“Los artistas más importantes de nuestra generación unimos todos nuestros egos”, recuerda Lionel Richie durante el documental La gran noche del pop, “y todo nuestro talento, para salvar vidas”. Casi nada, pero en el fondo tiene razón: la maratoniana sesión de grabación que él, Quincy Jones y Michael Jackson organizaron el 28 de enero de 1985 ha pasado a la historia de la música pop como una de las más colosales concentraciones de talento, fama y star power que el planeta ha contemplado nunca. El resultado, We Are the World, no solo se convirtió en uno de los sencillos más vendidos de todos los tiempos, sino que este inconfundible (y, maldita sea, pegadizo) himno benéfico dejó una huella cultural que ha llegado hasta nuestros días, especialmente en forma de parodia. ¿De qué otro modo podemos interpretar, casi cuatro décadas después, a un montón de celebridades que se reúnen frente a unos micrófonos para cantar a favor de una causa humanitaria? We Are the World hizo historia, pero hoy en día ya no somos capaces de tomárnosla en serio.
El concepto “supergrupo de caridad” se acuñó a principios de la década de los setenta, cuando George Harrison y Ravi Shankar montaron el Concierto para Bangladesh en el Madison Square Garden: Bob Dylan, Eric Clapton, Billie Preston y Ringo Starr, entre otros, recaudaron casi medio millón de dólares para los refugiados de Pakistán del Este, demostrando que este tipo de iniciativas podían funcionar. Así, cuando Bob Geldof, rockero irlandés y líder de los Boomtown Rats, participó en otro concierto benéfico que Amnistía Internacional celebró en Londres allá por 1981, su vida y su carrera cambiaron por completo. En palabras de Sting, uno de sus compañeros en aquel evento, Geldof “cogió la pelota y echó a correr con ella”, lo cual explica por qué un documental de la BBC sobre la hambruna en Etiopía lo inspiró para levantar Band Aid, un supergrupo de caridad que también funciona como quién-es-quién de la música comercial británica durante aquella época. El éxito de su single benéfico, Do They Know It’s Christmas?, durante las navidades de 1984 cruzó el Atlántico hasta inspirar al actor y activista Harry Belafonte, quien no pararía hasta poner en marcha la respuesta norteamericana a Band Aid. et
En La gran noche del pop, el director Bao Nguyen detalla los esfuerzos que Belafonte, Richie, Jones y Jackson hicieron en nombre de USA for Africa, plataforma creada ad hoc con la firme intención de asistir al pueblo en mitad de la crisis humanitaria. En principio, Jacko fue contactado únicamente en calidad de posible cantante, pero el documental de Nguyen explica hasta qué punto se implicó en la composición, organización y grabación de We Are the World, transformándose así en abanderado de una causa que logró reclutar a nombres como los de Dylan, Cyndi Lauper, Bruce Springsteen, Stevie Wonder, Tina Turner, Billy Joel, Diana Ross, Huey Lewis o Ray Charles, con Geldof como invitado de lujo en unos coros integrados también por Belafonte, Dan Aykroyd, John Oates, las Pointer Sisters y más miembros de la familia Jackson de los que puedas imaginar.
Tal como Richie explica en el documental, la selección del estudio donde esta suerte de Liga de la Justicia Ochentera grabarían durante toda una noche (situado, para sorpresa de nadie, en Beverly Hills) fue uno de los aspectos más difíciles de todo el proceso: si el lugar donde iban a estar todos esos famosos se filtraba a la prensa antes de tiempo, USA for Africa podría haber sido uno de los mayores fracasos de la industria musical. Por supuesto, lo que sucedió fue todo lo contrario: pese a que Prince canceló asistencia en el último momento –al parecer, él y Geldof no se podían ni ver–, el resto de reclutas contra el hambre hicieron caso al cartel que Quincy Jones puso en la puerta del estudio («Por favor, aparquen sus egos en la puerta») y se comportaron como lo que Lionel Richie les pidió que fueran: los héroes y heroínas que podrían contarle a sus nietos cómo hicieron su parte gracias al poder de la música. Con We Are the World y Do They Know It’s Christmas? como estandarte, Geldof procedió a diseñar Live Aid, dos conciertos simultáneos (en Londres y Filadelfia) que se celebraron el 13 de julio de 1985 con fines benéficos. Se dice que casi dos mil millones de espectadores los siguieron por radio o televisión, lo que equivale al 40% de la población mundial.
Desde entonces, We Are the World y su precedente británica han sido motivo de chanzas en series como Los Simpson, 30 Rock, South Park o Qué vida más triste, donde Borja Pérez simuló la participación de Bono, Brad Pitt o Angelina Jolie en la emotiva Nunca más, Baltanás. Jimmy Kimmel reunió a su propio supergrupo para lanzar I’m Fucking Ben Affleck como venganza a un sketch anterior con Matt Damon y Sarah Silverman, pero quizá la parodia más feroz y acertada fue la emitida por Spitting Image poco después del evento, donde un montón de caras conocidas cantaban I’m Scared of Bob, reconociendo así que solo habían querido participar porque el temperamental Geldof les había intimidado. Y, aunque no entre en el radar de La gran noche del pop, no podemos despedirnos sin recordar Que no se acabe el mundo, clímax del Telepasión de 1989, donde los principales rostros de la Televisión Española de entonces nos regalaron su particular versión de We Are the World. Dado que el mundo no se acabó a finales de los ochenta, podemos decir que la iniciativa surtió efecto.
Fuente: Revista GQ