Artista de distintas edades y estilos musicales compartieron las sensaciones que los atravesaron aquel diciembre de 1980.
LITTO NEBBIA: «Tengo un noble recuerdo de John Lennon, que lógicamente está entroncado con sus canciones, su personalidad y el sonido inconfundible de su canto. Su trágica muerte me tomó de sorpresa, como a casi todo el mundo. Para colmo la semana anterior, yo andaba por Nueva York grabando y luego paseando fuimos con un amigo hasta la puerta del legendario edificio Dakota en el Central Park. Regresé para México, donde estaba exiliado en ese tiempo, y a los pocos días me llama mi amigo dándome la tremenda noticia que comenzaba a circular por todos lados: `Asesinaron a John Lennon´. Realmente quedé impactado al enterarme, y casi naturalmente me senté al piano y escribí la canción `Para John´. En esta canción pude expresar mi dolor por semejante pérdida».
RICARDO SOULÉ: «Me enteré de la muerte de Lennon la misma mañana. Estábamos en Ranelagh. Grace, mi esposa, había salido a hacer unas compras y cuando volvió me dijo que Lennon había muerto. No lo podía creer. Era algo inconcebible para mí. Primero, que hubiera muerto, y segundo, que lo hubieran asesinado. Esa me parecía una cosa imposible que sucediera. Luego, a través de los años, comprendí que en realidad no era tan raro que un hombre como Lennon hubiera muerto asesinado por la incomprensión, por todo este desasosiego que vive desde hace tiempo la sociedad y que tiene preferencia por víctimas como Lennon, Martin Luther King o Gandhi».
RAÚL PORCHETTO: «Recuerdo que era un día muy lindo. Me levanté y fui al balcón. Puse la radio, que Badía tenía un programa, y al escuchar la noticia quedé paralizado porque, Los Beatles en general, pero particularmente con la postura que tenía Lennon como artista, me sentía identificado. Con su trabajo por la paz, su postura anti-sistema, anti-industria. Para mí era un símbolo de paz, como dice Charly. Me quedé duro. Lo único que atiné fue a volver a bajar la persiana y quedarme a oscuras frente a uno de esos viejos combinados escuchando la radio. No podía salir del shock. Me parecía increíble porque uno cree que esas personas no mueren, te van a acompañar toda la vida. Aparte, eso que los pacifistas parecieran que tienen que terminar siempre de la misma forma. Es muy llamativo».
ALEJANDRO LERNER: «Lennon es identidad. Para muchos seres humanos del planeta, Los Beatles fueron mucho más que una banda de música. Fueron y son parte de nuestra identidad. En esa identidad tenías la parte talentosa, afable, simpática y proactiva de McCartney. Estaba la parte contrastante de Lennon con su visión más ácida, más irónica, pero también más desprejuiciada y descontracturada, y la combinación de esos dos cerebros dieron como resultado eso, sumado al color que le sumaron George y Ringo. Pero Lennon tenía algo distinto, era un `working class hero´, tenía conciencia social, tenía conciencia revolucionaria. Era un tipo que quería hacer algo distinto. No quería ser un producto empacado y eso a mí también me dio una imagen de identidad y creo que me ha servido a lo largo de mi carrera para no permitir que los demás no hagan de mí algo que no quiero ser. Eso es ser honesto. Esa es la palabra que creo que identifica a Lennon; era la honestidad. Por otro lado, la magia de las melodías de Lennon, con acordes que parecen tan simples y, por otro lado, son sutiles y sofisticados, como en `Julia´ o `I`m the Walrus´. Cuando Lennon toca el piano con esa inocencia, algo te toca el corazón, y eso muy pocas personas lo pueden lograr. Así que gracias John por todo lo que nos has dado».
FITO PÁEZ: «Aún debo inglés y contabilidad. Debía rendir esas dos materias el 8 de diciembre de 1980. Acababan de matar a John Lennon. Fui hasta la puerta de la escuela y allí me quedé fumando unos Pall Mall cortos, sin temor a que me descubriera algún celador. Fue una mañana triste. A mis 17 ya me conocía su obra casi de memoria. Lennon posee una muy poca usual particularidad en muy pocos artistas. Su obra es muy sencilla de plasmar en un piano o una guitarra; lo que es inigualable es lo que hizo con los pocos recursos que se mueven en su obra. Era canalla y sofisticado. Siempre quise parecerme a mis hermanos mayores. John era uno de ellos, aunque podría haber sido mi padre. Él había sido uno de los que había inventado la juventud, como decía Charly sobre Los Beatles. Entonces, era mi hermano recién asesinado en New York. ¿Quién iba a querer matar a tu hermano? ¿El FBI? ¿Un fan? ¿El macartismo? ¿Las fuerzas diabólicas que quedaron en el edificio Dakota impregnadas después de la filmación de `El bebé de Rosemary´, de Roman Polanski? ¿El servicio secreto británico? ¿Algún agente comedido en busca de un aumento de bonos para su jubilación de la guerra fría? ¿Algún dealer resentido? ¿Alguna muchacha celoso de Yoko? En fin. Todo eso, hasta el día de hoy, lo seguimos discutiendo. En aquellas horas solo sentí dolor e incapacidad para poder afrontar cualquier sistema de preguntas de cualquier índole, así que inglés y contabilidad, afuera».
JIMMY RIP: «Había conocido a John apenas un mes antes. Estaba mezclando el disco `Milk and Honey´, en el estudio Record Plant y yo estaba grabando en el estudio de al lado. Nos conocimos alrededor de las cuatro de la mañana en la máquina de café e inmediatamente estábamos riendo juntos. Terminó pasando varias horas en el estudio en donde estaba grabando yo; creo que necesitaba un descanso de su disco. Un gran tipo, divertido, muy cool, amable y nos alentaba todo el tiempo. Unas semanas más tarde, estaba tocando en un espectáculo a sólo dos cuadras del Dakota y, cuando nos íbamos, vimos muchos policías en la calle y alguien nos dijo lo que había sucedido. Como todo el mundo, estábamos devastados. Para Nueva York fue algo particularmente muy duro porque la ciudad realmente lo había adoptado como a uno de los nuestros».
PIL: «Me enteré de la muerte de Lennon a través de un noticiero de TV. No podía creerlo, al igual que me pasó con la reciente muerte de Maradona, porque uno cree que son inmortales. En ese momento, yo estaba muy metido en el punk pero, a pesar de esa coraza, lloré por dentro. Creo que Lennon, Chaplin y Maradona son las tres personalidades del espectáculo más importantes del siglo XX, sea cine, deporte o música».
JUANCHI BALEIRÓN: «En el año `80, mi familia estaba volviendo a Buenos Aires desde Comodoro Rivadavia, en donde vivíamos desde hacía dos años porque mi papá había sido destinado allá por su laburo. Tenía 15 años y era una época linda, dulce, por reencontrarme con mis compañeros de secundaria y, al toque, el martillazo en la cabeza que significó la muerte de Lennon. Yo siempre fui muy beatlero, así que fue súper doloroso, esas muertes de alguien que uno no conoce pero quiere. Además fue un año tremendo porque había sacado su disco y al toque lo matan. Fue un sopapo inesperado. Una locura pensar en un asesinato, con toda esa información que llegaba en cuentagotas. Un día tristísimo y creo que me pongo más triste con el paso del tiempo, cada vez que aparece algún recuerdo. Seguramente en estos días caerá alguna lágrima».
RODOLFO GARCÍA: «El día que mataron a Lennon nosotros estábamos en plena gira de Almendra, cuando hicimos la reunión del año 79/80. Ese día teníamos que viajar a una provincia -no recuerdo cual- y había que estar muy temprano en el aeroparque, así que me levanté, me duché, agarré mi bolso y fui para el aeroparque. Estábamos ahí esperando juntarnos todos los que teníamos que viajar y faltaba El Flaco (Luis Alberto Spinetta). Ninguno sabía nada. De repente llegó un auto con Alberto Ohanián, que era nuestro representante y organizador de la gira, y El Flaco. La cara del Flaco, absolutamente desencajada. Lo primero que pensamos es que le había pasado algo personal, serio. Fue lo que le preguntamos: `¿Qué te anda pasando?´ Y nos dijo: `¿Qué? ¿No saben nada? Mataron a Lennon´. Decir que fue un balde de agua fría es poca cosa. Fue como si nos hubieran anunciado la muerte de nuestros padres. No menos que eso. Quedamos partidos al medio todos. Fue un día negrísimo para todos nosotros. No me voy a olvidar nunca».
HUGO FATTORUSO: «Estábamos tocando en Atlanta, en el UpTown Café, Gary `El Búho´ Gazaway, Osvaldo y yo. El Búho en el escenario manejaba un televisor de 12 pulgadas blanco y negro. Tocábamos con ese trío llamado The Employes música de avanzada, digamos. Como parte del show, El Búho cambiaba el horizontal de la tele para que la imagen subiese o bajase, tocaba la perilla de contraste, la del vertical, en fin. Las imágenes eran, como imaginarán, tipo caóticas, con el volumen en 0. Al tocar, mirábamos el televisor en esas partes del tema en que Gary lo manipulaba. En esos saltos de la imagen de abajo hacia arriba pudimos ver escrito John Lennon y una ambulancia, camillas, policías. Paramos de tocar y Gary centró el televisor. Ahí presenciamos todo eso».
ANTONIO BIRABENT: «Cuando murió Lennon, yo vivía en España. Iba a un colegio primario que se llamaba José Ortega y Gasset, en el barrio de Tetuán, y nos enteramos en el recreo. No tenía mucha idea de quien era Lennon realmente, pero me acuerdo que se armó ahí un batifondo y había una conmoción, más que nada entre los alumnos y los alumnos más grandes. Me acuerdo de la muerte de Lennon más por lo colegial que por su muerte. A él lo recuerdo por las canciones».
TERESA PARODI: «Aquel día de diciembre ya estaba viviendo aquí y escuché la noticia por la radio. Escuché algo que no podía asociar porque estaba haciendo otra cosa: John Lennon asesinado. No las podía asociar. No las comprendía. Dejé lo que estaba haciendo y fui a pegarme literalmente a la radio. Seguían hablando y no entendía. Empecé a girar el dial y en todos lados la noticia era la misma. Pegaba fuerte y directo en el corazón. ¿Cómo alguien podía asesinar a John Lennon? Era la única pregunta que cabía en mi pensamiento. Inolvidable aquel día de diciembre en Buenos Aires. En aquella época siniestra por otra parte en nuestro país. Lennon hizo música de libertad, de hermandad, y fue asesinado. Así se escribió la historia. Todavía resulta terriblemente doloroso pensar ese final. Un odio, un arrebato individual para un hombre que era una multitudes de hombres soñando con un mundo mejor».
DANIEL MAZA: «Cuando murió Lennon yo estaba en Montevideo. Tenía 20 años. Para los que sabíamos quién era fue algo terrible. En esa época no viajaban las noticias como ahora, así que nos enteramos al otro día. Fue un estupor, algo que no se podía creer. Me dio una tristeza enorme. Vi llorar a amigos por esa muerte, los vi pasarla muy mal por eso. Fue un duelo que hicimos todos. En el barrio estuvimos todo el día escuchando cosas de Lennon, de Los Beatles. Fue como si hubiese sido un pariente nuestro. Por suerte, podemos seguir escuchando su música hoy en día».
RODOLFO MEDEROS: «En esa época estaba trabajando en Generación Cero y estábamos grabando un disco. Creo que cuando se muere un músico sincero es una pena. Un músico sincero es alguien que no miente con su música, que no hace su música por la gloria o por el dinero. Así fue John Lennon, como así también lo han sido Johann Sebastian Bach, Bill Evans, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese y muchos otros. Para todos ellos, mi respeto y admiración. Y es una pena porque la música, sin dudas, es necesaria para el desarrollo del ser humano, de su sensibilidad, de su inteligencia. Lo hace mejor. John Lennon fue así. Y otro detalle: fue coherente también con su cultura y su gente. Así fue que su música se hizo universal. Es un ejemplo que debemos seguir todos los músicos. ¡Muchas gracias John Lennon por toda tu música!».
JORGE NAVARRO: «No recuerdo donde estaba pero sé que me causó una impresión terrible. Fue como un mazazo que me pegaron. Si bien yo no era un fanático de los Beatles, sí me gustaban mucho y tenía mucho respeto musical por John Lennon. Cuando me enteré de ese crimen, me sentí muy mal. Estuve varios días muy bajoneado».
Fuente: Télam.