Inauguración para prensa: MIÉRCOLES 3 DE AGOSTO, A LAS 17.
El Museo Nacional de Bellas Artes presenta en el Centro Cultural Kirchner la muestra “Escenas contemporáneas. Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001”, que podrá visitarse desde el 4 de agosto, con entrada libre y gratuita.
La exposición organizada por ambas instituciones permitirá apreciar en las salas de la Gran Lámpara, en el 6° y 7° piso del Centro Cultural Kirchner, más de 150 obras de artistas argentinos, pertenecientes al acervo del Bellas Artes, creadas entre la década de 1960 y el año 2001. La muestra, con curaduría de Mariana Marchesi, directora artística del Museo, se articula en cinco recorridos temáticos, cada uno de los cuales funciona como una pequeña exhibición en sí misma.
El director del Bellas Artes, Andrés Duprat, expresa: “Estamos felices de concretar esta exposición porque, además de presentar una selección de importantes piezas de arte argentino de la colección de nuestro Museo, articula, en una acción conjunta, a dos instituciones culturales relevantes: el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Cultural Kirchner. El primero, un museo centenario que atesora una de las memorias visuales más significativas, y el segundo, el más nuevo y moderno centro cultural de la Argentina”.
El conjunto presentado incluye pinturas, grabados, esculturas, fotografías e instalaciones de un centenar de artistas argentinos emblemáticos, como Carlos Alonso, Antonio Berni, Juan Carlos Distéfano, Sara Facio, León Ferrari, Nicolás García Uriburu, Carlos Gorriarena, Gyula Kosice, Julio Le Parc, Liliana Maresca, Marta Minujín, Luis Felipe Noé, Liliana Porter, Narcisa Hirsch, Diana Dowek y Antonio Seguí, entre otros.
“A través de recorridos independientes, se plantean preguntas vinculadas con la historia, la identidad, la práctica artística y sus contextos de producción durante las últimas décadas del siglo XX en el ámbito local”, explica Marchesi.
“Se trata de dirigir la mirada hacia temas que atravesaron la sociedad y la cultura argentinas entre los años 60 y 90” ‒agrega la curadora‒. Cada eje explora las obras surgidas en tiempos de alternancia de gobiernos democráticos y militares; los planteos que desafían el canon, desde las rupturas radicales de las vanguardias de los años 60 hasta la redefinición del lugar de la pintura en la década del 80; los dilemas de una estética latinoamericana, y la intervención del cuerpo como soporte de la acción artística o como práctica política”.
“Escenas contemporáneas” podrá visitarse hasta el 11 de diciembre, con entrada libre y gratuita, en las salas del 6° y 7° piso del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151, Ciudad de Buenos Aires), de miércoles a domingos, de 14 a 20.
La exhibición:
Recorrido 1: Desafiar las reglas del arte
Hacia mediados del siglo XX el desarrollo de la tecnología, el auge de los medios masivos y la inmediatez de la comunicación impactaron en la vida cotidiana. Estos procesos moldearon una nueva sociedad, marcada por el vértigo y la velocidad con que circulaban las imágenes. La percepción del tiempo y del espacio cambió de un modo inédito. Una nueva manera de mirar el mundo dio lugar a una nueva sensibilidad. El concepto de belleza ya no era un elemento determinante para definir el arte. Surgieron por entonces movimientos de vanguardia que buscaron trascender los límites de la pintura y la escultura, para integrar el arte y la vida, la alta y la baja cultura, el espacio real y el de la representación. Las propuestas estéticas dejaron de estar centradas en la producción de objetos artísticos únicos, entregados a la contemplación pasiva del espectador, para transformarse en experiencias multiplicables que fusionaron distintas disciplinas artísticas. En muchos casos propusieron dar la espalda a las instituciones tradicionales, como museos y galerías, para salir a la calle y accionar de manera directa sobre la realidad.
Recorrido 2: Imágenes, historia, memoria
¿Es posible leer la historia en las imágenes? El recorrido por esta sala propone hacer ese ejercicio, para pensar el modo en que los artistas han respondido con su producción a las condiciones propias de sus contextos contemporáneos, así como para reflexionar sobre el lugar de la sociedad en la construcción de la historia y la memoria. Esta cronología visual se enmarca entre dos momentos de insurrección urbana que permanecen en el imaginario como fechas en que la acción colectiva definió cambios para la sociedad: el Cordobazo, en 1969, y la crisis de 2001. Durante esos treinta años de alternancia de gobiernos democráticos y dictatoriales o de rearmado del tejido social en democracia, las imágenes lidiaron con las ideas de violencia, libertad, destrucción y reconstrucción. Se alzaron con fuerza antidictatorial, como clamor de libertad, como vehículos para el reclamo de derechos y reivindicaciones. El poder de las imágenes reside en su capacidad de constituirse en elementos dinámicos que actúan como instancias donde se activan procesos sociales, donde se inscriben nuestras historias o desde donde construimos la memoria colectiva.
Recorrido 3: El devenir de la pintura
Aun cuando a fines de la década del 60, como consecuencia de la aparición de los movimientos de vanguardia, se anunció “la muerte de la pintura”, esta práctica nunca perdió vigencia. En los años 80, mientras en la Argentina se recuperaba la democracia, muchos artistas comenzaron a entender la práctica de la pintura como un espacio donde se dejaba entrever el cruce de disciplinas y la influencia de ambientes contraculturales, que fueron verdaderos ámbitos de libertad social y creativa. Ya sea desde una perspectiva tradicional o desde la hibridación que propusieron los cruces con otras disciplinas, a lo largo de tres décadas la pintura redefinió su lugar en el campo artístico y fue permeable a los problemas que atravesaron el arte en aquella etapa. En muchas de las obras del período, los artistas reflexionaron sobre la naturaleza y la materialidad de la pintura. Al fusionarla con otras prácticas (la música, el teatro, la poesía, la fotografía) la hicieron híbrida, transdisciplinar, y en ocasiones la transformaron en un acto colectivo. Y al generar nuevos espacios de producción y circulación, que lograron convivir con aquellos más tradicionales, como los museos y las galerías, ampliaron sus posibilidades de inserción social y cultural y, por ende, sus públicos.
Recorrido 4: Abstracción. Identidad americana
A partir de los años 70, la tradición de los antiguos pueblos de América resurge como un elemento clave para volver a pensar la estética regional. Tomando como punto de partida el Universalismo Constructivo proclamado por el pintor uruguayo Joaquín Torres García en la década del 30, una serie de artistas y críticos culturales recuperaron la idea de que el sentido de la abstracción ya estaba presente en los diseños de los tejidos, la cerámica y la arquitectura amerindia. De esta forma, buscaron afianzar la noción de que el arte abstracto, constructivo, hunde sus raíces en nuestras culturas ancestrales antes que en los movimientos de vanguardia occidentales. La colección del Museo Nacional de Bellas Artes posee algunos de los más destacados ejemplos de esta vertiente que afirma otros modos de entender el arte, su historia y nuestra cultura.
Recorrido 5: Repensar los cuerpos
De las experiencias vanguardistas en los años 60 a las prácticas colaborativas y contraculturales de las décadas del 80 y del 90, este eje propone pensar la diversidad y las minorías sexuales como ámbitos de disidencia. Nuevas miradas sobre el cuerpo desafiaron tanto los modelos sociales establecidos como la tradición artística. En ese ejercicio de la diferencia, también se cuestionaron y se desarmaron los cánones estéticos. A lo largo de las últimas décadas del siglo XX, muchas imágenes y acciones sirvieron como soporte y disparador de posturas críticas e ideológicas. Así, excedieron el mero gesto irreverente para transformarse en imágenes transgresoras, desobedientes, que abordan el cuerpo no solo como un medio para la acción estética, sino también como un problema político.
Listado de artistas presentes en la muestra:
Marcos Adandía, Diana Aisenberg, Carlos Alonso, Libero Badii, Elba Bairon, Carlota Beltrame, Luis Fernando Benedit, Perla Benveniste, Antonio Berni, Marcelo Bonevardi, Martha Boto, Marcelo Brodsky, Mildred Burton, Juan José Cambre, Delia Cancela, Graciela Carnevale, Ricardo Carpani, José Casals, Feliciano Centurión, Elda Cerrato, Eduardo Comesaña, Eduardo Costa, Alicia D’Amico, Mirtha Dermisache, Juan Carlos Distéfano, Hernán Dompé, Diana Dowek, Ana Eckell, Noemí Escandell, Fabulous Nobodies, Sara Facio, León Ferrari, Luis Frangella, Jorge Gamarra, Nicolás García Uriburu, Edgardo Giménez, Héctor Giuffré, Fina Gómez, Norberto Gómez, Carlos Gorriarena, Víctor Grippo, Eduardo Grossman, Jorge Gumier Maier, María Juana Heras Velasco, Alberto Heredia, Narcisa Hirsch, Roberto Jacoby, Gyula Kosice, Guillermo Kuitca, Alejandro Kuropatwa, David Lamelas, Benito Eugenio Laren, Julio Le Parc, Adriana Lestido, Eduardo Longoni, Marcos López, Paula Luttringer, Liliana Maresca, Pablo Mesejean, Marta Minujín, Marcela Mouján, Luis Felipe Noé, Marie Orensanz, Margarita Paksa, Julio Pantoja, Aldo Paparella, Ariadna Pastorini, César Paternosto, Luis Pazos, Pérez Celis, Duilio Pierri, Cristina Piffer, Jorge Pirozzi, Marcelo Pombo, Liliana Porter, Alfredo Prior, Alejandro Puente, Norberto Puzzolo, Dalila Puzzovio, Manuela Rasjido, Emilio Renart, Eduardo Rodríguez, Alfredo Rodríguez Arias, Juan Carlos Romero, Graciela Sacco, Rubén Santantonin, Hugo Sbernini, Cristina Schiavi, Marcia Schvartz, Madalena Schwartz, Antonio Seguí, María Simón, Raúl Stolkiner (RES), Pablo Suárez, Taller Popular de Serigrafía, Joaquín Torres García, Juan Travnik, Miguel Ángel Vidal, Edgardo Antonio Vigo, Román Vitali, Julie Weisz, Luis Alberto Wells, Horacio Zabala, Helen Zout.