Las pirámides de Egipto fueron una de las grandes obsesiones de Isaac Newton, quien dedicó parte de su vida a tratar de descifrar sus misterios.
Alquimia, misticismo, códigos secretos, profesías bíblicas y las pirámides egipcias no son precisamente las cosas que se vienen a la mente al pensar en Isaac Newton, una de las mentes científicas más reconocidas de la historia, de la que salieron las leyes del movimiento y la ley de la gravedad.
No obstante, el científico británico tenía toda una faceta en su trabajo que no es tan popular o conocida, una que está fuertemente ligada con el misticismo y la obsesión por demostrar algunos de los sucesos bíblicos más relevantes, como el lugar geográfico donde sucedería el Apocalipsis.
Existe poca evidencia de ese trabajo. Consecuentemente, es muy valiosa, por lo que la subasta relacionada que en pocos días llevará a cabo la casa de subastas Sotheby’s ha adquirido especial relevancia. En ella se pondrá a la venta un manuscrito inédito escrito a mano por el propio Newton en el cual describe sus estudios sobre las pirámides y los misterios bíblicos.
El texto tiene un atractivo particular, está quemado en sus bordes, cicatrices de un accidente que pudo haber hecho que se perdiera para siempre. Fue causado por Diamond, el perro del científico, que lo causó tras saltar sobre una mesa y tirar una vela.
“Estos son artículos realmente fascinantes porque en ellos se puede ver a Newton tratando de resolver los secretos de las pirámides. Es una maravillosa confluencia la de reunir a Newton y estos grandes objetos de la antigüedad clásica que han fascinado a la gente durante miles de años. Los artículos te llevan de manera extraordinariamente rápida directamente al corazón de una serie de preguntas más profundas que Newton estaba investigando“, dijo al Observer Gabriel Heaton, especialista en manuscritos de Sotheby’s
El manuscrito quemado de Newton.
En la década de 1660 Newton dedicó parte de su tiempo a estudiar las pirámides. Por esos años se mudó de su base en la Universidad de Cambridge a un exilio académico autoimpuesto en Woolstrhorpe Manor en Lincolnshire después de recibir críticas a su trabajo por parte de Robert Hooke, un rival de la Royal Society.
La obsesión del físico era encontrar la medida que habían utilizado quienes construyeron las pirámides, pues creía que ahí estaría el secreto para medir la circunferencia de la Tierra, algo que probablemente habían logrado hacer los antiguos egipcios.
Ese descubrimiento sería, según Newton, la clave para llegar a descifrar otros misterio, como la arquitectura y dimensiones del Templo de Salomón, el escenario del Apocalipsis bíblico.
“Estaba tratando de encontrar pruebas para su teoría de la gravitación, pero además se pensaba que los antiguos egipcios tenían los secretos de la alquimia que desde entonces se habían perdido. Hoy, estas parecen áreas de estudio dispares, pero no le parecían así a Newton en el siglo XVII”, agregó Heaton.
Estas obsesiones de Newton eran guardadas con gran recelo por el científico durante su vida, así como sus estudios sobre alquimia y sus creencias religiosas heterodoxas, las cuales pudieron haber terminado con su carrera de alcanzar a saberse.
Isaac Newton, científico británico que descubrió las leyes del movimiento y la gravedad.
Newton era un creyente en Dios y sostenía que la ciencia y la religión no competían. Sin embargo, rechazaba la doctrina de la Trinidad divina y otros postulados católicos, al tiempo que cultivaba su interés en otras prácticas místicas que se alejaban del dogma cristiano de la época.
Lo curioso es que para Newton su descubrimientos matemáticos y científicos, que le valieron gran fama y todavía lo hacen hoy un referente para el mundo de la ciencia, eran vistos como secundarios frente a sus “mayores” estudios en alquimia.
Esto lo conocemos por varios manuscritos que aparecieron en 1936 donde Newton exponía sus estudios y hallazgos en el área de la alquimia. Dichos textos fueron adquiridos por John Maynard Keynes, coleccionista devoto del científico británico, quien lo definió como “el último de los magos”.
Pero su obra cumbre, La Philosophiae Naturalis Principia Mathematica de Newton (1687), poco o nada tiene que ver con la magia. Por el contrario, ahí se explican las teorías del cálculo y la gravitación, las leyes del movimiento y otros principios que ayudaron a comprender el universo para, entre otras cosas, hacerlo más terrenal y menos mágico.
Newton llegó en vida a lo más alto de su carrera científica, siendo nombrado presidente de la Royal Society, maestro de la casa de la moneda, entre otras numerosas distinciones. Su figura solo se ha hecho más relevante con el paso del tiempo.
Ahora, sus papeles privados, donde exponía sus más íntimas obsesiones, podrán ser adquiridos por quien logre ganar una puja donde se enfrentarán. bibliotecas institucionales y coleccionistas privados.
Fuente: Infobae