Con alrededor de 200 obras, 50 artistas y numerosos documentos, la muestra “Terapia” que presenta el Malba indaga, a través del arte, la vocación argentina por el psicoanálisis, tan temprana como intensa. Los criterios de tres curadores, Gabriela Rangel, Verónica Rossi y Santiago Villanueva, explican la diversidad de abordajes para cruzar el arte con el psicoanálisis. La selección de artistas, también variada, va desde consagrados hasta desconocidos. Villanueva buscó un arte ajeno a los circuitos y aportó lo suyo.
La disciplina creada por Sigmund Freud en Viena, a fines del ochocientos, llegó desde Europa a comienzos del siglo XX. A partir de entonces surgieron las discusiones sobre la salud mental. Luego, la visión de un porvenir venturoso alentada por la fe en el potencial inexplorado del hombre,despertó en nuestra sociedad el deseo de bucear el mundo que subyace a la realidad. El psicoanálisis como método para indagar el inconsciente alcanzó en la Argentina niveles de popularidad llamativos. No obstante, la seducción se fue apagando en la misma medida que crecía el miedo a lo irracional, la inestabilidad y lo siniestro. Las fotografías de los consultorios vacíos de Karin Idelson representan la contemporaneidad.
El título de la muestra proviene de los dibujos “En terapia”, realizados por Luis Felipe Noé a partir de sus propias sesiones, entre 1971 y 1973, años en los que dejó de pintar. Uno de los 16 dibujos está dedicado a la muerte de su gran amigo, Jorge de la Vega. Conferencista frecuente sobre arte y psicoanálisis, Noé destaca la importancia del lenguaje, cita a Caspar Friederich cuando dice que la pintura expresa lo que las palabras no logran decir. La línea fluye en los dibujos y sustituye a las palabras. “Terapia” profundiza el análisis teórico pero no renuncia al atractivo visual. La exposición comienza en la antesala de un consultorio. Allí figura Marisa Rubio bajo el heterónimo de Naranja Milano Questa, nombre que utiliza para presentar su método actoral: “Teoría del quehacer cotidiano para intérpretes”. Su obra se explica en la revista que lleva el nombre de la muestra.
Allí se encuentra la entrevista de Vicente Zito Lema a Enrique Pichon-Rivière, el más activo de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina (1942), la Escuela de Psicología Social y el Instituto Argentino de Estudios Sociales. A partir de la teoría freudiana sobre “lo siniestro”, concepto utilizado para el análisis y la producción artística, Pichon-Rivière difunde la obra del Conde de Lautreamont. El pasaje de “lo maravilloso a la superación de lo siniestro”, es la noción que invita a pensar en el proceso de curación.
Terapia. “Testamento artístico”, de Libero Badii.
En la Escuela se formó la galerista Ruth Benzacar que supo reunir a varios miembros de la “fraternidad surrealista”, denominación acuñada en 1926 por Aldo Pellegrini. Para comenzar, el primer surrealista argentino, Antonio Berni, además de Juan Batlle Planas, Roberto Aizenberg, Emilio Renart y Eduardo Audivert, hijo de Pompeyo.
La exposición no es cronológica. Los restallantes colores, rojo, amarillo y azul, se destacan en las imponentes esculturas de Libero Badii. “Lo que escapa a las posibilidades humanas es lo siniestro”, observó Badii. Y en 1966 realizó una muestra sobre lo siniestro junto a Luis Centurión, que hoy atrae con la levedad de sus desnudos. La muestra ostenta gran diversidad estética. Hay obras íntimas, como la de Lea Lublin o, poderosas, como el enorme pajarraco de rapiña de Luis Freistav, “el Búlgaro”.
Las pinturas de Martha Peluffo ilustran la portada de la revista “Terapia” y entre sus páginas se encuentran sus apuntes de puño y letra. Sus sesiones están narradas en un manuscrito y el espectador perfora la intimidad. Nicolás Guagnini, expone sus cerámicas y sus temores, en una sesión de terapia con el crítico David Joselit. Sara Facio y Alicia D’ Amico presentan imágenes del libro “Humanario” con textos de Julio Cortázar; Annemarie Heinrich, D´Amico y Ricardo Sanguinetti, retratos de época. Los fotomontajes de Grete Stern son toda una rareza argentina, acompañaban la columna del sociólogo Gino Germani “El psiconálisis la ayudará” de la revista “Idilio”.
La locura es uno de los once capítulos de la exposición. Aída Carballo, Casimiro Domingo y Emilia Gutiérrez, estuvieron en instituciones psiquiátricas. Juan del Prete, Germaine Derbecq, Mildred Burton, Emilia Gutiérrez, Narcisa Hirsch, Oscar Masotta, Susana Rodríguez, Margarita Paksa, Marcia Schvartz, Alita Olivari, Gertrudis Chale, Eduardo Costa, Roberto Jacoby, Orlando Pierri, Fermín Eguía, Mele Bruniard, Jacobo Fijman y Guillermo Iuso y Manuel Aja Espil, completan entre otros, esta selección. Claudia del Río presenta sus obras y las realizadas por pacientes de la Colonia Psiquiátrica Oliveros. Las diferentes versiones del test de las manchas de tinta Rorschach pertenecen a Roberto Aizenberg, Margarita Paksa y Tobias Dirty. Masotta, impulsado por Pichon-Rivière introduce la figura de Lacan.
Fuente: Ámbito