Una carrera en las grandes ligas demanda talento, profesionalismo, perseverancia, confianza en uno mismo y sentido de la oportunidad. Ya sea para anotar un gol, para aprovechar la curva de sobrepaso en la pista de F1 o para triunfar en el mundo de la música. Salir de esas escenas de alta exposición por mucho tiempo puede ser, para algunos, una pésima decisión, y para otros el mejor tiempo para preparar un regreso triunfal. Y este último fue el caso de Adele. Se tomó un largo descanso en el momento que más lo necesitó. Se refugió en la intimidad de su vida privada cuando era famosa y millonaria, con apenas tres discos de estudio editados. Eligió el momento justo, luego de ganar cinco premios Grammy por su disco 25 (en las cinco categorías en las que fue ternada). Se reinventó físicamente y reapareció cuatro años después, con un disco llamado 30, que comenzó a grabar a los 30 (Adela ahora tiene 33), que habla de divorcios, que resultó elogiado por los fans y las críticas. Y cuando anunció los primeros conciertos en vivo, recién para mediados de 2022, las entradas volaron en minutos.
Luego de los anticipos que realizó del álbum, luego del lanzamiento de 30, y luego de las repercusiones que tuvo, puertas adentro de su compañía discográfica se elaboró un cuestionario sobre su álbum, que ella respondió con lujo de detalles. “A veces la soledad es nuestro único descanso”, dice en una de sus canciones y Adele toma esa frase para resumir todo ese tiempo que no estuvo tan cerca de los fans. Desde la ausencia a la reaparición (triunfal).
El puntapié inicial del disco fue el registro del tema “Easy On Me”, en febrero de 2019. La última fue “Hold On”. “Es alucinante el camino que va desde la letra de “Easy On Me” hasta el punto de llegada en “Hold On” -explica Adele-. Me sentí fuerte en mi propio caos. Apenas terminé de escribir “Hold On” empezó la cuarentena. Durante toda esa época no iba al estudio. Quería grabar los arreglos y los coros, pero no pude. Así que cuando escuché de nuevo el disco me di cuenta que tenía mucho tiempo y que tenía que armar una lista de canciones. Es increíble la diferencia entre la primera y la última canción, están a años luz de distancia en cuanto al sentimiento”.
Claro, porque el final de “Hold On” tiene un aire de esperanza. Como una especie de catarsis que Adele necesitaba y que, tal vez, la mejor manera de expresarla era en canciones. “En esa canción me hablo a mí misma. Mucha gente piensa que les estoy cantando a ellos, pero me estoy hablando a mí misma, ‘El amor pronto llegará’ y cosas así. Y en ‘Easy On Me’ obviamente le hablo a otras personas. Ahí queda claro el cambio: al final del disco me hablo a mí misma y no necesito la aprobación ni nada de la gente para seguir adelante. Estoy muy orgullosa de mí misma, y mientras componía el álbum no me había dado cuenta de ese giro.
Un año había pasado entre la primera y la última, entre un febrero y el siguiente. En “Hold On”, por ejemplo, canta: “Voy tropezando en la oscuridad, buscando una mano”, “Lucho contra mí misma sin chances de ganar”, o “En este momento detesto ser yo misma”.
-¿Qué sentías para escribir eso?
-Creo que nunca antes podría haber escrito letras como “Hold On”. En el momento en que la escribí, como es la última que escribí para el disco, estaba agotada de buscar respuestas a todo fuera de mí misma. Y con el paso de los años he logrado mantener conversaciones más interesantes con mi madre o con otras personas mayores de mi familia y mis amigos. A lo largo de los años me fui cruzando con diferentes tipos de personas, y una tiene conversaciones como: “El otro día hice esto”, y después te preguntan: “¿Y por qué lo hiciste?”, y de ahí arrancan conversaciones más profundas. Pero siempre estaba esperando que la gente me diera las respuestas que en realidad yo misma tenía que darme. Así que me dije que tenía que hacer algo, porque si no, siempre iba a estar dando vueltas alrededor del mismo maldito problema. Entonces escribí esas letras hace un par de años, y de no haberlo hecho, no habría pasado nunca al próximo nivel. También aprendí a perdonarme muchas cosas, aunque no diría que son cosas de las que me arrepiento, porque no tengo mucho de qué lamentarme, y creo que todo sucede por alguna razón. Pero quería reconocer que a veces hago todo mal. Hice todo lo posible por desaprender muchos mandatos que venían conmigo desde el nacimiento, cosas que en muchos casos nos legan nuestros padres, aunque sea de manera involuntaria. Creo que se puede nacer con mucha tristeza y con hábitos muy nocivos, creo que está en el ADN. Y quería reconocerlo ante mí misma y ante toda mi familia, mis amigos, y mi hijo. En esa canción, la energía de mi voz es totalmente auténtica. Se nota que estoy claramente avergonzada, pero también tratando de salir a flote. En el último estribillo, me pongo a llorar y también hay muchas risas. Creo que esa canción puede ayudar a muchas personas. Porque me ayudó, incluso después, cuando la escuché y me decía que tenía que seguir adelante, que al final iba a valer la pena. Y hay que tener confianza en ese proceso. Mi frase preferida de “Hold On” es: “A veces la soledad es nuestro único descanso”. Es como entregarse a ella, dejar de evitarla. Al comienzo de esa época de mi vida, cada vez que me sentía sola llamaba a alguien y le preguntaba si quería hacer algo. Evitaba constantemente la soledad. Así que todo era cada vez peor, y una termina hiriendo a personas que a una nunca la hirieron. No te voy a mentir, me encanta esa canción. ¡Y la vuelvo a escuchar cada vez que siento que necesito una buena patada en el culo [risas]!
-Este disco tiene un poco más de reflexión personal, como si estuvieras rindiendo cuentas ante vos misma, y no ante los demás. ¿Sentís que es así?
-Sí, totalmente. El disco es una especie de autodestrucción, de autorreflexión y de autorredención. Creo que tiene que ver con tener que hacerme cargo de enfrentar y resolver muchas cosas de mi vida. Y no voy a andar culpando al padre de mi hijo, por ejemplo. Yo misma tenía que hacerme cargo del problema. Hubo un momento en que no quería que nadie escuchara el disco. Pero para mí fue muy positivo hacer música durante esa época, porque si no, no sé adónde habría terminado. Estoy segura de que habría agarrado para cualquier lado… Soy complicada, trabajo mucho y sé que soy una montaña rusa emocional. Por lo menos ahora soy consciente, pero antes, la verdad que no. No quería cambiar todo en mi vida, pero para mejorar tenía que mover algunas piezas en el tablero. Creo que eso me ayudó a convertirme en una mejor persona.
–Dijiste que en un momento pensaste que a la gente no le iba a gustar el disco. ¿Hubo algún momento en que hiciste un clic y te dieron ganas de compartir lo que habías hecho?
-Cuando la mayor parte del trabajo estaba terminada, no quise cantárselo a la gente, porque cuando terminé de escribir la última canción justo entramos en cuarentena. Pero cuando empezamos a salir del confinamiento me dieron ganas de tocar mi música. Recuerdo que mi amigo Josh lloró cuando escuchó “My Little Love”. Yo no me lo esperaba para nada, pero recuerdo que me dijo: “Nunca pensé en mi madre de esa manera. Jamás se me ocurrió pensar en todo lo que habrá tenido que vivir”. Cuando somos chicos, no somos egoístas, pero tampoco puede decirse que somos abnegados. Y me di cuenta de que mi mamá es algo más que eso, que no es solo mi mamá y que nunca voy a saber todo sobre ella. No sé si Josh se sintió más cerca de su madre o incluso mal, pero al ver su reacción y verlo humanizar a su mamá, me di cuenta de que tenía que grabarla sí o sí. Creo que tenemos que darnos el permiso de parar un minuto y pensar sobre algo del pasado. No tenemos que estar todo el tiempo pensando en el futuro. Y después, con la pandemia, fue otro momento en que me negaba a sacar el disco. Hay mucho estrés y mucho dolor dando vueltas, a pesar de la reapertura y de la vuelta a la “normalidad”. Pero perdió mucha gente: algunos perdieron a seres queridos, otros perdieron su negocio, otros se perdieron a sí mismos. No quería que mi disco estuviera asociado al Covid. No quería tener que ver al público con barbijo, que tuvieran miedo de venir a mis conciertos. Y hay gente que ni siquiera puede ir a comprar mi disco porque su salud corre riesgo. No quería que nadie se sintiera excluido. Así que casi me tiro atrás de nuevo. Pero creo que con el disco yo también estaba atravesando algo en particular. Sentí que el disco podía ser una especie de contención para alguien. No sabía si había necesidad de que alguien conociera mi propia historia, mi historia familiar y cosas por el estilo. Pero al final, Josh me convenció.
Fuente: La Nación