Durante el día no faltan los vecinos que al pasar, se detienen y agarran el celular para sacar fotos. A diferencia de las casas que la rodean, esta se lleva toda la atención con sus extraños robots.
Federico tiene en su casa un taller de robótica para niños y adolescentes. En su jardín delantero, ubicado sobre la calle De Kay al 300, decidió combinar su pasión con el arte y compró tres robots hechos a mano por otro artista de Quilmes.
Con materiales plásticos reciclados, alambres y mucha pintura, estas obras toman la forma de esculturas impresionantes que llegan a medir hasta dos metros. Su creador, Marcelino Gámez, detalla que «todo se realiza con diferentes objetos que ya no sirven».
El robot rojo fue apodado «Jugo», y cuenta con articulaciones en los hombros. Foto: @visitadrogue (gentileza)
El artista plástico es estudiante de la Escuela Municipal de Bellas Artes “Carlos Morel”, y dedica parte de su trabajo a la creación de obras con estilo futurista. «Es algo distinto a lo que se estudia en la escuela», explica Gámez, que se encarga de buscar y recolectar cosas tiradas en las calles para darles un nuevo uso.
Alguno de sus robots están inspirados en series y películas, y muchos otros son inventados por él. Lo que antes eran partes de computadoras, paragolpes y hasta televisores, pasan a ser «Transformers» -por su parecido con los personajes de la película- con todo detalle.
Cada uno lleva un proceso diferente. «La estructura puede ser de hierro o tubos de plástico duro, según el tamaño de la obra», explica el artista. Para ensamblar utiliza alambre galvanizado y pegamento, y recubre todo con pintura en aerosol y barniz para dar brillo a sus creaciones.
La última escultura de Marcelino Gamez, inspirada en la serie «Mazinger Z».
Desde el 2018, algunas de sus esculturas forman parte de la identidad de la casa de Federico en Adrogué. Con dos robots de casi dos metros de altura y otro que cuelga desde el techo, la curiosidad y miradas de los vecinos es casi inevitable.
«Llegan muchas familias, a veces pasan con el auto y se detienen para sacar fotos con su celular y después siguen», cuenta el dueño de la casa y profesor de robótica. Para acompañar la exhibición, le agregó luces a cada obra para que también puedan ser observadas de noche.
El robot más destacado es el que cuelga de su techo. Inspirado en el androide T-800 de la película Terminator, esta escultura fue diseñada por Marcelino Gámez de manera personalizada, con un peso y tamaño específicos para que la pared pueda resistirlo.
Nombrado «Val-21», el robot fue instalado con dos escaleras. Foto: @visitadrogue (gentileza)
El valor de estas obras y el por qué de su instalación en la casa de Federico se complementan con su trabajo: «Los materiales son reciclados, y en la robótica uno tiene que de alguna manera bajar costos cuando hace un armado o una construcción. Además, fortalece la creatividad y crea nuevas ideas», explica.
El nombre de cada robot fue elegido por los alumnos del taller. «Queremos que los chicos se involucren en el armado, y aunque no los hayan hecho ellos directamente, les dimos la palabra para que los bauticen», cuenta Federico.
Este año, su casa contará con más obras del artista quilmeño. Una de las próximas a encargar es una imitación de RoboCop, y se estima que va a ser instalada en el techo.
«Juanito»: uno de los robots más detallados, similar a un Transformer. Foto: @visitadrogue (gentileza)
«Para mi es un honor que a la gente le guste mis obras y se saque fotos», detalla Marcelino Gámez sobre sus trabajos, que también formaron parte de exhibiciones de museos locales. A pesar de las dificultades que atravesó por la pandemia, el artista sigue trabajando en sus creaciones.
La presentación de sus robots en ferias y museos fue suspendida. «Me estoy preparando para volver, no paro de trabajar y muchos chicos y adultos quieren que vuelva a exponer», concluye el creador de los robots hechos con plásticos reciclados.
Fuente: Clarín