Hay que decirlo, Juanse es sin dudas uno de los más grandes contadores de anécdotas que ha dado el rock local. Un auténtico profesional del humor, que además sabe de las pausas, los silencios y los gestos a la hora de crear suspenso o subrayar determinado detalle clave en cada historia.
Así las cosas, aún transcurrían los días de confinamiento cuando el excantante de Los Ratones Paranoicos hizo un vivo compartido junto al excantante de los Piojos y, por más de dos horas, se diplomó como experto contador de anécdotas al repasar recuerdos de noches y trasnoches con Charly García y Pappo, incluidas las imitaciones geniales de sus compinches.
“Hacía tres semanas que estábamos juntos [con Charly García] , estuvimos tres semanas sin dormir. Y en los últimos cuatro días de esas tres semanas estuvimos él y yo sentados de frente en el living de la casa, sin hablarnos. En un momento yo hice un gran esfuerzo, me moví, me paré y le dije: ‘Yo me voy a casa, me baño, me cambio y vuelvo’. Él dijo: ‘bueno, dale, pero no tardes’”, comenzó Juanse el relato mientras que Ciro escuchaba desconcertado del otro lado de la pantalla.
“Me fui, parecía una estatua del museo de Bellas Artes que quería tomarse un taxi. Entré parado al auto. Llegué a casa, me tomé creo que un Lexotanil, me bañé como pude, me tomé medio Bourbon, me sequé el pelo y estaba perfecto, así que volví”, relató el cantante a Ciro, que a esa altura ya estaba atrapado con la historia.
“No habían pasado más de dos horas, como mucho habían pasado tres. Vuelvo, voy por el bajo y subo por Coronel Díaz. Cuando pasamos Pacheco de Melo veo que estaba todo el tránsito cortado y estaba toda la gente que cruzaba la calle vestida de mameluco gris. Cruzaban como hormigas, entonces digo: ‘¡¿Qué pasó?! Se tiró por el balcón o algo hizo’”.
Finalmente, develó el final: “Paso, subo y veo que Charly estaba sentado en un carrito de supermercado que teníamos en el balcón. Tenía el departamento lleno de cajas con televisores, cámaras, radios… de todo había. Me acerco y le pregunto: ‘¿Qué es lo que estás haciendo?’. Y me dice: ‘Crucé y le dije: quiero toda la vidriera. El tipo no me quería creer y fui y me la compré, man. Me compré la vidriera porque la quería toda’”, contó tentado.
Luego, reveló que Charly no sólo es un talentoso artista, sino que sabe mucho de electricidad: “Lo más grave fue lo que hizo después. Desarmó todo. Se transformó toda la casa… Agarró una cámara de esas de mano, JVC, la desarmó toda, pieza por pieza y entonces armó un circuito cerrado de televisión propio, donde levantaba el teléfono y escuchaba lo que hablaban de él en el living. Charly además es un genio de la electricidad”, sentenció Juanse, que por entonces hacía las veces de “mayordomo” de García.
Un teclado de Barbie
En ese mismo live, Juanse también recordó las andanzas entre García y Pappo durante la grabación del MTV Unplugged de Los Ratones Paranoicos, en Miami. “El MTV Unplugged fue muy groso, una súper producción, estaba bancado desde Estados Unidos. Entonces ya teníamos cerrado todo y a mí se me ocurrió juntarlos a los dos, porque me pareció que eso iba a impactar. (…) Entonces los llevamos, por supuesto separados. Yo me llevé al Carpo en un avión y a Charly después lo mandé en el vuelo siguiente, porque se odiaban. Estuvimos casi 15 días ahí, en un hotel increíble del cual Charly se iba todo el tiempo a otros hoteles en los cuales nunca lo encontrábamos. Además, teníamos todo un sistema de transporte a nuestra disposición, un escándalo. Entonces llegó Pappo y se fue a la habitación. Todo bien, salvo que iba en slip celeste y unas pantuflas que eran para adelgazar y te hacían ir al baño. En cambio, el otro llega y te imaginás… Ensayamos y después Charly desapareció unas horas, tuvimos que llamar al conserje, a la policía, hasta los bomberos y al final estaba durmiendo adentro del armario de la habitación con una almohada. Hacía un día que estaba ahí adentro”, recordaba Juanse.
Por fin llegó el gran día del show. “Allá no es broma, tenés que cumplir los tiempos, se prueba, se ensaya y el estudio ya estaba lleno. Quedé a cargo de Charly, así que nos fuimos al hotel, nos preparamos, conseguí una [limousine] Lincoln y nos fuimos juntos porOcean Drive. Nos metimos por la otra avenida que va por adentro y tuvimos que pasar por la parte más comercial de Miami. Entonces en un momento le dice al chofer: “Ey man, stop, stop here, ¿ok?”, lo imita Juanse, casi a la perfección.
En ese momento el chofer frenó la limusina, Charly se bajó y se metió en una juguetería que vendía solamente artículos de Barbie para luego salir con una bolsita con un teclado de la muñeca. No habían pasado más de 15 o 20 minutos y Charly ya lo había desarmado todo, lo había vuelto a armar y reprogramado.
“Si vos ves el MTV Unplugged, te vas a dar cuenta de que, por ejemplo, en ‘Juana de Arco’, el órgano que está sonando es el juguete que él adaptó. No sé cómo hizo. Entonces llegamos al estudio, estaba todo lleno, era heavy, man, o sea… era todo híper profesional y Charly estaba atrás, arriba, puesto como una luminaria invitada. Estaban los otros músicos, todo acústico y nada, se empezaron a pelear en público. Carpo le decía, ‘¿no podés parar un poco, no ves que es un acústico?’ y todos se reían”, recuerda Juanse. Entonces, en un momento, Charly quiso hacer un cambio, el Carpo levantó la mano, paró el show y le dijo: ‘Escuchame, estos tonos son muy complicados, son muy difíciles. A lo que García le espetó: ‘Estudiá música’”.
“Se vino abajo, medio como que se pusieron todos a favor de Charly y el Carpo se fisuró mal, porque no la quería perder. Entonces volvió a frenar todo de nuevo y Charly había hecho que el teclado, apretando una nota dijera: “ma-má”; “ma-má”. Casi no se termina ese show, fue humillante, entonces yo lo traté de equilibrar un poco. Después vino un set de temas que era mucho más rocanrolero, digamos, donde el Carpo realmente se luce, como el solo que hizo en “Damas Negras”, que la gente termina toda de pie, aplaudiendo”, recordó Juanse.
Unidad móvil
El anecdotario de Charly García que atesora Juanse es muy voluminoso. Y él sabe cómo sacarle el jugo a cada historia. Como lo que sucedió cuando el autor de “Yendo de la cama al living” presentó La hija de la lágrima, en 1994. En esa ocasión, Charly le pidió a Canal 13 que le mandara “una unidad móvil” para que él pudiera probar sonido desde su casa, con la banda tocando en el escenario del teatro Ópera.
“Era el año 1992, era totalmente irrealizable, pero Charly logró que le manden la unidad móvil. Entonces se robó una silla de ruedas, le ató una cámara al apoyabrazos y se escapó a menos de cuatro horas para el show. No había forma de ubicarlo. Entonces prendieron el videowall del Ópera y se veían las manos de Charly con la silla de ruedas que no se sabía por qué calle iba. Había que adivinar cuál era para ir a atraparlo y llevarlo al show. Todo eso que él pensaba que iba a hacerse no se hizo, pero igual, por miedo a que se enojara, habían comenzado a hacerlo”, recordó Juanse.
Al bajar al subsuelo del Ópera, Juanse advirtió que había un cable grueso que cruzaba por todo el subsuelo y entraba a un cuarto. Al abrir la puerta, se encontró con Pachorra, el asistente de Charly, soldando un plus en un carrete enorme de cable de la municipalidad. “O sea, estaba soldando el cable que iba del equipo, desde Corrientes y Esmeralda, para llevarlo hasta Coronel Díaz y Santa Fe. Pero eso lo impedí yo”.
Fuente:Alejandro Rapetti, La Nación.