A diez días de haberse conocido el robo hormiga en el Museo Nacional de Arte Decorativo, las cosas han cambiado, aunque no tanto como quisieran las autoridades. El viernes pasado en una reunión interna del Ministerio de Cultura de la Nación, su cabeza, Tristán Bauer, lo dejó claro: “Lo único a lo que se tienen que abocar los museos en este momento es a cuidar el patrimonio”. En tiempo récord, entonces, se licitó, se adjudicó y se compró el equipo necesario para tener cámaras de vigilancia en ese y todos los demás museos que al día de hoy no tenían esa elemental medida de seguridad.
“Robo hormiga”: algunas de las piezas que desaparecieron del Decorativo
El proceso está en marcha. Hubo que licitar, comprar e iniciar el trabajo de distribución e instalación del circuito de CCTV. “En este momento están haciendo el cableado. Se está trabajando a pleno en esto como prioridad”, dice María Isabel Baldasarre, directora nacional de Museos, que pasa la mitad de todos sus días en ese organismo que funciona en la calle Alsina, y la otra mitad en el Decorativo, donde fue nombrada interventora por treinta días para liderar el proceso de relevamiento e investigación. En una nota anterior, Baldasarre pensaba que el lunes 6 ya iban a estar las cámaras funcionando, pero los tiempos del Estado no son tan imperiosos.
“Robo hormiga” en el Museo Nacional de Arte Decorativo
El visu sí está en marcha. Se trata del relevamiento de visualización que implica contrastar ocularmente y describir el estado de conservación de todos los objetos que integran el patrimonio del museo. En su inventario hay 6553 piezas, a las que hay que restar, por ahora, dos pinturas, tres jarrones y seis piezas de cristalería que se sabe que faltan desde que Martín Marcos, el anterior director del museo –suspendido mientras dure la investigación–, radicó la denuncia el 16 de febrero pasado en el Juzgado Nacional en lo Criminal Correccional Federal N°8, donde ya se abrió el expediente Nº 462/2022.
Interpol publicó las fotos de las piezas robadas: tres jarrones de porcelana con forma de ánfora, austríacos, del siglo XIX y de 27 cm. de alto, que debían estar ubicados en una vitrina que se encontró abierta en la sala antecámara Imperio; seis objetos de vidrio y cristal de distintas manufacturas suecas del siglo XX, que estaban en un mueble de guardado la sala denominada “ex boutique”, del subsuelo, y dos pinturas al óleo, San José con El Niño, un anónimo de la Escuela de Murillo, de España, del siglo XVII, y Retrato de Infanta, otra obra anónima de la Escuela Española del Siglo XVII. “La investigación está avanzando”, dejan saber fuentes del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural que depende de Interpol, Policía Federal.
Fuente: María Paula Zacharías, La Nación