Las veladas bailables parecen a esta altura un recuerdo de un pasado remoto, pero algún día volverán. Mientras esperamos, aquí va una buena selección con grandes éxitos de los años 80 para mover el cuerpo en casa. Temas que sonaron mucho y seguramente sonarán de nuevo en pistas de todo el mundo.
«Celebration» (Kool & the Gang, 1980)
A finales de la década del 70, el boom de la música disco ya estaba languideciendo, pero Kool & the Gang, que había nacido como un ensamble jazzero unos quince años antes, le insufló un último ademán de energía con este hit rompepistas y su complemento perfecto, «Get Down On It», publicado unos meses después. El brasileño Deodato, un especialista en el arte de la fusión en la música negra, fue el socio ideal para encontrar una fórmula que aprovechara la sabiduría funk del grupo para construir temas de alcance insospechado: al margen de su estatus de clásico para la discoteca, este tema también fue utilizado en la festiva recepción de los rehenes estadounidenses que regresaron a su país luego del suplicio que vivieron en la embajada americana en Teherán, en 1979.Ads by
«Funky Town» (Lipps Inc., 1980)
Caso patente de one hit wonder. El único éxito de este proyecto de Minneapolis encabezado por Steven Greenberg -quien compuso y produjo todo su breve repertorio- es un clásico absoluto de la música bailable que sonó en todo el planeta y apareció decenas de veces en el cine y la TV (La loca historia del mundo, de Mel Brooks; Shreck 2, Friends, South Park). La versión original dura casi ocho minutos, pero después del impacto comercial que consiguió cuando fue lanzada, Casblanca Records -un sello de Los Ángeles financiado por Warner que tuvo en su catálogo a Kiss, Donna Summer y Village People- decidió editar un vinilo con una versión que dura la mitad. Tanto Greenberg como Cynthia Johnson, la sugestiva voz de la canción, se esfumaron de la escena sin dejar más rastros.
«Super Freak» (Rick James, 1981)
Cuando Motown, un sello emblemático para la música negra, sufría una crisis que parecía terminal, apareció Rick James con un puñado de hits que lograron hacerlo levantar cabeza de nuevo. Y el más potente fue sin dudas «Super Freak», un tema que, según él mismo confesó, compuso y grabó cuando gastaba cerca de diez mil dolares semanales en cocaína y servicios sexuales. Personaje extravagante, este neoyorquino que vivió en Toronto y trabó amistad con músicos canadienses de la talla de Neil Young y Joni Mitchell, siempre dijo que Prince le había robado casi todo, una exageración a la que el genio de Minneapolis respondió vaciándole una copa de cognac en la cabeza una noche que se encontraron, casualmente, en una discoteca.
«Gloria» (Laura Branigan, 1982)
Laura Branigan se transformó en una artista de alcance internacional con este single tremendamente eficaz de su irregular álbum debut que reversiona un hit del pop italiano de fines de los 70 interpretado por Umberto Tozzi. Inicialmente, la radio estadounidense no fue receptiva con la canción por su estilo europeo, un poco alejado del gusto promedio de la audiencia americana. Pero la interpretación agresiva y dramática de Branigan -quien dos años más tarde metería otro bombazo con «Self Control»- logró cambiar las cosas y el tema se transformó en un corte muy poderoso que además le reportó una temprana nominación al Grammy. La producción excesivamente convencional de los discos de esta neoyorquina opacó su gran potencial como cantante.
«Situation» (Yazoo, 1982)
El dúo britanico Yazoo -la sumatoria de los magistrales sintetizadores de Vince Clarke (Depeche Mode) y la ductil voz de Alison Moyet- tuvo una carrera fugaz pero efectiva: conocido como Yaz en Estados Unidos, logró ser protagonista primero en los charts británicos y después, gracias a la alta rotación de sus videoclips en MTV, en los americanos. Luego de grabar Upstairs at Eric’s, un debut cargado de hits incendiarios («Only You», «Don’t Go»), publicado originalmente solo en vinilo de 7 y 12 pulgadas y recién editado en CD catorce años más tarde, en 1996, el proyecto implosionó justamente por la presión de ese éxito inesperado. El single «Situation» solo apareció en la edición americana y es un clásico indiscutido del synth-pop.
«Footlose» (Kenny Loggins, 1984)
Este músico vivió su momento de gloria en los años 80 gracias a su interpretación de un tema de Giorgio Moroder para la película Top Gun (la banda sonora más vendida de 1986 en Estados Unidos), y sobre todo a la pegajosa canción principal de Footlose, una película apoyada en la fiebre el recién nacido rock and roll en la década del 50 que se produjo con 7 millones de dólares y recaudó 80. Himno del dance pop más ligero, empujó el gran suceso de ese soundtrack -que vendió casi siete millones de copias- y se convirtió en un tema de alta rotación radial en todo el mundo. Su evidente magnetismo potencia la frenética escena de baile del film en la que se lucen Kevin Bacon y Lori Singer, quien se había hecho popular gracias a la serie televisiva Fama.
«Smalltown Boy» (Bronski Beat, 1984)
Este tema que sonó muchísimo a mediados de los 80 recobró hoy su vigencia gracias a los asuntos que aborda, claves para la cultura LGBT de esa época, que lo convirtió en himno, y más actuales que nunca en estos tiempos de expansión de la diversidad de género. La letra está enfocada en el rechazo familiar que sufre el jovencito de pueblo chico del título por ser homosexual y es también un pase de factura a los sectores más homofóbicos de la sociedad británica. Con su timbre agudísimo, Jimmy Sommerville transmite de manera inapelable sentimientos de soledad, el acoso e intimidación que son los que atraviesan la lírica de buena parte de las canciones de un disco que hasta tiene un título que sintoniza a la perfección con el presente: The Age of Consent.
«You Spin Me Round (Like a Record)» (Dead or Alive, 1985)
Un golazo del trío de productores Stock, Aitken & Waterman, artífices de muchos de los grandes éxitos del dance-pop de los 80. Dead or Alive se hizo famoso inicialmente gracias a las extravagancias de su andrógino cantante, Pete Burns, que también armó una conveniente polémica cuando acusó a Boy George de robarle la imagen. Pero la popularidad de esta singular banda de Liverpool que fue un emblema del Hi-NRG (una corriente de la música disco con un tempo más acelerado) explotó con esta canción súper pegadiza que aprovecha todos los trucos del synth-pop bailable con una astucia notable. Dead or Alive vivió hasta hace unos años (en el 2016 el proyecto se disolvió) del magnetismo inoxidable de este tema, que fue versionado por New Order, Britney Spears y Thalía.
«Never Gonna Give You Up» («Nunca te abandonaré», Astley, 1987)
Descubierto por Pete Waterman, DJ y productor de grandes éxitos que también fue jurado de programas muy exitosos de la TV británica como Pop Idol in the UK y Popstars: The Rivals, Rick Astley pasó de ser el cantante de FBI, una banda de soul casi desconocida, a transformarse en una estrella internacional gracias a este hit fenomenal cuyo video se volvió la base del fenómeno de Internet conocido como rickroll (una broma armada con un enlace-trampa disfrazado como algo de interés para que los usuarios hagan click y se encuentre con el clip de la canción). El team Stock, Aitken & Waterman, está dicho, sabía muy bien cómo construir éxitos en serie. Y la singular voz de Astley, combinada con su look ATP y prolijito, hicieron el resto.
«A Little Respect» (Erasure, 1988)
El mayor éxito de la carrera de este dúo británico es una muestra acabada del talento como vocalista de Andy Bell. Más allá de las virtudes técnicas, Bell canta con una emocionalidad muy contagiosa que se complementa con los climas épicos que, una vez más, son cortesía de Vince Clarke, el mismo mago de los sintetizadores de Depeche Mode y Yazoo. El gran secreto de Erasure fue poner el sonido prototípico de un género (el synth-pop) al servicio de canciones ideales en primera instancia para las pistas pero también muy adecuadas para rotar en la radio. El melodrama que suele atravesar la lírica del grupo combina bien con una música concebida para acompañar la catarsis, y en The Innocents, tercer disco Erasure y el que contiene este tema, ese maridaje es óptimo.
Fuente: Alejandro Lingenti, La Nación