El 24 de enero de 2014, los integrantes de Mötley Crue dieron una conferencia de prensa en la que, frente a una docena de testigos, firmaron un contrato que les prohibía volver a girar juntos una vez finalizara el tour despedida al año siguiente. El documento, titulado «Acuerdo para el cese de giras», estipulaba que si en algún momento decidían reunirse podían ser demandados por sus fans. Así, Tommy Lee, Nikki Sixx, Vince Neil y Mick Mars se burlaban de la moda de los regresos y ponían fin a su carrera en conjunto. Hasta que el 18 de noviembre del año pasado, prendieron fuego el contrato. «Motley Crue está de regreso», se leía al final del video con el que el grupo anticipaba una gira con Def Leppard y Poison para 2020. De las Spice Girls a Faith No More. De los Backstreet Boys a Rage Against The Machine. De los Jonas Brothers a My Chemical Romance. Todos vuelven, volvieron o van a volver. Y Mötley Crue no es la excepción. En la industria de la música popular (el rock a la cabeza), la palabra «Regreso» ya debería ser una categoría en sí misma.
Poco importa el tamaño, la relevancia o la real necesidad artística, parece tratarse más de las infinitas resignificaciones de la cultura pop y cómo ellas operan en tanto nostalgia, idealización y, por supuesto, negocio. En ocasiones, incluso, la puesta en valor de ciertos artistas puede verse alentada por factores externos. Tal como la carrera de Ella Fitzgerald en los 70 se vio revalorizada gracias a su participación en una publicidad de cassettes de la extinta marca Memorex, el operativo retorno de la banda de Tommy Lee y compañía tuvo en el estreno de The Dirt, la biopic del grupo disponible en Netflix, uno de sus principales disparadores. Si para la diva del jazz aquel comercial significó un crecimiento en las ventas de discos y en la demanda por verla en vivo, para Mötley Crue todo se hizo más fácilmente cuantificable en la era del algoritmo: desde el lanzamiento de la película, la reproducción de la música del grupo en las plataformas de streaming aumentó un 350% con especial éxito en la franja etaria de 18 a 44 años. La posibilidad de traducir esos números en tickets vendidos se volvió demasiado tentadora.
Pero 2020 tendrá otros regresos, la mayoría de ellos anunciados con menos épica aunque igual de resonantes para la escena. Después de nueve años, Rage Against The Machine anunció una nueva gira a través de sus cuenta de Instagram inaugurada para la ocasión. Una foto de las protestas en Chile y un listado de fechas confirmadas fueron suficiente; un primer show el 26 de marzo en El Paso, Texas, y, hasta el momento, su participación en Coachella los días 10 y 17 de abril son los extremos de un tour que, con toda seguridad, se extenderá por todo el globo. Formados en 1991 y con cuatro discos de estudio, Rage Against The Machine se consolidó como una de las mejores bandas en conjugar rock y hip hop en la década del 90. El mensaje de las letras, de alto contenido político, con fuertes críticas a las políticas interiores y exteriores de los Estados Unidos, fue el factor clave para que se ganaran su lugar en la banda de sonido de cuanta revuelta popular se desatara en el mundo. En la Argentina, el cuarteto liderado por Zack De La Rocha y Tom Morello se presentó por única vez en 2010 en el Pepsi Music. Trece años antes, habían cancelado su participación en el festival Rock por las Madres, que se realizó en el estadio de Ferro debido a que el cantante se había lastimado un tobillo durante una presentación.
También con picos de popularidad en los 90 y con poca fanfarria en el anuncio, Faith No More volverá a girar el año próximo. Su logo sobre una montaña nevada y apenas un «psssst…» sirvieron de alerta el 23 de noviembre pasado. Crípticos como de costumbre, confirmaron días después una gira europea que, hasta el momento, está limitada a Irlanda, Francia, Noruega, España y Finlandia. Aunque nunca se separaron oficialmente, los Faith No More encararon el siglo XXI como una banda en la que los hiatos indefinidos son una constante. La innumerable cantidad de proyectos diversos de Mike Patton, su líder, afectaron de manera directa la dinámica del grupo, que encontró en las giras ocasionales su razón de ser. Soul Invictus, editado en 2015, es el único disco de estudio lanzado por el grupo desde 1997, y fue la excusa con la que visitaron el país por última vez en septiembre de ese mismo año para un show en el Luna Park. Aunque sólo resta esperar, todo indica que, tras cuatro años de silencio, el regreso de Faith No More no se limitará a las cinco fechas anunciadas. La nación alternativa, expectante.
«Está pronosticado que va a llover en Nueva Jersey mañana y se van a aguar todos los festejos por Halloween», escribió Frank Iero en su cuenta de Instagram el 30 de octubre. «Supongo que tendremos que encontrar algo más para hacer». Una vez se develó el misterio, cuatro minutos le llevó a My Chemical Romance agotar las entradas para su primer recital después de seis años. Si la retromanía le hará a la cultura pop morderse la cola, el de la banda liderada por Gerard Way bien podría presentarse como un caso de estudio. El tercer milenio aún no completa sus dos décadas de vida y una banda formada en 2001 ya tiene su regreso exitoso confirmado. Hasta el momento, la gira para 2020 tiene fechas anunciadas en Japón, Australia y Nueva Zelanda pero, al igual que en los casos antes mencionados, la dimensión del grupo, uno de los máximos exponentes de la música emo, hacen prever que los límites de la gira se extenderán. La única vez que se presentaron en la Argentina fue el 22 de febrero de 2008 en el Estadio de Ferro.
Entre despedidas finales (Slayer en el Luna Park en septiembre del año pasado) y otras que parecen extenderse ad infinitum (Kiss y otro show en la Argentina, anunciado como el último, el 9 de mayo del año próximo), la saga de retornos promete una nueva temporada. Algunos confirmados, otros en potencial (Portishead es el rumor todos los años), otros que no se esperaban y sorprendieron (My Bloody Valentine con la edición de mbv 22 años después), otros que estuvieron a la altura de las expectativas (Guns N’ Roses con Slash y Axl juntos) y otros que mejor olvidar (los intentos de The Doors por suplir la ausencia de Jim Morrison), el mapa del rock internacional vive su eterno retorno. Bandas de un lado, público del otro, cada cual saca su parte, aunque no siempre sea la esperada.
Fuente: La Nación