El Museo Nacional de Bellas Artes reabrió sus puertas al público, con la presentación de las nuevas salas de exposición permanente que albergan las colecciones de arte prehispánico y colonial, y tres muestras temporarias: “Carlos Alonso. Pintura y memoria”, “Diana Dowek. Paisajes insumisos” y “Ninfas, serpientes, constelaciones. La teoría artística de Aby Warburg”, realizada junto con la Biblioteca Nacional, como parte del Simposio Internacional Warburg 2019.
“Hoy es un día realmente de fiesta –aseguró Andrés Duprat, director del Bellas Artes– no solo por las tres magníficas muestras temporarias que inauguramos, sino también por otras renovaciones y mejoras de nuestro querido Museo”.
“Tenemos un plan director de reforma y crecimiento para que el Bellas Artes brinde mejores servicios al visitante. La primera etapa fue renovar el hall rescatando el diseño original del arquitecto Alejandro Bustillo, con una mejor accesibilidad, con rampas y un nuevo ascensor”, explicó Duprat. “Lo que presentamos hoy –agregó– es la segunda etapa, en la cual corregimos y optimizamos la circulación de la planta baja del Museo. Eso nos ayudó a reordenar el guión curatorial de la planta baja y armar, gracias al aporte de nuestra directora artística, Mariana Marchesi, un recorrido latinoamericano”. “Ahora el visitante también tiene la posibilidad de hacer un recorrido cronológico, que se inicia en la sala de arte prehispánico, continúa con la de arte colonial y de allí se sigue a las salas de arte argentino del siglo XIX”, completó el titular de la institución.
- Carlos Alonso
En tanto, el secretario de Gobierno de Cultura, Pablo Avelluto, manifestó: “Estamos muy felices de alcanzar un nuevo hito en la historia de este gran Museo Nacional”. Y celebró la inauguración de “una nueva sala que reescribe la historia del arte de nuestra tierra a partir de las culturas de los pueblos que la habitaron antes de la llegada de los españoles”. “De esta manera, el Museo salda una cuenta pendiente de años”, expresó.
Por su parte, el presidente de la Asociación Amigos del Bellas Artes, Julio Crivelli, comentó: “La obra que se ha hecho es formidable. Y desde el punto de vista conceptual, reincorporar el arte precolombino al Museo lo reconcilia finalmente con su misión de representar la identidad de los argentinos”.
La renovación de la planta baja concretada entre febrero y abril de 2019 responde a un plan de optimización de los espacios del Bellas Artes iniciado en 2016 con las obras de accesibilidad y recuperación del diseño original de Alejandro Bustillo.
Para facilitar el recorrido del público por la planta baja se diseñó un esquema de circulación más eficiente, que organiza de forma cronológica los sectores de exposición, siguiendo un eje de distribución central de las salas. A ello se suman la puesta en valor de la fachada y la apertura de nuevo espacio dedicado a la tienda del museo, ubicado en un lugar privilegiado del hall de ingreso.
En la planta baja, puede iniciarse un recorrido cronológico latinoamericano a partir de la exhibición permanente de arte prehispánico, siguiendo por el arte colonial, hasta el arte argentino del siglo XIX. En el nuevo guión de arte nacional de este período, se incluye la obra “Soldado de la guardia de Rosas” (1842), del artista francés Raymond Quinsac Monvoisin, cedido en préstamo, proveniente de una colección particular. Esta iniciativa tiene por objetivo generar un diálogo entre obras invitadas con el acervo del Bellas Artes.
- Raymond Quinsac Monvoisin
En total, hay seis salas dedicadas al arte americano, desde la época prehispánica hasta el Centenario.
“La decisión de honrar esa memoria visual –explica Andrés Duprat, director del Bellas Artes– obedece tanto a una intención de reparación, de justicia histórica, como, ante todo, de justicia poética: recuperar en la escena del Museo la potencia de una producción que suele permanecer oculta a nuestros ojos. A la vez, permite releer la historia visual del territorio, pues es posible construir series con las vertientes plásticas que dialogaron con ella”.
En la sala de arte prehispánico, se reunen las colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes y de la Cancillería argentina. Con curaduría de María Alba Bovisio, pueden verse cerca de 380 piezas de las diversas culturas del Noroeste Argentino –entre ellas, Ciénaga, Aguada, Condorhuasi, Alamito, Tafí, Santamariana y Candelaria–, datadas entre los siglos V a. C. y XV. En tanto, del período colonial, se exhibirán las Tablas de la Conquista de México, realizadas por Miguel Gonzales entre 1696 y 1715.
- La Conquista de México – Tabla XX
Además, en la planta baja se exhibe el dibujo del artista italiano del siglo XVII Luca Giordano, adquirido en 2017 por la Asociación Amigos del Bellas Artes. Se trata de un boceto preparatorio del óleo “Presentación de Jacob a Isaac”, perteneciente a la colección del Museo.
El 12 abril, también se inició el calendario anual de exhibiciones con tres muestras temporarias, dos de ellas, de artistas argentinos: “Carlos Alonso. Pintura y memoria” y “Diana Dowek. Paisajes insumisos”. A ellas se suma “Ninfas, serpientes, constelaciones. La teoría artística de Aby Warburg”, la exhibición curada por José Emilio Burucúa que recoge las principales ideas del historiador de las imágenes alemán Aby Warburg (1866-1929).
La muestra homenaje a Carlos Alonso reune en el Pabellón de exposiciones temporarias más de 50 obras del artista argentino, con curaduría de María Florencia Galesio y Pablo De Monte, investigadores del Bellas Artes. Se exhibirán pinturas y collages creados entre 1963 y 1989.
“No puede pensarse la historia del último medio siglo de la Argentina sin la obra de Carlos Alonso –asegura Duprat–. Es un hilo que la tensa, la denuncia, la interpela y la enmienda, a la vez que la sabe irreparable. Entre la alegoría y el realismo crudo, descalabrada por las violencias usuales, la producción del artista discurre por temas, formas y preguntas, con la sospecha de que la respuesta nunca cambiará. Y de que hay horror en ella”.
Como parte de esta muestra, que puede visitarse hasta el 14 de julio, se exhibe la reconstrucción de la instalación “Manos anónimas”, originalmente creada en 1976 para una exposición en el Bellas Artes que nunca pudo ser exhibida debido al golpe de Estado. Esta instalación ocupará un lugar central en el recorrido.
La muestra “Diana Dowek. Paisajes insumisos”, curada por Mariana Marchesi, directora artística del Museo, reúne una serie de obras creadas por la artista en la década de 1970. Partiendo del paisaje –uno de los géneros tradicionales de la historia del arte–, la autora aborda en esta selección los vínculos entre las artes plásticas y el testimonio como modo de pensar la narración histórica en términos visuales, y también de rebelarse e indagar sobre la violencia y la censura.
- Diana Dowek
“Con esta exposición, el Bellas Artes presenta ante el público un conjunto de obras de extraordinaria potencia artística y política, de gran relevancia para la plástica nacional, y rinde homenaje a una de sus artistas fundamentales, quien no ha cejado en su labor durante más de cinco décadas”, afirma Duprat. La muestra podrá verse en las salas del primer piso hasta el 2 de junio.
“Ninfas, serpientes, constelaciones. La teoría artística de Aby Warburg”, con curaduría de José Emilo Burucúa, propone ilustrar las ideas y categorías desarrolladas por el prestigioso teórico alemán, con piezas provenientes de distintas colecciones públicas argentinas. Los cinco núcleos de la exposición –que podrá visitarse hasta el 9 de junio en el primer piso– son “La ninfa”, “El héroe”, “La serpiente y la magia”, “El cielo estrellado” y “La distancia y la memoria”.
Estas iniciativas contaron con el apoyo de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes. El Museo, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, puede visitarse de martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20 (lunes: cerrado), en Av. del Libertador 1473, Ciudad de Buenos Aires.
El ingreso general al Museo para los residentes en el país es gratuito, mientras que la entrada al Pabellón de exposiciones temporarias tiene un costo de $100 (cien pesos). Quedan exceptuados de este pago los menores de 12 años, las personas con discapacidad, los jubilados y docentes con acreditación, y los grupos de estudiantes. Los no residentes en la Argentina, en tanto, deben abonar $200 (doscientos pesos) para ingresar al Museo, valor que incluye la visita al Pabellón de exposiciones temporarias. Los martes de 11 a 20, y todos los días de 18.45 a 20, la entrada es gratuita.