En 1981, la Argentina atravesaba uno de los pasajes más dramáticos y oscuros de su historia. Jorge Rafael Videla atravesaba los últimos meses de su gestión al frente de la dictadura más sangrienta que padeció nuestro país, mientras la economía mostraba cada vez con mayor claridad los efectos devastadores de una política que favoreció una creciente concentración de la riqueza y la destrucción del aparato productivo industrial.
En ese marco, la llegada de Queen tenía una trascendencia que la lupa del tiempo aumenta de manera notable. La posibilidad de ver en escena a una de las bandas más convocantes del momento a nivel mundial, con su parafernalia de 100 toneladas de equipos de sonido e iluminación, con un frontman que hacía de la ambigüedad sexual una de sus armas preferidas de seducción y provocación, era sin duda un acontecimiento extraordinario.
Y la banda cubrió con creces las expectativas que se habían creado en torno a su visita. Fueron tres shows en el estadio de Vélez, en Liniers. Los primeros dos, el 28 y 29 de febrero; luego fue el turno de Mar del Plata y después Rosario, antes del regreso al Amalfitani, para una tercera presentación que, según alguno de los integrantes de la banda, fue la mejor que haya dado en grupo en estadios abiertos a lo largo de su historia.
Queen en la Argentina, con Maradona enfundado en la bandera británica, en el Estado Vélez.
«La Argentina tiene un significado especial para nosotros. Nunca olvidaremos nuestra primera visita, en 1981. Para nosotros era una gira misteriosa; no sabíamos qué esperar. Era algo nuevo, y resultó un público fabuloso. Recuerdo la sensación que nos causó que todo el mundo supiera las letras de nuestras canciones, en un país en el que el idioma es tan distinto. Fue realmente fantástico», dijo Taylor a Clarín en 2015.
Como frutilla del postre, en la tercera noche velezana la banda tuvo a Diego Armando Maradona como invitado y presentador del primero de los cinco bises, que comenzaron con Another One Bites the Dust, uno de los grandes hits de The Game. Esa noche, los alambrados de la popular fueron cortados en varios sectores para descomprimir la tribuna; el lleno era más que total, y la euforia, incontenible.
El espectáculo que trajeron era totalmente distinto a lo que había llegado hasta ese momento al país. Un escenario enorme, parrillas de luces móviles, una potencia de sonido descomunal, fuegos artificiales. El recuerdo de la visita de los músicos al país quedó plasmada en Days of Our Lives, un documental de la BBC. Los integrantes relataron cómo fue la negociación para tocar en un país controlado por la dictadura.
Queen + Paul Rodgers, en el estado Vélez, 27 años después de la primera visita de la banda al país. (Foto: Martín Bonetto)
«La situación política en ese momento era muy particular; y creo que hasta entonces muy pocas bandas de Europa occidental habían ido a hacer shows de la dimensión de los nuestros. Y la respuesta fue extraordinaria. Nos quedaron hermosos recuerdos. Y un sentimiento de mucha calidez con el público, que la segunda visita no hizo más que ratificar», agrego Taylor en su entrevista brindada a Clarín en 2015.
Esa segunda visita fue en 2008. Precisamente el 21 de noviembre, con Paul Rodgers como cantante, Queen volvió a sonar en aquel estadio en el que había hecho historia 27 años antes. Esta vez, con un repertorio que incluía algunos temas de Free, la ex banda del cantante, algo de May solista y una nostalgia inmensa en buena parte del público.
Queen y Adam Lambert en GEBA, en 2015, manteniendo la vigencia de los clásicos del grupo. (Foto: Martín Bonetto)
Y como no hay dos sin tres, el tándem Taylor – May reincidió en 2011, con una nueva visita, esta vez con Adam Lambert como histriónico vocalista, para brindar un show en el Estadio GEBA, acaso no el espacio más apropiado para la propuesta. Aún así, no hubo razones para salir defraudados. La ovación del final ratificó, entonces, que el romance seguía intacto.
Fuente: Clarín