El 16 de agosto de 1977, la muerte de Elvis Presley impactó a todo Estados Unidos, incluyendo a la mismísima Casa Blanca. «La muerte de Elvis Presley le quita al país una parte de sí mismo», anunció el presidente Jimmy Carter, en una declaración que le adjudicó al cantante de caderas bamboleantes de Tupelo el haber «cambiado de manera permanente el rostro de la cultura popular estadounidense.» Ochenta mil fanáticos dolientes aparecieron para la larga fila de la procesión funeraria en Memphis, pero aun entonces hubo quienes se preguntaron si el extravagante showman establecería de manera genuina un legado duradero. El obituario del destacado crítico de rock de la época Lester Bangs apareció en la tapa del periódico neoyorquino The Village Voice bajo el título «¿Cuánto tiempo nos importará?»
La respuesta, tal como puede confirmarse ahora, es que al menos 45 años. El estreno de Elvis, la disfrutable biopic de Baz Luhrmann, es solo un dato ilustrativo del hecho de que aun en 2022 Presley puede dirigir una audiencia. A comienzos de julio, la Orquesta Sinfónica de Las Vegas llevó a Londres por primera vez su show The King Symphonic: The Music of Elvis Presley, a la vez que hay una gira itinerante de la exhibición fotográfica Elvis & The Birth of Rock. De manera más inesperada, hace poco Sony dio a conocer la primera imagen de la serie de Netflix Agent King, una animación para adultos que, por razones aún no aclaradas, presenta a Presley comoo un espía secreto al servicio del Gobierno.
Tanto Elvis como Agent King fueron producidas con la participación de los herederos y la ex esposa de Elvis, Priscilla, quienes naturalmente tienen un fuerte interés en preservar y prolongar el legado de uno de los íconos de la cultura estadounidense del Siglo XX en el XXI. Elvis Presley ha sido un gran negocio por un muy largo tiempo, y un artículo publicado en 2020 por la revista Rolling Stone bajo el título «¿Puede Elvis volver a reinar?» señaló las diversas maneras en las que Elvis Presley Enterprises ha estado trabajando duro para poner al artista nuevamente bien arriba. Después de todo, su negocio depende de ello. De acuerdo a la revista Forbes, en ese momento el ingreso de los herederos estaba un 30% por debajo de los 60 millones anuales que estaba haciendo una década atrás.
Atada a la pregunta de si la suerte de Presley puede volver a ascender está el más espinoso interrogante de si debería. Es un hecho que su éxito se construyó sobre el trabajo y la capacidad artística de músicos negros que nunca tuvieron las oportunidades que él tuvo. La imagen de Presley como poster de la segregación fue cimentada cuando Chuck D rapeó en «Fight The Power», el hit de Public Enemy de 1989: «Elvis fue un héroe para la mayoría / pero para mí nunca significó una mierda, es así de simple / Un racista, ese pelotudo era simple y chato.»
De todos modos, incluso Chuck D no cree que el legado de Presley sea realmente simple y chato. En una entrevista de 2002 agregó algunas sutilezas. «Como musicólogo -y me considero uno-, siempre hubo un gran respeto por Elvis, especialmente en sus sesiones para Sun Records. Los negros siempre supimos eso», dijo, refiriéndose a las primeras grabaciones en los estudios del sello en Memphis. «Lo mío tiene que ver más con esa cosa unifacética: lo del estatus de icono en Estados Unidos hizo que nadie más importara. Mis héroes llegaron antes que él. Mis héroes eran probablemente sus héroes. No podía comprar eso de ‘Elvis, el Rey’.»
Para ser justos con Presley, él tampoco. En 1969, en una conferencia de prensa que promovía su regreso a las actuaciones en vivo tras siete años años de filmar películas cada vez más pedestres para Hollywood, Presley fue señalado como «El Rey» por un periodista. Él rechazó el apodo y lo trasladó a su influencia infantil, Fats Domino: «El ese el verdadero Rey del Rock’n’Roll.»
Esa viñeta es una de algunos momentos de la vida real que Luhrmann recrea en Elvis, que buscan aportar a la mirada de Presley como un icono de la integración antes que de la apropiación cutural. La película deja claro repetidas veces que Presley entendió la colosal deuda que tenía con performers como Little Richard (interpretado por Alton Mason), B. B. King (Kelvin Harrison Jr.) y Arthur “Big Boy” Crudup (Gary Clark Jr.), cuyo blues “That’s All Right” se convirtió en el primer single de Presley, en 1954.
La cantautora Yola, que en la película interpreta a la pionera del rock’n’roll Sister Rosetta Tharpe, dice que para entender a Presley hay que entender su juventud creciendo en un barrio segregado de Tupelo, y sus primeras experiencias viendo a artistas en la calle Beale de Memphis. «Siempre hay una historia que no se cuenta, y es la historia fundacional», dice. «Tenemos al Elvis superestrella, pero como vino de un lugar segregado no tenemos la historia de lo que lo convirtió en eso, la historia completa de dónde vino todo eso. El en su infancia, él en su juventud, cómo llegamos a Elvis.»
En cuanto a cómo el mismo Presley pensó que sería visto en la posteridad, Elvis incluye una línea que realmente le dijo a su corista Kathy Westmoreland poco antes de su muerte. «No van a recordarme, no hice nada perdurable», le lanzó a la cara. Presley se consideraba un fracaso porque nunca hizo una película que pudiera ponerse junto a las de sus ídolos de la actuación, James Dean y Marlon Brando; pero por supuesto está muy lejos de la verdad que no haya hecho nada perdurable. Su música aún suena fresca y viva, desde el encanto del joven rock’n’roll en «Blue Suede Shoes» y a través del exceso y la pompa de «Burning Love» y «Suspicious Minds». Más de 60 años después de su lanzamiento, “Can’t Help Falling in Love” aún ranquea alto en las listas de canciones que la gente pone como primer baile de su casamiento.
Podría decirse que el más profundo impacto de Presley en la cultura popular llegó con una única actuación del 5 de junio de 1956. Fue la noche en que un Presley de 21 años apareció en el Milton Berle Show y, por primera vez en la televisión nacional, dejó la guitarra y sacudió las caderas. Aun peor para cientos de soprendidos y escandalizados padres en todo el país, al promediar el show Presley le indicó a la banda que ralentizara su versión de «Hound Dog» y se puso a perrear con ella.
Es difícil imaginar ahora, en una era saturada de imágenes gráficas de toda clase, el impacto que tuvo la performance pélvica de Presley. Al día siguiente, el crítico del New York Times Jack Gould balbuceó: «Su especialidad es un acentuado movimiento del cuerpo que hasta ahora solo estaba identificado con el repertorio de las bombas rubias del burlesque. Eso nunca tuvo nada que ver con el mundo de la música popular, y sigue sin tenerlo.»
Aunque Gould quedó del lado equivocado de la historia, el presentador Milton Berle supo desde el momento que vio a Presley el impacto que tendría ponerlo en televisión. Alentó a Presley a no medirse en su performance, diciéndole «Hacé que te vean, hijo.» Tras el show, Berle aseguró haber recibido más de medio millón de cartas de madres enfurecidas que protestaban por su vulgaridad y amenazaban con boicotear el programa. El inmediatamente llamó al manager de Presley para contarle. «Llamé al Coronel Parker y todo lo que le dije era que tenía una estrella entre manos», recordó.
Las primeras presentaciones de Presley en la TV pueden haberle cambiado a la vida a quienes las vieron. «Elvis es la razón por la que soy gay», dijo el realizador John Waters, recordando cuando lo vio cantar “I Don’t Care If the Sun Don’t Shine”. «La primer avez que lo vi supe que había algo que estaba mal.. ¡o que algo estaba bien! Cuando lo vi en 1956 cantando ‘Nos vamos a besar, nos vamos a besar, nos vamos a besar otra vez…’ ¡Oh, mi Dios! Supe inmediatamente que eso era algo que realmente iba a causarme algunos problemas en la vida.»
La energía que Waters sintió sentado frente a la televisión se estaba esparciendo simultáneamente por todo el país. Tal como puso Lester Bangs en su obituario: «Elvis fue el hombre que trajo el abierto, evidente, vulgar frenesí sexual a las artes populares en Estados Unidos». Los legados culturales hoy no duran tanto. Cada escena del delirio por las bandas juveniles, de One Direction a BTS; cada pánico moral disparado por Cardi B y sus evoluciones en escena, o Lil Nas X bailando para el demonio, son un echo del momento en que Elvis Aaron Presley sacudió las caderas en la televisión nacional, y con eso se volvió inmortal.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Fuente: Página 12