La aguja de la torre, de 45 metros de altura, que hoy se derrumbó, fue construida en 1860.
En su interior presenta un gran cuerpo de iglesia con cinco naves más capillas laterales, con enormes ventanales cubiertos de vitreaux. La capilla mayor está rodeada por una girola de doble nave.
La catedral sede de la arquidiócesis de París sufrió daños graves y racias durante la Revolución Francesa de 1789.
Luego fue objeto de una imponente restauración del arquitecto Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste Lassus.
En ellas, además de reconstruir y restaurar gran parte de la escultura perdida (incluso sus fantasiosas y famosas gárgolas), se modificaron y añadieron diversas partes, entre ellas la célebre aguja de la torre.
Corazón de la cristiandad francesa, la catedral fue escenario de algunos de los momentos más importantes de la historia del país, como la coronación de Napoleón Bonaparte y la beatificación de Juana de Arco.
También albergó los féretros de los presidentes fallecidos Charles de Gaulle, Georges Pompidou y Francois Mitterand.
En 2013, el escritor e historiador cercano a la extrema derecha Dominique Venner la eligió para su trágico adiós, se disparó un tiro en el altar.
Un entonces joven y desconocido Victor Hugo le dedicó una novela histórica, «Notre-Dame de París», en 1831, que fue un éxito inmediato.
Desde entonces todo el mundo se apasionó con la historia de amor frustrada del jorobado Quasimodo por la bella gitana Esmeralda.
Fuente: Ámbito