No es el Ecce Homo de Borja –aquel cuadro que una señora bienintencionada de Zaragoza intentó restaurar dando vida a toda una nueva obra y un debate sobre lo que es el arte–, pero también acarrea una historia curiosa. Este año en una casita en Compiègne, al noreste de París, un tasador que estaba mirando viejos muebles en la casa de una mujer que se estaba mudando encontró en la cocina y por puro azar una obra del pintor primitivo Cenni di Pepo, más conocido como Cimabue (1272-1302), una de las mayores figuras del prerrenacimiento italiano.
El Cristo burlado –tal el nombre de este cuadro que mientras pudo se burló de todos y se escondió en una cocina– fue subastado en la “módica” suma de 24 millones de euros –unos 26,6 millones de dólares, la cifra más alta jamás pagada por una obra medieval– a unos coleccionistas estadounidenses. Tal la cifra del tesoro que esta señora tenía y tuvo durante décadas colgado entre cacerolas y hornallas, para su completa ignorancia. La cifra superó largamente la cifra prevista antes de la subasta: entre 4 y 6 millones de euros era su valor proyectado. Es que la peculiar anécdota disparó su valor.
El «Cristo burlado» es la obra es del pintor italiano prerrenacentista Cimabue. Fue subastada por 24 millones de euros. / AP
Pero no se queda ahí. La historia suma otro pintoresco capítulo ahora que Francia bloqueó la exportación del cuadro y lo clasificó como “tesoro nacional”. Por ley, las autoridades francesas ahora tienen 30 meses para hallar los fondos necesarios y volver a comprar el cuadro. Tienen que juntar “apenas” 24 millones de euros. En la intención del ministerio de Cultura francés, el Cristo burlado debería ir junto a otras obras del artista italiano en el Museo del Louvre.
Expertos de los laboratorios especializados Turquin de París atribuyeron la pequeña pintura sobre madera de álamo (26 x 20 cm) al maestro del siglo XIII. El cuadro, según los peritos de Turquin, formaba parte de un díptico pintado por Cimabue en torno a 1280, en el que aparecían ocho escenas –cuatro por panel– de la Pasión y Crucifixión de Cristo.
Hasta su hallazgo, se conocían dos de esas escenas Flagelación de Cristo, conservada en la colección Frick de Nueva York, y una imagen de la Virgen que está en la National Gallery de Londres.
Con información de Télam y Ansa
Fuente: Clarín