Las once piezas que faltan en el Museo Nacional de Arte Decorativo caben, de a una, en una mochila grande, en su mayoría. Todas las cerraduras de las vitrinas donde estaban los jarrones estaban forzadas, no rotas con una barreta, y sus vidrios estaban intactos. El ladrón hormiga que operó en silencio en las salas del Palacio Errázuriz Alvear tuvo gestos de disimulo, como ordenar piezas para que no se notara un espacio vacío o pegar una fotocopia blanco y negro donde estaba el retrato sustraído, tal como hizo el ladrón del tratado astronómico de Galileo Galilei que desapareció de la Biblioteca Nacional de España en marzo de 2021, que fue reemplazado por una falsificación un poco más esmerada. Entre el 5 de enero y el 10 de febrero alguien robó sabiendo que no había cámaras que lo registraran, y ni el policía ni el bombero que están día y noche en el museo, ni los guardias de sala lo vieron. “Hemos convivido o estamos conviviendo con un ladrón”, dijo anteayer Martín Marcos, director por concurso de la institución desde hace cuatro años, quien radicó las denuncias que hoy se investigan.
Por esto, el museo está cerrado, el director suspendido y la directora nacional de Museos, María Isabel Baldasarre, ocupa su cargo por treinta días para realizar la contrastación visual de cada pieza del inventario, que tiene 6553 objetos. “El lunes se inicia el proceso de distribución e instalación del circuito de CCTV”, anuncia.
Interpol publicó en su página de Internet las piezas por las que ya hay una alerta internacional. Faltan dos cuadros, tres jarrones y seis piezas de vidrio (detalladas en fichas aparte).
“Los dos cuadros eran de la colección Errázuriz, los cristales suecos fueron donados por la embajada de Suecia en los años 50, y los jarrones austríacos fueron donados por la familia Torre Bertucci”, detalla el curador del museo, Hugo Pontoriero. “Estamos muy tristes con esto. Tanto cuidar las piezas, es horrible. La vitrina donde estaban los jarrones apareció forzada y abierta. La cerradura del mueble de guarda donde estaban los vidrios suecos estaba falseada. No somos detectives, pero el problema es que acá no hay cámaras y eso es muy serio. Es una asignatura pendiente en este y en varios museos más. Esto tiene que servir para reforzar la seguridad de las colecciones nacionales. No nos merecemos que nos pase esto”, cuenta.
A pocas cuadras de ahí, el Museo Nacional de Bellas Artes destina a seguridad el 34% de su presupuesto y es de los pocos con vigilancia remota por circuito cerrado de cámaras, lo mismo que Malba y Proa. En el Decorativo hubo cámaras alguna vez, y Pontoriero lo recuerda, porque ocupa su puesto desde hace 26 años: “Hace 20 años hubo un robo de sala de una caja de oro de la colección Zubov, y en ese momento se reforzó la vigilancia con cámaras y alarmas. Con los años, dejaron de funcionar”. Pronto volverán a hacerlo.
Las once piezas robadas y publicadas por Interpol
1) SAN JOSÉ CON EL NIÑO. Pintura al óleo de autor desconocido
Período: Siglo XVII
Medidas: 18 x 23 cm.
Ubicación en el museo: sala dormitorio de Matías Errázuriz, del primer piso del museo.
Valor estimado: desconocido.
Descripción: San José, con larga cabellera y barba, sostiene sobre su regazo al Niño Jesús al cual rodea con su mano derecha por la cintura mientras que en la izquierda (el dedo índice extendido) lleva un paño con el que cubre el sexo del Niño, éste descansa su mano izquierda sobre la izquierda de San José y con la derecha sostiene una rama florecida. Observaciones: La obra se encuentra atribuida a la Escuela de Murillo, España.
2) RETRATO DE INFANTA. Retrato al óleo de autor desconocido
Período: fines Siglo XVII.
Medidas: 7 x 9 cm.
Ubicación en el museo: sala dormitorio de Matías Errázuriz, del primer piso del museo.
Valor estimado: desconocido.
Descripción: retrato de mujer con vestimenta de época y cabello rizado hasta la altura de los hombros, pintado al óleo con un marco de cobre.
3) BOTELLA. Cristalería sueca del fabricante Johansfors
Período: mediados del siglo XX.
Medidas: 48 x 7,5 cm.
Ubicación en el museo: sala “ex boutique”, subsuelo.
Valor estimado: entre 500 y 1000 euros.
Descripción: botella realizada en vidrio transparente e incoloro en el cuerpo que toma coloración azul índigo hacia la boca. Fabricante Johansfors.
4) VASO. Cristalería sueca del fabricante Reijmyre
Período: mediados del siglo XX.
Medidas: 18 x 7 cm.
Ubicación en el museo: sala “ex boutique”, subsuelo.
Valor estimado: entre 500 y 1000 euros.
Descripción: vaso realizado en vidrio grueso, trabajado en dos capas, una transparente color rojo y la otra transparente e incolora de manera que forma dos parábolas invertidas, transparentes e incoloras, que nacen en lados opuestos de la boca. Fabricante Reijmyre.
5) VASO. Cristalería sueca tallada con diseño de Mona Morales Schildt
Período: 1959
Medidas: 24 x 4,5 cm
Ubicación en el museo: sala “ex boutique”, subsuelo.
Valor estimado: entre 500 y 1000 euros.
Descripción: vaso realizado en cristal traslúcido encamisado, en su interior una burbuja de forma ahusada que se comunica con la parte superior. Tallado en dos facetas opuestas, con una semiesfera tallada en el centro de cada faceta. Color violaceo-ahumado. Modelo Ventana. Inscripciones: grabado en la base: “Kosta SS 211″.
6) VASO. Cristalería sueca tallada del fabricante Stromberghyttan
Período: mediados del siglo XX.
Medidas: 27 x 3,5 cm de base.
Ubicación en el museo: sala “ex boutique”, subsuelo.
Valor estimado: entre 500 y 1000 euros.
Descripción: vaso realizado en cristal transparente color celeste ahumado coloreado en la masa. Tallado en facetas triangulares. Forma romboidal. Fabricante: Stromberghyttan. Base hexagonal: 3,5cm.
7) BOTELLÓN. Cristalería sueca con diseño de Bengt Edenfalk
Período: 1958.
Medidas: 16,5 x 19 cm.
Ubicación en el museo: sala “ex boutique”, subsuelo.
Valor estimado: entre 500 y 1000 euros.
Descripción: vaso realizado en vidrio traslúcido soplado, moldeado, grabado y doblado, color verde grisáseo; con otra capa de vidrio transparente e incoloro. Decorado al frente con dos figuras antropomorfas en relieve. Modelo Thalatta. Fabricante: Skruf.
8) VASO. Cristalería sueca con diseño de Gunnar Ander
Período: mediados del siglo XX.
Medidas: 33 cm de alto.
Ubicación en el museo: sala “ex boutique”, subsuelo.
Valor estimado: entre 500 y 1000 euros.
Descripción: vaso realizado en vidrio transparente color azul claro coloreado en la masa y encamisado en vidrio grueso transparente e incoloro. Fondo espeso. Forma ahusada. Tres capas: dos incoloras y una azul claro. Línea Spektra. Fabricante Lindshammar.
9) JARRÓN 3070. Porcelana austríaca con forma de ánfora
Período: siglos XIX-XX.
Medidas: 10,5 x 27,5 cm.
Ubicación en el museo: sala antecámara Imperio.
Valor estimado: 1500 dólares.
Descripción: jarrón con tapa realizado en porcelana. Forma de ánfora con dos asas laterales y base en forma de cubo. Fondo color azul oscuro con relieves puntillados y guardas en dorado. Reservas con fondo dorado decoradas con motivos de carácter mitológico y alegórico.
10) JARRÓN 3077. Porcelana austríaca con forma de ánfora
Período: fines del siglo XIX.
Medidas: 8,5 x 26,5 cm.
Ubicación en el museo: sala antecámara Imperio.
Valor estimado: 1500 dólares.
Descripción: vaso con tapa realizado en porcelana. Fondo color azul y dorado, con puntos en relieve dorados, decorado con motivo de escenas mitológicas Apolo y las musas y Telémaco en la isla Calipso. Base de forma cilíndrica.
11) JARRÓN 3069. Porcelana austríaca con forma de ánfora
Período: siglos XIX-XX.
Medidas: 10,5 x 27,5 cm.
Ubicación en el museo: sala antecámara Imperio.
Valor estimado: 1500 dólares.
Descripción: jarrón con tapa realizado en porcelana. Forma de ánfora con dos asas laterales y base en forma de cubo. Fondo color azul oscuro con relieves puntillados y guardas en dorado. Reservas con fondo dorado decoradas con motivos de carácter mitológico y alegórico.
Fuente: María Paula Zacharías, La Nación.