Agotó en horas tres shows en el Estadio Monumental, con entradas que llegaban a costar más de 150.000, domina los rankings de Spotify hace años y las letras de sus canciones son algunas de las frases que más se repiten en redes sociales: ¿quién es Taylor Swift, la cantante que no para de romper récords en todo el mundo y que desató un histeria inédita en nuestro país? Aquí, algunas pistas para comprender un fenómeno que no para de crecer.
La historia artística de Taylor Alison Swift, nacida a fines de 1989 en Pennsylvania, comienza ligada al country, el género que la vio nacer pero que pronto demostró ser un corsé para sus intereses musicales y creativos. Nieta de una cantante de ópera, desde pequeña se mostró interesada por la música y a los 12 años comenzó a componer canciones con su guitarra.
Cuando la vocación de la adolescente fue clara, su familia se mudó a Tennessee, la capital mundial del country. Luego de recorrer distintos sellos con sus demos, un concierto en el icónico escenario del The Bluebird Café llamó la atención de Scott Borchetta, un productor que le financió su primer disco. Su olfato no falló: a pesar de no tener una gran estructura detrás, su canción Tim McGraw comenzó a sonar en las radios y su álbum debut vendió más de cinco millones de discos en los Estados Unidos.
A pesar de estar rápidamente consolidada en la escena de la música country, Swift decidió probar suerte con sonidos más cercanos al pop con Fearless, su disco de 2008 que le permitió llegar a una audiencia mayor y sonar en las radios de su país. Mientras para algunos críticos era solo una adolescente más queriendo ser una estrella musical, para millones de jóvenes era una nueva voz que, más allá de los géneros musicales, se sentían interpelados por sus letras.
Pero no todos supieron ver el fenómeno que iba generando esta rubia: en 2009 ganó el premio de MTV al mejor videoclip, venciendo nada menos que a Beyoncé. En la transmisión en vivo, cuando Swift fue a recibir el galardón, fue interrumpida por Kanye West, quien le robó el micrófono para decir que la cantante de “Single Ladies” debió haberse llevado el trofeo. El escándalo, que fue repetido como meme hasta el hartazgo en redes sociales, la puso en los titulares de todo el mundo y solo hizo que creciera su fama.
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— Taylor Swift (@taylorswift13) June 2, 2023
Allí comenzó una carrera maratónica que aún no ha frenado: con Fearless se volvió la artista más joven en ganar el premio Grammy a Álbum del año y su siguiente producción, Speak Now, debutó en el primer puesto del ranking Billboard con canciones del más puro pop pero que continuaron reflejando su propia vida, sus intereses y temores, afianzando aún más el vínculo con su audiencia joven. Las consecuencias del enfrentamiento con West y con su por entonces esposa, Kim Kardashian, continuarían a lo largo de los siguientes años y serían el tema de su disco reputation.
En muchos sentidos, Swift creció en el ojo público a la vez que sus oyentes lo hacían en sus casas, escuchándola. Es tentador vincular sus distintas canciones con momentos de su vida o con relaciones amorosas que tuvo pero lo cierto es que lo suyo no es estrictamente un reality show sino una suerte de diario íntimo a cielo abierto que conecta de manera empática con sus seguidores, que suelen identificarse como swifties.
En tiempo de cultura de la influencia, es imposible explicar el fenómeno que genera la cantante sin hacer referencia a lo que sucede en redes sociales. El fandom swiftie es un verdadero ejército online que no solo es experto en la exégesis de sus letras, sino que también crea de manera constante contenido alrededor de su obra. Ella retribuye el cariño de esa comunidad dejando todo el tiempo pistas y claves que anticipan lo que vendrá.
Los easter eggs -tal como se lo conoce en inglés- son comunes en sus videoclips, el arte de sus discos y hasta en las fotos de Instagram que publica. Hay todo un lenguaje secreto que solo swifties manejan y que es una suerte de código internacional, aunque se encarna con algunas características propias en cada país. Por estos días, por ejemplo, es común leer en redes expresiones como “hermanas” o “cornudas”, que son la manera coloquial y cariñosa con la que algunas swifties se refieren a sí mismas.
Las swifties también están atentas a los problemas que atraviesa su ídola quien, a pesar de ser una de las artistas más importantes del momento, no está exenta de sufrir las injusticias de una industria musical que en ocasiones parece detenida en el tiempo. Mientras que en 2014 se enfrentó a Spotify y Apple Music por las regalías que los servicios de streaming le pagaban a los artistas, en 2019 anunció con amargura que el catálogo de sus primeros seis discos había sido vendido a Scooter Braun, manager de Justin Bieber.
“Scooter me ha despojado del trabajo de mi vida, que no tuve la oportunidad de comprar. Esencialmente, mi legado musical está a punto de caer en manos de alguien que intentó desmantelarlo”, escribió en sus redes sociales. Y como cualquier reproducción de su obra llenaría los bolsillos de Braun, las swifties orquestaron un inédito sabotaje a las canciones de su ídola.
Desde entonces Swift comenzó a regrabar sus primeros seis discos, una tarea titánica y en la que pocos confiaban pero que demostró ser una de las jugadas más interesantes de la industria musical del siglo XXI. A las canciones regrabadas les agregó en el título la aclaración (Taylor’s Version) para diferenciarlas de las versiones originales que ya no eran suyas: volvieron a ser grandes hits. De hecho, es común que muchos fanáticos usen (Taylor’s version) en sus usuarios de redes sociales.
En paralelo a esta tarea de regrabación, la artista siguió sacando nuevas canciones. Así como en algún momento dejó el country por el pop, en los últimos años gravitó hacia sonidos acústicos y más simples. En julio de 2020 editó Folklore, grabado durante los meses de aislamiento por la pandemia, y ese mismo año, en diciembre, sorprendió con un disco sorpresa, Evermore. Ambos se volvieron éxitos de manera instantánea.
Su última placa es Midnights, editada hace algunos meses, que tiene distintas versiones con temas alternativos y bonus track. No solo se convirtió en el disco que más reproducciones tuvo en Spotify en sus primeras 24 horas sino que incluso generó problemas técnicos en la plataforma, que tuvo caídas en su servicio por la demanda. y que la convirtió en la primera artista en tener diez canciones entre los diez temas más populares del ranking Billboard Hot 100.
El tour con el que llega a la Argentina en noviembre se llama The Eras y es un resumen de su obra hasta ahora. La gira comenzó en marzo en Arizona y tiene anunciadas fechas al menos hasta noviembre, cuando luego de tocar en River llegue a San Pablo. Son conciertos que duran más de tres horas y que generan en todo el mundo el mismo frenesí que se vive hoy en la Argentina.
Sin apelar a los ritmos de moda y sin miedo a enfrentarse a quien sea para mantenerse fiel a sí misma, Swift encarna un tipo de artista que siempre existió pero que pocas veces en la historia pudo estar en la cima de la industria del entretenimiento: alguien genuino, consciente de sí misma y capaz de conectar emocionalmente con una audiencia que ve en ella, a pesar de las diferencias, muchos aspectos en común.
Fuente: Tomás Balmaceda, La Nación.