La Habana de Fito (Cuba, 2023). Dirección: Juan Pin Vilar. Fotografía: Raúl Prado. Edición: Marian Quintana. Elenco: testimonios de Fito Páez, Pablo Milanés, Cecilia Roth, Carlos Alfonso, Ele Valdés, Luis Alberto García y Wendy Guerra, entre otros. Duración: 62 minutos. Calificación: apta para todo público. Nuestra opinión: buena.
El estreno en Argentina de este documental viene precedido de una fuerte polémica en Cuba. La emisión de la película en la televisión estatal del país caribeño sin la autorización de su director levantó una serie de protestas que derivaron en la creación de la Asamblea de Cineastas Cubanos, creada para terminar con la censura, promover una mayor libertad creativa a los realizadores y establecer una ley de cine.
La proyección sorpresiva tuvo una motivación clara: un grupo de tertulianos de la televisión estatal criticaron algunas de las declaraciones de Fito Páez en la película y aseguraron que estaba mal informado. De paso, esa exhibición perjudicó la circulación por festivales y el estreno en salas que su director planificaba.
La Habana de Fito es el fruto de la prolongada y estrecha relación del artista argentino con ese país y con el cineasta Juan Pin Vilar. Se nota la confianza y el cariño en las conversaciones entre ellos, la cercanía de un vínculo cimentado a lo largo de muchos años: se conocieron en 1987 y hoy siguen en contacto.
Pero el origen de este documental de poco más de una hora fue la muerte de Santiago Feliú, gran cantautor cubano y amigo de ambos, en 2014. Una motivación inicial que derivó en un repaso exhaustivo de la relación de Páez con Cuba: su primera visita para tocar en el festival de Música Popular de Varadero de 1987 por invitación de Pablo Milanés justo en un momento muy difícil de la vida de Fito (un año antes habían sido asesinadas en Rosario su tía y su abuela), el espectáculo masivo (100.000 personas) de diciembre de 1993 en la Plaza de la Revolución y el estreno de “Habana”, la canción que Fito le dedicó a la ciudad, en el show benéfico del Parque Lenin en 1997, con Joaquín Sabina sumado a la causa.
Las imágenes de archivo de esos grandes eventos se entrecruzan con entrevistas a Páez en las que, además de los recuerdos gratos (a los que se suma Cecilia Roth), los elogios para Milanés, Feliú, Silvio Rodríguez y la popular orquesta Los Van Van, el músico rosarino opina sobre el régimen cubano, poniendo el foco en dos heridas que todavía no cicatrizaron entre sus opositores: las dudas alrededor de la muerte del revolucionario Camilo Cienfuegos en octubre de 1959 y la ejecución de tres personas que intentaban escapar de la isla en 2003.
Pin Vidal denunció públicamente “censura, robo y posterior exhibición ilegal del documental” pero también valoró la fundación de la Asamblea de Cineastas Cubanos que provocaron esas incidencias: “Hoy esta Asamblea es una de las vanguardias del pensamiento creativo que intentan cambiar el país. Pero nuestro documental se defiende solo cuando lo ves. Hay que dejarlo navegar”, señaló el cineasta cubano sobre esta película que reseña una amistad entre dos artistas, celebra el cariño de Páez por un país que le dio mucho y también da cuenta de cómo fue evolucionando su mirada sobre la situación política de Cuba, centro de agitadas discusiones en todo el mundo desde hace más de sesenta años.
Fuente: Alejandro Lingenti, La Nación