El récord (otro más) estaba cantado. La expectativa que generó en el mundo del arte el divorcio del desarrollador inmobiliario Harry Macklowe y su esposa Linda, por la salida al mercado de un valioso acervo acumulado durante más de medio siglo, logró que se convirtiera en la colección más valiosa que se haya vendido en la historia de las subastas.
Las 65 piezas de los artistas más importantes de los últimos 80 años ofrecidas en Sotheby’s recaudaron US$922,2 millones, en dos remates realizados en noviembre y anoche, y superaron así la estimación combinada de preventa (US$607-855 millones). El récord anterior lo tenía la colección de David Rockefeller, rematada en Christie’s en 2018 porUS$835.1 millones, que desplazó entonces a su vez a la de Yves Saint Laurent y Pierre Bergé, vendida en la misma casa casi una década antes por US$ 483,8 millones.
Este resultado se suma a otros récords logrados la semana pasada en Christie’s, donde un retrato de Marilyn Monroe realizado por Andy Warholen 1964 (vendido por US$195 millones) se convirtió en la obra del siglo XX más cara vendida en subastas y una fotografía de Man Ray (US $12.4 millones) se ubicó en el primer puesto de esa disciplina.
Anoche, Sotheby’s tomó la posta al ofrecer 30 obras que recaudaron US$ 246,1 millones. El lote principal fue una obra maestra tardía nunca antes vista de Mark Rothko, vendida por US$48 millones. Y un coleccionista japonés se quedó con un autorretrato de Warhol, de 1986, por US$18,7 millones. El 50% de la oferta se vendió por encima de la estimación alta a postores que pujaban desde treinta países.
Divorcio, muerte, deudas y desprendimiento
Se confirmó así, una vez más, que el mercado responde a las llamadas “4D”, iniciales de cuatro palabras en inglés: Divorce, Death, Debt, Deaccessioning (divorcio, muerte, deudas y el desprendimiento de obras por parte de instituciones). Estas situaciones son sinónimo de oportunidades, ya que gracias a ellas piezas valiosas salen a la venta tras haber permanecido en colecciones durante décadas.
La crisis de los Macklowe se desató en 2016, cuando Linda Burg solicitó el divorcio. Pronto se revelaría que Harry estaba teniendo un affaire con Patricia Lazar-Landeau -presidenta del Museo Francés Amigos de Israel, en Jerusalén-, con quien se casó en 2019. La justicia les ordenó dividir y vender su colección, pero no pudieron ponerse de acuerdo sobre el valor, que se terminó definiendo a golpe de martillo.
A la confianza que aporta la procedencia se suma la calidad. Este resultado es “testimonio de la calidad de la colección reunida durante varias décadas de búsqueda dedicada”, según Charles F. Stewart, director ejecutivo de Sotheby’s. Y Mari-Claudia Jiménez, presidenta de la casa de subastas, agregó que “las obras de los nombres más importantes del arte moderno y contemporáneo demostraron que el extremo superior del mercado sigue siendo excepcionalmente fuerte y que la confianza de los coleccionistas es alta. Cuando la calidad se lleva al mercado, esa calidad continúa impulsando los mejores resultados”.
Fuente: Celina Chatruc, La Nación