Un sonido totalmente limpio y puro. Roberto Pettinato le dijo que no quería canciones como No voy en tren, voy en avión, y Charly le respondió que a él tampoco le gustaba ese hit. Debían ser temas de duraciones largas que permitieran que Pettinato pudiera meter su saxofón.
Charly y Mecha, su mujer y curadora del proyecto, le entregaron a Pettinato buena parte del material encapsulado en iPad’s de Pandora que Charly iba rompiendo con el uso, y el exSumo debía ocuparse de arreglar. Ahí se encontraron las amígdalas harapientas del más melancólico de todos los García que conocemos.
El álbum empezó siendo un homenaje, pero se volvió incontenible hasta para el propio Charly. En Pettinato plays García, el prócer canta tres temas con una voz orgánica hecha de gárgaras de fibra de vidrio. Crudo, nada que ver con el timbre metálico de Random (2017), el asombroso regreso del mejor Charly posible. Acá es otra cosa, es un tipo diciendo: “Soy esto, esto es lo que hay”. En barbijo y en pelotas. O como nos cantaba en Hipercandombe: “Y si te asusta este canto final, o no le encuentras sentido, podés cambiar el dial”.
Charly está presente en todo el álbum. Canta en tres temas y toca en siete de los 11 tracks. Se grabó todo en una sola jornada maratónica que pagó el propio Pettinato. De 10 AM hasta la medianoche. En algún momento apareció García y descompuso la grabación que estaba en marcha para meterse más, más y más.
La idea que lo entusiasmaba era desenterrar canciones con melodías impresionantes a las que nadie le había dado bola. Participaron Andrés Marino, pianista y compositor, Omar Menéndez, en batería, Hernán Cassibba en bajo y Roberto en saxofón. Por lo demás, en piano, órgano, mellotrón, voces, coros, guitarras y ¡vibráfono!, Charly.
Un cuarteto de jazz tradicional más la extraordinaria voz del ícono como a punto de retirarse a una caverna glacial.
Meses de conversaciones entre Mecha, Charly y Pettinato. La grabación está cumpliendo justo un año.
Roberto Pettinato se propuso grabar un disco que homenajeara a Charly García, pero los planes cambiaron sobre la marcha, y el propio Charly se sumó al proyecto como uno más. (Foto: Gentileza R.P.)
-¿Siempre te gustó García como para hacerle un homenaje?
-Charly tiene muchos efectos en la voz. Es maravillosa para hacerla sonar como la del Polaco Goyeneche. Siempre creí que su música estaba guardada dentro de otra cosa diferente y a veces tapada, quizás, por los teclados. Me decía: ‘¿Qué pasa si la limpio y hago que suene absolutamente pelada?’ Con el cuarteto de jazz formado y activo, un día escuché un disco de Bob Dylan que Charly escuchaba. El disco era totalmente fuera de la armónica o la guitarra. Era Dylan, que había sido acusado de no tener voz, quien decide cantar temas clásicos de jazz como Stormy Weather y otros, con orquesta. Al oírlo sentí que realmente era Charly. Muchas veces, uno escucha una música y piensa en otra cosa. Escucha e imagina. Escucha y puede surgir algo nuevo, serio o gracioso. Algo así nos pasaba de chicos cuando alguien ponía los Bee Gees y pensábamos en ovejas…
Pensó en García.
«Con Charly y Mecha, su mujer y compañera de toda la vida, incluso mi hija Tamara presente, ya habíamos pasado varios cumpleaños y fiestas de Fin de Año en donde se tocaba, se hablaba y a veces el día te sorprendía con un proyecto que en segundos todos olvidábamos. Empecé a llevar el saxofón a su casa y tocamos muchas veces varios temas. Algo de eso iba a quedar. En un momento tocó Happy and Real (NdR: incluida en Tango 4, Influencia y Kill Gil), y me pareció tan genial y única que le dije: ‘¡Estos temas de Broadway son increíbles!’».
-Naah, es mío… -devolvió Charly.
-¡¿Queeé?!
-Es un tema que alguien calificó como “la mejor balada que escuche en los últimos 20 años» -agregó García.
Charly García, en plena grabación, al estilo de los viejos discos de jazz: todo en una toma y en un solo día. (Foto: Gentileza R.P.)
Pettinato: “De pronto, en un corto encuentro que tales fueron las palabras de… ¡Tony Bennett! (…) Empezamos a trabajar sin darnos cuenta en lo que, como bien dice Mecha, es el único disco de Charly de jazz. Yo había decidido que mi idea era lo suficientemente sólida como para ser aceptada o rechazada por igual. El proyecto consistía en hacer los temas menos conocidos de Charly, pero con un tratamiento de melodía de compositor que toca un mandala, mostrando el ser brillante que es, tan pero tan lejos de todos los demás».
Charly pondría condiciones. Necesitaba saber cuáles serían esas canciones.
-En la voz del tema de difusión se lo escucha virgen, despojado, demasiado lejos del maquillaje tecnológico de Random.
-Sí, pero no es la voz de un tipo hecho. ¡Es Goyeneche!
“El proyecto consistía en hacer los temas menos conocidos de Charly, pero con un tratamiento de melodía de compositor que toca un mandala, mostrando el ser brillante que es, tan pero tan lejos de todos los demás”.
Pettinato llora. Ocurre. Llora de emoción. ¿Alguien vio a Pettinato adulto emocionarse?
“Es el disco más melancólico de Charly. Lo que te pido, le dije yo, son los temas que merecen ser revisados y vueltos a vestir. Esa misma magia escondida tendría que estar presente en todo el material».
La idea: crear una obra de 50 minutos. Charly fue el “supervisor” y Mecha, su mujer, “la curadora del proyecto”. Hubo cientos de llamados y explicaciones por celular:
-Necesito temas con cierta lírica –explicaba Pettinato.
-¿Lírica cómo qué? –Mecha.
El laboratorio. Charly García, Roberto Pettinato y compañía, monitoreando el resultado del encuentro musical. (Foto: Gentileza R.P.)
-Temas con melodías largas, melodías que el saxofón pueda adoptar sin quedar envuelto en música para supermercado. Evitemos los No voy en tren voy en avión.
-No te preocupes, Charly me dice que a él tampoco le gusto nunca esa canción (Mecha).
Ahí es que García, “con sus antenas que todo lo ven y todo lo pescan”, comenzó a recorrer su repertorio. Surgen 20 trajes verdes (Seru Giran), Total Interferencia (Piano Bar), Transatlántico art decó (Pubis angelical). Y Say No More.
Entre un cuarteto al borde del estilo Coltraniano, “pero suave y elástico”, surgió la versión que Charly en un comienzo apenas reconoció de Say No More.
«¡Quedó otro tema!”, dijo lanzando una carcajada.
De cantar en tres temas a sumar teclados, guitarra y hasta vibráfono: el rol de Charly en «Pettinato plays García». (Foto: Gentileza R.P.)
Otros temas incluidos son Tango en Segunda y Vos también estabas verde. Esas eran algunas de las elegidas, hasta que llegó el momento fantástico:
«Mecha me llama y me dice: ‘Charly suele jugar con las iPads pero se le rompen. Tengo 12 rotas para ser reparadas algún día’. Yo le pregunto: ‘¿Pero hay música adentro?’ ‘¡Por supuesto!’, me responde… Miles de temas que le fueron saliendo y los grababa ahí’».
Las grabaciones desencontradas sólo podrían escucharse si alguien arreglaba los aparatos. Uno tenía rota la pantalla, otro estaba pintado como ya imaginamos, otro estaba deformado…
Pettinato se ocupó. “Apenas audible encontré algo que me llamó la atención. Era una cosa hecha en un órgano como los de las catedrales, con esa misma cadencia que ameritan los coros de niños de Viena. Le pedí a mi pianista Andy Marino que por favor lo pasara a papel y que sacara las notas porque yo no lo entendía”.
Charly solía monitorear lo que se tocaba. Los ensayos ocurrían en casa de Pettinato, pero él no iba. “Yo todo se lo pasaba a Mecha, y Mecha a él. El material iba y venía por iPhone para que él viera cómo iba quedando”.
-Soy yo, Petti. El tema del órgano está buenísimo.
-¿De quién es? –pregunta García.
-¡¡Tuyo!!
-Ahhhh (Charly riéndose), entonces está muchísimo mejor.
Charly García, especialista en romper iPads, compuso un tema después de la única vez que visitó una iglesia. (Foto: Gentileza R.P.)
El boceto estaba en un Ipad vencido. Mecha cuenta que es un tema que hizo la única vez que García visitó una iglesia. “No me acuerdo donde, pero sé que fuimos. Entró y salió. A la noche compuso eso».
-¿Qué nombre le ponemos? –soltó Roberto.
-No sé, fijate vos –dijo García. No está ni registrado.
-Bueno pongámosle Ipad Chuch Number 9, en recuerdo de los Cloud 9, de George Harrison, y Revolution 9, de Los Beatles.
De pronto en otro Ipad Pettinato descubre Película sordomuda (Influencia, 2002), tocada por Charly al piano en su versión original.
“Era como un tema de Jerry Roll Morton o algo así. Le digo al pianista: veamos qué contiene si lo tocamos despacio, que cada nota suene y tenga su valor… Bué, ni hablar: nos encontramos con una balada tremenda”.
Con dos meses de ensayar casi a diario y vueltas y vueltas y vueltas y aún más, el repertorio estaba casi terminado. Serían 11 temas y lo que pudiera suceder en el estudio, si es que Charly se dignaba a ir. Estaba invitado, claro, pero la idea original era que simplemente tocara y cantara Happy and Real. Eso era todo.
El álbum se grabaría como los discos de jazz, es decir, en un día, en una jornada de aproximadamente 12 horas. La obra de 50 minutos 4 segundos estaba en camino. Para lograr esto, los temas irían unidos con sonidos y trabajos de collage sonoros.
Pettinato: “Es algo que hice en honor a Charly a propósito porque sé que desde los tiempos de Say No More, siempre le gustó”.
Entraron al estudio un día de mayo de 2019. Petti lo cuenta todo con detalles de orfebre.
“Comenzamos a grabar los temas sin ningún tipo de descanso ni nada. El entusiasmo lo podía todo. La pregunta era siempre la misma de parte de los músicos: ‘¿Viene Charly?’ Yo no sabía qué responder. Llamaba a Mecha y me decía: ‘Ya está vestido’”.
Outfit rockero con campera negra para un Charly García entusiasmado que logró emocionar hasta las lágrimas a Roberto Pettinato. (Foto: Gentileza R.P.)
Mecha, por el tema delicado de la cadera de Charly, pregunta si hay escaleras en el estudio. “No sé por qué en ese momento le dije: ‘No pasa nada, no hay’. Después de horas grabando me había olvidado que eran dos pisos por escalera. Cuando me doy cuenta del pequeño detalle, llamé para avisar, imaginando lo peor”.
Al rato le devuelven el mensaje: «Estamos en un taxi».
Lentamente, “con su outfit rockero con campera negra”, peldaño a peldaño, bajaba Charly García con una sonrisa grande como un parque, buscando el piano al que después calificó así: «Me encantan estos que se compran acá en Juan B. Justo».
“Comenzaron las sesiones de nuevo porque quería tocar y después agregar aún más cosas –explica Pettinato-: sonidos, guitarras, mellotrón. Y lo quería hacer incluso en los temas que ya estaban hechos. Ya era mucho más que una colaboración, y muchísimo más aún que una participación en un solo tema. El proyecto le había encantado y estaba feliz pidiendo una guitarra para usarla como efecto. En un momento, no lo olvidaré nunca, al escuchar iPad Church Número 9, me dice al oído: ‘Este tema está bueno’”.
Días después se juntaron todos y más adelante Mecha le fue enviando pequeños videos de Charly escuchando los temas y diciendo: «¡¡¡Este disco es internacional!!!!!». O, «muyyy finoooo. Es una película».
La mujer de Charly se comunicó con Pettinato durante la presente pandemia, “hoy, hace horas nomás”, para darle un mensaje claro. “Hay que sacarlo ahora. Es como una alegría para la gente». Y chau.
Es por eso que se está preparando su salida en las redes y plataformas. “Y cuando la naturaleza lo decida, podremos editarlo en disco físico”, adelantaron los interesados.
¡Queremos tanto a Charly García! Petti y su equipo, Mr. Say No More y el abrazo de la misión cumplida. (Foto: Gentileza R.P.)
“El asunto de la voz fue un tema aparte. Yo le dije: ‘Te pondré un micrófono en la garganta. No cantarás con ningún esfuerzo. Tu garganta será como un codo sobre el piano de un hotel 5 estrellas, vos en el lobby tocando para los presentes´. Todo lo que se escucha fue grabado en una sola toma y en una sola versión”, cuenta Pettinato.
“García logró que el disco se convirtiera en una obra. Su voz, sus tempos, su forma de equilibrar y sostener en dinámicas todas las canciones, convirtieron este disco en un ladrillo difícil de romper. Tal vez no sea un álbum cómodo, pero así son aquellos que llevaron el rock siempre un inesperado paso más allá. Un paso que tanto lo hizo reír cuando le dije: ‘¡Qué disco, diossss…! Cuando lo escuches te vas pedir un autógrafo a vos mismo!«.
Fuente: Clarín