“Es solo cuestión de tiempo”, decía la frase escrita en grandes carteles ubicados en distintos puntos de Madrid, en febrero último. La obra del fallecido artista cubano-americano Félix González-Torres devino triste profecía mientras los reyes de España inauguraban la feria ARCO, horas después de que se confirmara el primer caso de coronavirus en el país y de que la OMS advirtiera sobre una posible pandemia.
Comenzó así un año en el que estaba prevista la apertura de casi una decena de museos en distintos países, y que obligó en cambio a instituciones culturales de todo el mundo a cerrar sus puertas por la cuarentena y a “pensar fuera de la caja” como nunca antes para mantener su contacto con el público.
La creatividad demostró su potencial en museos, ferias, casas de subastas y galerías, que no tardaron en desarrollar todo tipo de estrategias online: desde conferencias de prensa por Zoom hasta charlas en vivo en Instagram, visitas en 360º y millonarios remates intercontinentales en vivo, la oferta global se viralizó a un ritmo que por momentos resultó abrumador. “Un gran estruendo cacofónico”, como lo llamó Gabriela Rangel, directora artística del Malba, que incluyó entre sus acciones el lanzamiento de un original archivo virtual dedicado a la performance.
Tanto se debatió sobre la necesidad de un cambio de paradigma para la era pospandemia, que se logró lo que hasta 2020 parecía imposible: pasar de la competencia a la colaboración. En la Argentina nació la Red Argentina de Museos y Espacios de Arte (RAME) -impulsada por Fundación Proa, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y el Malba-, que acordó la creación de un protocolo sanitario y convocó a museos de todo el país a iluminar sus fachadas. La acción conjunta buscó visibilizar el rol esencial que cumplen en la ampliación del espacio público y en la reconstrucción de los lazos sociales, y logró la aprobación de su reapertura tras meses de cuarentena.
«En contextos de crisis se abre la puerta de la oportunidad. Queda en nosotros abrirla para reescribir la historia.»
Larisa Andreani, presidenta de arteBA Fundación
También arteBA y Meridiano demostraron su voluntad de superar con trabajo en equipo una crisis sin precedente para la escena artística local. Tras la cancelación de la feria y un tenso recambio de autoridades, la fundación formó una alianza con la cámara de galerías para organizar la semana del arte federal Panorama. Ambas instituciones lograron además acuerdos con la plataforma digital Artsy para sostener la presencia en el mercado internacional.
Pensar todo de nuevo, la muestra colectiva curada por Andrea Giunta en Rolf Art, hizo honor a su título: no solo se adaptó con destreza a las demandas y formatos del universo digital, sino que fue elegida como exhibición central de la próxima edición del festival de fotografía The Rencontres d’Arles. Otro ejemplo de resiliencia fue el que dieron las galerías Rubbers, Gachi Prieto y Jacques Martínez, con un homenaje conjunto en tres barrios para abarcar el enorme legado de Luis Felipe Noé.
“La pandemia es una forma de manifestación del eterno caos”, observó este último en una entrevista con LA NACION, al ilustrar con una pintura reciente un suplemento de la serie #LNTeAcompaña. Una de varias que realizó durante la cuarentena, a los 87 años, además de publicar un libro tras haber sobrevivido a una internación por coronavirus. “El arte es terapéutico, transforma la angustia en algo vital”, opinó en tanto Marta Minujín, al participar con su pieza Pandemia de otro especial de obras coleccionables destinadas al lector. En este caso se trató de un innovador proyecto editorial colectivo impulsado desde Bogotá, que involucró a diarios y museos de varios países de América Latina.
«En China hay un género de poesía escrita por fantasmas. Este año, equivalente a un siglo, fue una crónica escrita por fantasmas.»
Gabriela Rangel, directora artística del Malba
Una de las múltiples iniciativas con las que quedó demostrado el poder de la imaginación para superar el aislamiento. Desde las creaciones virtuales en 3D del danés Olafur Eliasson y Minujín, descargables en cualquier sitio gracias a una app, hasta la obra de teatro ideada por Liliana Porter y Ana Tiscornia en su casa de Nueva York, protagonizada por actores que filmaron con celulares desde las suyas en la Argentina. Desde las intervenciones de Banksy en su propio baño o en el subte londinense, disfrazado de fumigador, hasta el ciclo de talleres creativos que el diseñador Martín Churba ofreció a diario en vivo por Instagram, con la consigna de “pasarle el trapo a la cuarentena”.
«Quizás uno de los pocos beneficios que se avizoran sea el cese de la búsqueda indiscriminada de la masividad.»
Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes
A estas acciones se sumaron mensajes inspiradores de artistas como David Lynch, Marina Abramovic, Yayoi Kusama y Julio Le Parc, quien compartió un video mostrando cómo trabajaba con optimismo en su casa-estudio de París. “Soñemos juntos”, decía la frase de Yoko Ono impresa sobre carteles junto a la entrada del Museo Metropolitano de Nueva York, que por primera vez dedicó a una obra los banners donde suele promocionar muestras.
Otra forma de superar las limitaciones físicas ganando terreno en el espacio público, medida replicada en la Argentina en patios y jardines como el del Museo Nacional de Arte Decorativo. Ese recurso fue muy bien aprovechado por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires: entre otras acciones impulsadas en San Telmo en paralelo a su programación online, desplegó una pieza de Nicolás García Uriburu sobre la fachada de su sede en la Avenida San Juan.
«Lo virtual y lo presencial no debe plantearse como lo uno o lo otro, prefiero pensar las formas futuras del museo integrando y potenciando ambas dimensiones.»
Martín Marcos, director del Museo Nacional de Arte Decorativo
Esa combinación “híbrida” entre lo presencial y lo virtual será una de las claves de la pospandemia. Así lo anticipó en junio Noah Horowitz, director para las Américas y miembro del Comité Ejecutivo de Art Basel, feria que se vio obligada a cancelar sus ediciones en Hong Kong, Basilea y Miami justo el año en que se disponía a celebrar su medio siglo de historia. Con ese panorama Diego Costa Peuser, director de Pinta, PArC y BAphoto, impulsó versiones Live de sus ferias, aunque también proyecta cruzar fronteras con ediciones en Basilea y Chicago.
La necesidad de distanciamiento impulsó el desarrollo de nuevos proyectos en 360º, como los presentados por Diderot.art, la galería Roldán Moderno o la feria Untitled, aunque no impidió la apertura de espacios físicos. Mientras el Museo de Bellas Artes de Houston inauguró su sede ampliada con una gran representación de artistas argentinos, en Buenos Aires se continuó el ejemplo de una gran mecenas como Nelly Arrieta de Blaquier, fallecida el mes pasado. Museos como el Malba, el Moderno y el Macba sumaron obras a sus colecciones, y el Distrito de las Artes no detuvo su crecimiento: en La Boca, la Fundación Andreani inauguró su sede diseñada por Clorindo Testa y Alberto Sendrós abrió su galería, y en San Telmo la Fundación Santander destinó un amplio sector de su planta baja a una obra permanente de Leandro Erlich.
“Ojalá vivas en tiempos interesantes”, fue la frase elegida por el curador Ralph Rugoff para la Bienal de Venecia del año pasado, asociada con la supuesta maldición de condenar a alguien a vivir en crisis permanente. Vaya si se cumplió.
Fuente: Celina Chatruc, La Nación