Con los cupos de la mayoría de las actividades agotados en pocos días, los museos de la ciudad de Buenos Aires viven un boom inesperado de público para las propuestas presenciales y virtuales. Aquellos que ofrecen actividades para chicos y adolescentes, como la Usina, el Moderno, el Larreta y el Sívori, recibieron desde el sábado pasado visitantes de todas las edades, con barbijos por el coronavirus y gorros, camperas y bufandas por el frío, dispuestos a jugar, crear, pintar y divertirse al aire libre o en espacios cerrados, con aforo limitado.
Desde el Ministerio de Cultura de CABA y del área de Patrimonio del Ministerio de Cultura de la Nación confirmaron a este diario que no solo las familias con hijos se engancharon con las propuestas culturales gratuitas en este segundo invierno pandémico. También, grupos de adultos y jóvenes. En el Museo Nacional de Arte Decorativo, por ejemplo, este miércoles había una fila para ingresar que llegaba hasta la entrada de Avenida del Libertador. Desde que reabrió las puertas, en el fin de semana largo del 9 de julio, el Decorativo ofrece visitas de cincuenta minutos para grupos de hasta cincuenta personas. El Bellas Artes, que abre de jueves a domingos de 11 a 18, recibe unas 700 personas por día. Ingresan cincuenta cada media hora para visitar la planta baja y la planta alta, que ya está habilitada. En los primeros días de vacaciones se completaron los cupos. Lo mismo sucedió en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Un panorama similar se vive en Malba, que desde principios de julio tiene aforo completo. Es decir, que unas 480 personas asisten por día (sesenta por hora) al museo de avenida Figueroa Alcorta al 3400 para ver las muestras actuales: Terapia, Fuera de serie y Latinoamérica al sur del Sur, con obras de la colección permanente. Las actividades virtuales también tienen muy buena respuesta: los cursos tienen entre 100 y 120 participantes cada uno y sumaron audiencias de las provincias y de otros países. Del programa de las vacaciones de invierno, que ofrece una propuesta por día, participan unos 80 chicos.
Algo que sorprende a los programadores de los museos públicos y privados es el nivel de asistencia casi perfecta en vacaciones; es decir, la gente no solo se anota en las charlas, las visitas y los talleres, sino que también participa. No es un detalle menor, dado que como la inscripción es gratuita, suele ser común que algunos se anoten con anticipación y después falten. Al Moderno concurren más del 80 por ciento de quienes se registran en la web para recorridos y talleres. Es un fenómeno que ha sorprendido a los responsables de la programación del museo de avenida San Juan 350, ya que supera los niveles de asistencia anteriores a la pandemia. El caso de la actividad Objeto encontrado, un recorrido literario para familias a partir del cuento infantil “Ni tonto ni holgazán”, de Alberto Greco, que acaba de publicar el Moderno, es un buen ejemplo. La visita narrada a la exposición ¡Qué grande sos!, dedicada al artista argentino, tiene cupo agotado hasta el 1 de agosto.
Con la avenida Corrientes desolada y el Luna Park cerrado, puntos que antes de la pandemia se llenaban de chicos y familias por la gran oferta de espectáculos infantiles durante el receso escolar de julio, no solo los parques y las plazas reúnen gente ávida de distracciones. Este invierno, los museos y espacios culturales (con o sin jardines) concentran público de todas las edades: hasta los más chiquitos, de 0 a 3, coparon Iupi, el espacio de juego para la primera infancia de la Usina. Ya no quedan cupos disponibles.
De las 500 actividades organizadas por el Ministerio de Cultura porteño para las vacaciones, el 80 por ciento tiene entradas agotadas. Uno de los hits de la temporada es “Escape en 30”, también en la Usina, donde los participantes tienen que descifrar acertijos para poder salir de la sala y solo tienen media hora para lograrlo. Con cinco “funciones” diarias, ya lograron escapar más de 300 chicas y chicos.
Fuente: Natalia Blanc, La Nación