Grandes y legendarias figuras como Charly García, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Norberto «Pappo» Napolitano y León Gieco, entre muchos otros, revalidaron sus credenciales y comenzaron a sonar y aparecer más asiduamente en todos los medios y a ser aún más reconocidos por el público y la crítica en general.
Pero muy pronto, y en medio de un clima festivo, esperanzador y pleno de libertad, a todos ellos se les sumó una inmensa camada de bandas y artistas jóvenes con otras cosas para decir. Traían otro lenguaje para expresar ideas frescas y renovadas (apelando a veces al humor, la ironía, las metáforas y las imágenes como principales herramientas), estilos más variados y, en muchos casos, una inocultable inclinación por propuestas más bailables y no tan contemplativas o reflexivas.
Resumir aquella ferviente década del rock argentino en apenas diez canciones no sólo no resulta una tarea sencilla, también es algo un tanto antipático, injusto, discutible, polémico y seguramente generador de entendibles reclamos por la ausencia de uno u otro tema. De todos modos, y teniendo en cuenta estos considerandos, la intención es tratar de lograr una mirada lo más abarcativa posible y demostrar, a través de las canciones seleccionadas, el amplio abanico de propuestas (rock, pop, new wave, punk, post-punk y hard-rock) que surgieron y congeniaron a lo largo de esos diez años, amén del fenómeno del ska y el reggae cristalizado a través de Los Fabulosos Cadillacs y Los Pericos, respectivamente. Que lo disfruten.
«Yendo de la cama al living», Charly García (1982)
Apenas algunos meses después de la separación de Serú Girán, en 1982, Charly García debutó como solista con el álbum Yendo de la cama al living , cuyo primer corte de difusión llevó idéntico título, y que musicalmente significó una nueva y bienvenida sonoridad, que alcanzaría real dimensión un año después de la mano de Clics modernos .
«Susy Cadillac», Riff (1982)
Pappo inició la década del ochenta al frente de Riff, el contundente proyecto musical que completaban Vitico, Michel Peyronel y Boff y que desarrolló una propuesta inspirada en la escena de bandas de hard-rock internacional de la época, entre ellas AC/DC. Después de sus dos primeros discos, Ruedas de metal y Macadam 3,2,1,0 , alcanzó su consolidación con Contenidos (1982), álbum que incluía «Susy Cadillac», uno de sus hits más resonantes.
«Mil horas», Los Abuelos de la Nada (1983)
Si bien en el álbum debut de Los Abuelos de la Nada, Andrés Calamaro ya había dado indicios de su gran capacidad compositiva con «Sin gamulán», la promesa se convirtió en toda una realidad con Vasos y besos , su siguiente trabajo discográfico, editado en 1983, y del que se desprendió «Mil horas», una canción enormemente popular que llevó al grupo a los primeros planos de la escena local. En ese mismo disco, Calamaro también fue responsable de «Así es el calor» (varios años después tendría una nueva versión, a cargo de Diego Torres), otro gran éxito de la agrupación liderada por Miguel Abuelo.
«25 estrellas de oro», Los Twist (1983)
Bajo la producción de Charly García, Los Twist debutaron discográficamente en 1983 con La dicha en movimiento , un álbum fresco, vital y repleto de hits que se transformó en un suceso instantáneo. Pipo Cipolatti, Daniel Melingo y Fabiana Cantilo capitanearon ese delirante combo y, entre sus varios éxitos, la mención va para «25 estrellas de oro».
«Tirá para arriba»; Miguel Mateos / ZAS (1984)
Es, sin dudas, el tema insignia en la frondosa trayectoria musical de Miguel Mateos y aún hoy, en pleno 2020, un pasaje infaltable de sus conciertos en vivo. Fue incluido originalmente en Tengo que parar , tercer álbum del grupo editado en 1984, pero su éxito y vigencia en toda Latinoamérica permanecen intactos.
«Cuando pase el temblor», Soda Stereo (1985)
Compuesto por Gustavo Cerati , «Cuando pase el temblor» no sólo es uno de los temas más exitosos de Soda Stereo sino uno de los más emblemáticos del rock latinoamericano. Fue, junto a otras de sus creaciones, la llave de acceso al reconocimiento en toda América Latina y el trampolín hacia sus primeras giras internacionales. Forma parte de Nada personal , segundo disco del grupo lanzado en 1985. Su videoclip respectivo, dirigido por Alfredo Lois, también fue todo un suceso con sus imágenes registradas en el Pucará de Tilcara, en la provincia de Jujuy.
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«La rubia tarada», Sumo (1985)
Primer corte de difusión de Divididos por la felicidad , álbum debut de Sumo aparecido en 1985, y carta de presentación ante el gran público, amén de que su reputación como banda arrolladora había pasado de boca en boca y ya era reconocida desde tiempo antes en el circuito under porteño. Compuesto por Luca Prodan, Germán Daffunchio y Diego Arnedo, el título original del tema era «Una noche en New York City», nombre que había tenido su primera edición en el demo Corpiños en la madrugad a, de 1983.
«Uno, dos, ultraviolento», Los Violadores (1985)
Incluido en Y ahora qué pasa, eh?, segundo álbum de estudio lanzado en 1985, «Uno, dos, ultraviolento» se transformó en uno de los temas consagratorios de Los Violadores como banda punk. Inspirada en La naranja mecánica, de Anthony Burgess, la canción cuenta con términos extraídos del Nadsat, una jerga juvenil creada por el propio autor de la obra.
«Imágenes paganas», Virus (1986)
Tras el enorme éxito del álbum Locura (1985), que llevó al grupo liderado por Federico Moura a bordo de una gira por todo el país y gran parte de Latinoamérica, Virus se presentó en el Estadio Obras Sanitarias de la ciudad de Buenos Aires los días 14, 15 y 16 de mayo de 1986. Dichos conciertos quedaron registrados en Vivo , un álbum que documentó la performance de la banda sobre el escenario en su mejor momento. Aunque aquel disco contó con un bonus muy especial: la inclusión de un tema inédito grabado en estudio que, con el tiempo, se transformaría en uno de sus más grandes éxitos varias veces reversionado por otros artistas. Ese tema era, por supuesto, «Imágenes paganas».
«Ji ji ji», Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (1986)
Compuesto por el Indio Solari y Skay Beilinson, el tema forma parte de Oktubre , segundo álbum de estudio de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota que vio la luz en 1986. Se trata de la composición más exitosa y emblemática del grupo que, en vivo, genera en el público, según palabras del propio Solari, «el pogo más grande del mundo».
Fuente: Gabriel Hernando, La Nación