Una nueva investigación de alta tecnología de la Mona Lisa, la pintura realizada en el siglo XVI por Leonardo Da Vinci, sostiene que el pintor del Renacimiento desarrolló la obra utilizando una técnica conocida como “spolvero”, como un boceto preparatorio, de acuerdo a los trazos en carbón que se pudieron registrar en el análisis multiespectral de una de las piezas más famosas de la historia del arte.
Una vez más la “Mona Lisa” vuelve a ser noticia con un nuevo descubrimiento: después de numerosos estudios en técnicas de infrarrojos que indicaron que debajo de la Gioconda podría haber otros dibujos o que buscaron explicar la capacidad de Da Vinci para comprender la enigmática sonrisa de la figura humana, esta vez el resultado de una investigación de largo aliento del científico Pascal Cotte señala que debajo de la pintura que se exhibe como un tesoro en el Louvre hay trazos de carbón, lo que indicaría que el artista italiano utilizó un boceto.
El hallazgo, que se dio a conocer con la publicación de Pascal Cotte en el Journal of Cultural Heritage y fue recuperado por varios medios internacionales, revela los trazos de un dibujo subyacente de carbón lo que evidencia la técnica de “spolvero”, en la que el artista perfora pequeños agujeros a lo largo de los contornos del dibujo y utiliza polvo de carbón para transferir la imagen al lienzo.
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Según informó el portal Artnet News, Cotte viene trabajando en ese estudio desde hace más de 15 años, cuando el Louvre lo habilitó en 2004 a tomar imágenes de la obra y desde entonces viene estudiando las 1650 fotografías: “El Louvre me invitó porque soy el inventor de una nueva cámara multiespectral muy sensible y de muy alta resolución”, le dijo a ese medio.
Con su cámara Lumiere Technology , el pionero “método de amplificación de capas” de Cotte es capaz de detectar la luz reflejada en 13 longitudes de onda, basándose en el trabajo de la fotografía infrarroja, que anteriormente fue fundamental para hacer visibles a simple vista los detalles ocultos debajo de la superficie de una pintura.
“El sistema óptico nos permite ver detalles muy finos y la alta sensibilidad permite una amplificación muy alta de la señal baja”, agregó Cotte y señaló: “El spolvero en la frente y en la mano delata un completo dibujo”.
El público, con máscaras protectoras, se paran frente al cuadro «Mona Lisa» de Leonardo Da Vinci en el museo del Louvre (REUTERS / Charles Platiau)
La investigación de Cotte también reveló que debajo de la Gioconda se puede ver lo que parece ser una horquilla justo encima de la cabeza, algo que no era usual en la Florencia de aquel momento: “Esta horquilla en el cielo justo a la derecha de la cabeza de Mona Lisa no puede pertenecer al retrato de una persona porque en la ciudad de Florencia esta no era la moda en ese momento”, sostuvo Cotte al diario Express.
“La gente -argumentó el científico- tenía que vestirse de cierta forma para denotar su profesión y por la nobleza respetando los colores”, de modo que “no es posible que Mona Lisa tenga un cabello así, era imposible en la época en la ciudad de Florencia”.
En opinión de Cotte, ese tipo de horquilla no solía ser usada para un retrato, en cambio sí para una obra alegórica o la representación de «una “mujer irreal como una diosa”, dijo.
Fuente: Infobae