La Dama del Poncho Rojo nació un 17 de abril de 1919 en San Joaquín de Flores, Heredia, Costa Rica. Su infancia estuvo marcada por la enfermedad, el divorcio y abandono de sus padres, quienes la dejaron al cuidado de unos tíos. A sus 17 años emprendió el viaje a México, país que adoptó como su patria.
Después de poco más de una década en que desempeñó diversos oficios, a los treinta años incursionó en la música ranchera. Empezó a hacerse conocida en algunos círculos artísticos, en parte gracias a sus actuaciones en Acapulco, Gro., meca del turismo internacional. En especial en la sala Champagne Room del restaurante La Perla. Actuó en la fiesta nupcial de Elizabeth Taylor y Mike Todd, a la que acudieron famosos como Cantinflas, Debbie Reynolds y su entonces marido Eddie Fisher.
En aquella época, Chavela conoció a Ava Gardner, Rock Hudson y Grace Kelly. Trabó una estrecha amistad con los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo, que la alojaron en su casa. En su larga vida también formó lazos con Picasso, Pablo Neruda, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, Juan Rulfo, López Michelsen, Agustín Lara, Alfonso Camín, Nicolás Guillén, Juan Carlos del Valle y Gabriel García Márquez, con quien cenaba una vez al año en cualquier lugar del mundo donde se encontraran.
En el mundo de la música fue muy cercana a José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Tomás Méndez, Álvaro Carrillo, Cuco Sánchez, Facundo Cabral, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel, Juan Gabriel, Sara Baras, Buika, Eugenia León, Martirio, María Dolores Pradera y Lila Downs, entre otros.
Su primer álbum fue publicado en 1961, Noche de bohemia, bajo la dirección de José Alfredo Jiménez. A este trabajo seguiría una larga lista de discos, hasta completar los más de ochenta que grabó en su fecunda carrera musical.
Rebelde y bohemia, con su voz áspera dramatizó las rancheras, género tradicionalmente cantado por hombres. Nadie como ella supo imprimir tan lacerante pasión a las letras de rancheras y boleros, potenciando con el desgarro de su voz la expresión del despecho, los celos o la angustia. Su interpretación de Macorina, una canción de rebeldía del siglo XVII, le permitía jugar a seducir a las mujeres de la audiencia con atuendo masculino, fumando cigarros y bebiendo tequila. Precisamente con este tema, de cuyos arreglos se ocupó la misma cantante, alcanzó sus primeros éxitos a finales de la década de 1950 en Cuba, donde había comenzado su trayectoria profesional.
Sin embargo, los graves problemas producidos por el alcohol en su vida personal la llevaron a retirarse de una carrera artística de gran éxito a finales de los años setenta, y durante años se sumergió en el anonimato. Gracias al impulso de las artistas Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez, empezó a superar sus problemas con el alcoholismo y regresó a la escena pública a principios de los años noventa, a través de presentaciones en el mítico teatro-bar “El Hábito”, de Coyoacán, de propiedad de sus dos amigas. En este lugar, se produjo su encuentro con el editor español Manuel Arroyo Stephens, quien junto a Pedro Almodóvar, impulsaron su regreso a España. No volvió a beber en sus últimos veinte años, y se mantuvo fuerte hasta el final. Hacía ejercicio con regularidad, y cumplidos 80 años se lanzó en paracaídas.
La cantante debió buena parte de la fama de su segundo periodo de actividad artística a su aparición en varias películas de éxito, bien mediante canciones incluidas en ellas, o como actriz. Werner Herzog la incluyó, interpretando a una nativa, en su película Grito de Piedra (1991). El director español Pedro Almodóvar incluyó canciones interpretadas por ella en varios de sus filmes, como Tacones lejanos (1991); alcanzó un importante éxito con la canción de Agustín Lara “Piensa en Mí” en la voz de Luz Casal. Chavela apareció después en la película de Julie Taymor, Frida (2002), cantando una versión del popular son istmeño “La Llorona” y de la canción ranchera de Tomás Méndez “Paloma Negra”. También apareció en Babel (2006), la multipremiada película de Alejandro González Iñárritu, cantando “Tú Me Acostumbraste”, bolero de Frank Domínguez.
Fue muy sonada la aparición de Chavela en la Sala Caracol de Madrid, en 1993, donde logró recobrar su fama y la atención, tanto de su público seguidor como de nuevas generaciones de admiradores y de los medios de comunicación, en particular en España. En una ocasión, Rocío Jurado la vio cantar y le gritó: «¡Viva tú!». Gracias a sus actuaciones en España recobró estimación y pudo hacer giras por varios países. Joaquín Sabina y Álvaro Urquijo, en su disco Los Secretos, compusieron en su honor, en 1994, una de sus canciones más conocidas: “Por el bulevar de los sueños rotos”.
En 2001 publicó su libro “Y si quieren saber de mi pasado…” que recopilaba relatos autobiográficos de la cantante desde un aspecto más íntimo, y que se convirtió en éxito de ventas.
En 2004, a la edad de 85 años, presentó el disco En Carnegie Hall, luego de haberlo grabado durante una única actuación en el famoso escenario neoyorquino.
En varias entrevistas declaró que le gustaría morir un domingo y que su funeral fuera un lunes o un martes “para no echarle a perder el fin de semana a nadie”.
En abril de 2012, con 93 años de edad, lanzó su disco-libro Luna Grande, donde revivió poemas del escritor español Federico García Lorca y repasó algunos de sus éxitos. El disco fue presentado el 15 de abril de 2012 en el Palacio de Bellas Artes, el cual era considerado por la artista el escenario más importante del mundo. En aquella ocasión estuvo acompañada por la mexicana Eugenia León y la española Martirio, además de Laura García Lorca, sobrina del poeta. Esta sería la última actuación ofrecida por la cantante en México, del que se despidió con una peculiar versión de “La Llorona” diciendo: “Y así termina una historia que comenzó de la nada. Dame la mano, llorona, que vengo muy lastimada. Señora, dame la mano, que vengo mucho muy cansada…”.
En julio de 2012 viajó a España para presentar su último disco en un recital en Madrid. Fue su última aparición pública y su última actuación. Dos días después, el 12 de julio, fue hospitalizada en dicha ciudad por un cuadro de fatiga y taquicardia. Se recuperó y emprendió viaje de regreso a México, sabiendo que le quedaba poco tiempo.
El 30 de julio de 2012 fue internada en el hospital, con problemas crónicos en corazón, pulmones y riñones, esto tras el viaje a España. No quiso ser intubada, ya que quería tener una muerte natural. Se le preguntó si se arrepentía de haber hecho ese viaje, a lo que respondió: «Yo sabía perfectamente bien cuáles eran los costos, y claro que valió la pena. Le dije adiós a Federico, les dije adiós a mis amigos y le dije adiós a España. Y ahora vengo a morir a mi país».
El domingo 5 de agosto de 2012 se dio a conocer su fallecimiento a través de su twitter oficial con la siguiente frase: «Silencio, silencio: las amarguras volverán a ser amargas… se ha ido la gran dama Chavela Vargas».