Primero, el aviso: hay una enorme muestra de Picasso acá nomás, en Montevideo. Es la versión americana de una muestra mundial: hay una por continente y en el nuestro es la de Uruguay. Queda un mes para verla. Hagan cuentas.
Segundo, la pregunta: ¿qué tiene que ver Picasso con Montevideo? Para eso necesitamos ir más despacio. Laurent Le Bon, director del Museo Picasso de París, creó «Picasso mundo», un programa para mostrar la obra del gran pintor del siglo XX por todas partes. «Uruguay resuena en la obra de Pablo Picasso a través de la figura de Joaquín Torres García», dijo Le Bon cada vez que le preguntaron. Un pintor vinculado a otro pintor.
«La idea era llevar a Picasso a lugares donde haya tenido poca presencia o nula», cuenta a Clarín Enrique Aguerre, director del Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo. Y detalla: «Pablo Picasso y Joaquín Torres García coinciden en Barcelona, concurren a la misma academia donde el papá de Picasso daba clases, van a la mismas tertulias al café Els Quatre Gats, que era un lugar donde se juntaban escritores, se hacían muestras. Entonces ilustran en las mismas revistas, exponen juntos, Picasso en 1900 ya tiene seleccionada una obra para una exposición universal y en 1904 se va a trasladar a Francia y no va a volver, pero sigue en relación con Torres, incluso en el 32 planean hacer un libro juntos y después se enojan y se pelean y Torres quema el libro, que es Picasso visto por un artista: Joaquín Torres García”.
–¿Por qué se peleaban?
–Por temas personales, él le pide cosas de ayuda, de colaboración. Y Picasso es Picasso y sólo trabaja para él. Lo que le importa a Picasso, no sé si está bien o está mal, es pintar, es hacer su obra. Se enojaba porque tomó celebridad como personaje, fue extremadamente rico estando afiliado al Partido Comunista, tenía sus palacios. Durante el franquismo, Picasso firmaba las cartas de solidaridad y era un personaje que pesaba y siempre era solidario con sus colegas, lo que pasa es que era inalcanzable. Está aquella anécdota de Dalí, un Dalí joven que hace mucha fuerza con un amigo de Picasso para que se lo presente en París y van y Dalí le dice: “Picasso vine a verlo a usted antes de ir al Louvre” y Picasso le dice: “Ha hecho usted muy bien”.
Un lujo Picasso en Montevideo, pero un lujo caro: calculan que llevar esas cuarenta y cinco obras a orillas del Río de la Plata no costó menos de un millón de dólares. Por eso, el Museo de Artes Visuales da un giro a sus políticas y cobra entrada. Es la primera vez que un museo público cobra entrada en el país vecino.
–En Buenos Aires si hizo como excepción con la muestra de Turner en el Bellas Artes, en 2018, y ahora se estableció como política.
–Lo anuncié en agosto pasado y dije: “De a uno, disparen”. Pero no. Me llevé una sorpresa. Vale menos que una entrada de cine. No renunciamos a la obligación de democratizar el acceso a la cultura, eso por ley lo tenemos como cualquier museo público y se sostiene con los impuestos. Pero agregamos ese plus para decir “queremos traer algo muy grande” y sí, hay que hacer un esfuerzo. Es la única manera que tenemos para generar este tipo de proyectos.
Fuente: Clarín.