La mujer cierra los ojos y entrelaza las manos que apoya sobre sus piernas. Viste una blusa blanca y una chalina roja que le cuelga del cuello. No está dormida, es concentración, porque mientras suenan los violines su cabeza parece asentir al ritmo de la música clásica. Frente a ella, aunque ahora no quiera verlo, está el maestro Daniel Barenboim, quien este jueves regaló un concierto gratuito en Tecnópolis al que participaron casi 9.000 personas.
Fue una hora y veinte en la que la West-Eastern Divan Orchestra, que reúne músicos jóvenes israelíes, palestinos y de otros países de Medio Oriente, con el objetivo de enviar un mensaje de unidad entre estos pueblos, no paró de tocar casi ni un segundo. Un programa dedicado exclusivamente a la obra de Beethoven, de cuyo nacimiento se cumplirán 250 años en 2020. Incluyó la Obertura Egmont OP. 84, el concierto para violín y orquesta en Re Mayor OP. 61 y a Sinfonía Número 7 en La Mayor OP. 92. Barenboim solo dijo tres cosas antes de comenzar. Barenboim solo dijo tres cosas antes de comenzar con el espectáculo: “No saquen fotos, apaguen el celular y disfruten”. El resto fue maravilla.
Soplaba fuerte el viento en Villa Martelli, donde está ubicado el predio de Tecnópolis. Por eso, “armados” de bufanda, guantes y hasta el equipo de mate Diego y Lucía llegaron una hora y media antes para asegurarse alguna de las entradas gratuitas que se repartieron en la puerta del lugar. La otra opción era retirarlas por el Centro Cultural Kirchner (CCK). “Nos parece una gran idea que se realicen este tipo propuestas culturales gratuitas. Es una forma de que todos puedan acceder a este tipo de música que en general puede ser más costosa”, expresó Diego.
Barenboim. Maravilló en Tecnópolis. / Martín Bonetto
La espera tuvo su retribución. A las 19.20 los músicos y el director ingresaron al escenario montado en el microestadio principal para dar inicio al concierto. El público los aplaudió de pie. Mientras que el aroma de perfumes de los hombres de saco se mezclaban con el de las hamburguesas que se preparaban afuera.
Las vacaciones de invierno fueron la excusa perfecta para acercar a los chicos al mundo de la música clásica. Así lo entendía, por ejemplo, Agustín, quien fue con su esposa Silvia y su hijo Mateo, de 14 años: “A él le gusta Paulo Londra y el trap. Yo lo que quiero es que sepa que eso está muy bien pero que también existe esto, que lo conozca y que después elija”.
Concierto de lujo. Barenboim y la West Eastern Divan Orchestra este jueves en Tecnópolis. / Martín Bonetto
En la otra punta, otro asistente, Miguel explicaba lo que para él significa Barenboim: “Es más que un fenómeno de la música, es un fuera de serie, un monstruo”, contaba quien vio en vivo al director argentino más de diez veces.
Durante el concierto, el silencio en la sala se mantuvo. Como si todos le hubieran hecho caso al maestro de 76 años, quien subió al escenario por primera vez cuando tenía 6. Hasta los bebés -había muchos en el lugar- guardaron su llanto para más adelante. Algunos dormían: “Una canción de cuna de lujo”, comentaba una mujer de treinta y pico que hamacaba el cochecito.
Mate. En el concierto de Barenboim en Tecnópolis./ Martín Bonetto
Violines. De la orquesta dirigida por Barenboim. / Martín Bonetto
Este concierto está dentro del Festival Barenboim, quecomprenderá además una serie de encuentros con grandes nombres del pensamiento, en los que importantes intelectuales y artistas brindarán en el CCK conversaciones y entrevistas abiertas al público. Entre los participantes se encuentran la violinista alemana Anne-SophieMutter; el tenor mexicano Rolando Villazón y la directora del Departamento de Humanidades en la Academia Barenboim-Said de Berlín, Roni Mann. Estos encuentros tienen entrada gratuita y se reservan desde el sitio del CCK.
Fuente: Clarín