Alec Oxenford en su departamento de Río de Janeiro con obra de Carla Zaccagnini; las iniciales de las palabras conforman la frase “El sur es nuestro norte”
“El sur es nuestro norte”, dice en clave la obra de Carla Zaccagnini, colgada en la terraza de este departamento de Ipanema, con vista al mar. “Es nuestro secreto: en el norte creen que ellos son nuestro norte”, señala Alec Oxenford, empresario porteño radicado desde hace dos años en Río de Janeiro, sobre esta pieza que hace un guiño contemporáneo y conceptual al célebre mapa invertido de América de Joaquín Torres-García. Forma parte de las más de 550 piezas de 150 artistas argentinos que integran la colección que presentó al público ayer en Brasil.
Un día antes del comienzo del Mundial de Fútbol debutó en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Niterói, diseñado por Oscar Niemeyer, este Dream Team mixto y de distintas generaciones que incluye a Guillermo Kuitca, Julio Le Parc, Fernanda Laguna y Liliana Porter. Un lento venir viniendo, cita del escritor argentino Macedonio Fernández elegida por el curador Mariano Mayer, es el título de este gran “partido amistoso” que continuará en 2023–habrá segundo y tercer tiempo en el Instituto Tomie Ohtake, en San Pablo, y en la Fundación Iberê Camargo, en Porto Alegre, y luego se convertirá en libro-, y que contribuye a disolver antiguas rivalidades deportivas entre países vecinos.
No se oyen provocadores cantos de hinchadas sino la dulce voz deGal Costa, fallecida días atrás, en la piscina del hotel Fairmont, mientras un hombre vestido con zunga amarilla chequea su teléfono al atardecer. De esa manera relajada se cierran muchos negocios en esta ciudad que amanece muy temprano, asegura Oxenford. Él mismo encontró esta oportunidad en una situación similar: conoció a João Paulo Siqueira Lopes, codirector de la productora cultural brasileña Act, durante el cóctel de inauguración de ArtRio 2020, en el Copacabana Palace.
“Le pareció atractivo mostrar mi colección en Brasil –recuerda Oxenford-, donde es inusual que haya un acervo tan panorámico del arte de este milenio. Además de presentar la escena contemporánea argentina, esta muestra tiene sentido acá porque el arte es un lenguaje universal: los colores, los mensajes y las emociones que genera son comprensibles para todos”.
El puntapié inicial lo dio en 2008, con una líder en su equipo equivalente a Lionel Messi: quien lo asesoró durante una década en la adquisición de fotografías, videos, instalaciones, performances, esculturas y collages fue nada menos queInés Katzenstein, fundadora del Departamento de Arte de la Universidad Torcuato Di Tella y actual curadora de Arte Latinoamericano del MoMA, donde dirige además el Instituto Cisneros para la Investigación del Arte de América Latina. Con ella definieron desde el principio las reglas del juego: comprar sólo obras de artistas argentinos, vivos, en mercado primario y a través de galerías, para apoyar la creación nacional.
“Esta serie de exposiciones constituye un paso importantísimo para una colección que hace más de una década viene apoyando al arte argentino contemporáneo con gran convicción, no solamente por el hecho de coleccionarlo, sino a través de iniciativas de becas para artistas y proyectos de investigación -dijo a LA NACION Katzenstein, que viajó especialmente para la inauguración desde Nueva York-. Es la primera vez que la colección sale del ámbito privado al institucional, y en un país vecino tan importante culturalmente como Brasil. Así que hay mucho para celebrar, especialmente, por las oportunidades que se abren a los artistas”.
Varios de ellos viajaron hasta Río para participar de la inauguración y otros –Mariana Ferrari, Miguel Mitlag y Sebastián Gordín- incluso realizaron el complejo diseño de montaje, en un museo redondo tapizado con alfombras y cuyas paredes no se pueden tocar. Igual de desafiante es el equilibrio que debe hacer el performer de la obra concebida por Diego Bianchi, que hace equilibrio sobre un pedestal mientras intenta tomarse una selfie, justo al lado de un imponente móvil blanco deJulio Le Parc.
Allí posó para la foto el artista y diseñador brasileño Oskar Metsavaht, fundador de la marca Osklen, que tiene una obra del artista mendocino. También recorrieron la muestra los curadores de arte latinoamericano del Guggenheim de Nueva York y del Pompidou, Pablo León de la Barra y Paulo Miyada; este último es, además, jefe de curaduría del Instituto Tomie Ohtake, y tomará la posta el año próximo de Un lento venir viniendo.
“Cada uno de los tres capítulos de la muestra presenta diferentes obras y presta atención a un episodio cultural emblemático para la vida artística de las ciudades que los alojan”, explicó Mayer a LA NACION Mayer. En esta primera parte, agregó, el concepto de influencias que vincula las 57 piezas exhibidas -de un total de 150 que viajarán a Brasil desde la Argentina- se inspiró en el curso libre de pintura de Ivan Serpa en el MAM de Río, donde se conocieron Hélio Oiticica y Lygia Clark, y su actuación en el Grupo Frente. “Me interesó enfocarme en la idea de intercambio”, agregó el curador, que también asesora a Oxenford con sus adquisiciones.
Con ayuda de la artista Erica Bohm, semanas atrás compraron en arteba más de una veintena de obras. “¡Me encantó!”, responde entusiasmado el expresidente de la fundación que impulsa la feria, cuando se le pregunta por el balance de esta edición. Cofundador de plataformas como DeRemate, OLX y letgo, este experto en tecnología impulsa ahora el fondo de inversiones Alpha Capital. No muestra, sin embargo, la misma euforia cuando se le pregunta por los Token No Fungibles (NFT), que transformaron el mercado en los últimos dos años.
“La tecnología conecta, pero no sirve para todo. Sería más lindo acercar el arte a todo el mundo que repartir imágenes digitales. Yo disfruto mirando, tocando, sintiendo”, explica Oxenford, que sigue eligiendo el sur como su norte pese a “los políticos que aprendieron a manipular a la gente”. “América Latina es auténtica, real –opina-. Nos mostramos como somos”.
Para agendar:
Un lento venir viniendo – Capítulo I, curada por Mariano Mayer, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Niterói. Hasta el 26 de febrero de 2023
Fuente: Celina Chatruc, La Nación