques, casi un lugar soñado por Gieco, grabaron sus partes y recurrieron al zoom para sumar invitados, que finalmente fueron de mexicanos como Lila Downs, Sergio Arau, cineasta y cantante del histórico Botellita de Jerez, y Jaime López, rockero emblemático que escribió “La chilanga banda”, el tema que popularizó internacionalmente Café Tacvba, a un cubano como Silvio Rodríguez –Gieco grabó con él una versión de “Sueño con serpientes” junto a la murga uruguaya Agarrate Catalina y Lula Bertoldi de Eruca Sativa-, a una portuguesa como Sara Correia, o a un chileno como Víctor Jara. En ese caso, recuperó la voz del legendario folklorista, asesinado en 1973 luego del golpe de Pinochet, y cantó con él la canción, que no es política como buena parte de su obra sino casi un tema para niñas y niños, sumándole palabras de Roger Waters, sí, el de Pink Floyd, y el cello de Jaques Morelembaum.
También incorporó momentos con el célebre Gustavo Santaolalla y el poco y nada conocido cuarteto de cuerdas Aqualáctica, con Ligia Piro, Hilda Lizarazu, Claudia Puyó y el gaitero gallego Carlos Núñez.
Fuente: Infobae