Casi dos siglos —entre 1163 y 1345— se tardó en construir. Forma parte del patrimonio de la humanidad. Alberga un millar de historias y secretos. Su estilo gótico sobresale en medio de la arquitectura parisina del nuevo milenio. Es una visita obligada para cualquiera que pase por la capital francesa. Y ahora, en estos precisos momentos, un incendio amenaza con destruirla. ¿Qué significa para la historia de Occidente la emblemática Catedral de Notre Dame y qué obras y reliquias podrían estar siendo afectadas por las llamas?
De lejos, desde el atrio, se la ve impecable. Parece perfecta, armónica, con sus portales trabajados, su altura imponente, sus hermosas estatuas. Pero observando más de cerca se ven columnas y pináculos desequilibrados -algunos debieron ser reforzados-, piedras agrietadas, arbotantes en mal estado y hasta algunas de sus gárgolas reemplazadas por tubos de PVC…
Hace unas horas lucía armónica e impecable. En 2017, la diócesis de París realizó un acuerdo con el Ejecutivo francés para restaurar esta casi milenaria catedral que es el más antiguo de los grandes símbolos de París. Dedicada a María, madre de Jesucristo, se sitúa en la pequeña isla de la Cité, rodeada por las aguas del río Sena.
Su longitud es imponente: 5.500 metros cuadrados en su totalidad, una planta cruciforme de cinco naves y doble deambulatorio. Pero su valor simbólico es aún inconmensurable. Basta con citar, por ejemplo, al escritor Víctor Hugo, cuando escribió en la novela Nuestra Señora de París de 1831 que «la catedral no era sólo su compañera, era el universo; mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma».
¿Y qué hay dentro de ella? ¿Qué tesoros artísticos alberga este gigante arquitectónico de la cultura occidental? A continuación, una breve lista de las obras que podrían ser dañadas de forma irreversible por el incendio.
Piedad, de Nicolas Coustou
En la cabecera de la catedral, hay un monumento que descolla. Se llama Piedad —o El Descendimiento de la cruz— y es una escultura realizada por Nicolas Coustou en el siglo XVIII.
El órgano, de Aristide Cavaillé-Coll
Un instrumento es una obra de arte en sí misma. No sólo hace arte, también lo es. En la Catedral de Notre Dame hay un órgano principal que verdaderamente es imponente. Lo hizo Aristide Cavaillé-Coll —considerado uno de los fabricantes de órganos más destacados del siglo XIX, por combinar ciencia y estética—, posee una caja adornada con autómatas. Además, la plaza de organista titular de Notre Dame es uno de los más altos honores a los que puede aspirar un músico. Ese lugar fue ocupado, por ejemplo, por Louis Vierne entre 1900 y 1937.
La Virgen de París
Casi dos metros mide esta enorme escultura de la Virgen María y el Niño Jesús. A esta estatua se la conoce como Virgen de París y es la más conocida de las treinta y siete representaciones de la Virgen que alberga la catedral. Esculpida a mediados del siglo XIV, proviene de la Capilla de Saint Aignan en el antiguo Claustro de los Cañones de la isla de la Cité.
Les Grand Mays
Grandes pinturas acompañadas por poemas en honor a la Virgen. Eso es lo que se ve dentro de la Catedral. Pertenecen a una serie: Les Grand Mays. En un principio, se realizó un total de 66 cuadros. Muchos fueron incautados en 1793 aunque se logró que varios regresaran. Hoy en día, alrededor de cincuenta de estas pinturas aún permanecen en Notre Dame. Solo trece están en exhibición pública. Entre ellas, El Descenso del Espíritu Santo (1634) de Jacques Blanchard, y San Pedro curando al enfermo con su sombra (1635) y La conversión de San Pablo (1637) de Laurent de la Hyre.
Rosetón Sur
El rosetón es una ventana. En la Catedral de Notre Dame hay varias y, según varios especialistas, son una de las más grandes obras maestras del cristianismo. El Rosetón Sur, diseñado por Jean de Chelles y Pierre de Montreuil, se construyó en 1260 como un contrapunto a la ventana norte, o Rosetón Norte, de 1250.
Los 28 reyes antes de Cristo
Son 28 figuras ubicadas a veinte metros del suelo. Representan las 28 generaciones de los reyes de Judea que precedieron a Cristo. Cada estatua tiene más de tres metros de altura. Fueron restauradas por Jean-Baptiste Lassus y Viollet-le-Duc en 1844 cuando, casi cincuenta años atrás, las estatuas fueron decapitadas en 1793 durante la Revolución Francesa.
Santo Tomás de Aquino, de Antoine Nicolas
La fecha no es exacta pero esta pintura, titulada Santo Tomás de Aquino, data del año 1648. Se atribuye al pintor Antoine Nicolas. No se sabe para quién fue realizada esta imagen. Pertenecía a la comunidad de los dominicos de Saint-Maur-des-Faussés, que se estableció en Langres en 1621. Llegó al convento de la Anunciación del Faubourg Saint-Honoré alrededor de 1950 y finalmente fue donada a la Catedral de Notre Dame en 1974, con motivo del séptimo centenario de la muerte de Santo Tomás.
El Bellos Dios, de Adolphe-Victor Geoffroy-Dechaume
De pie en el muelle del portal del Juicio Final, una de las obras más notables de Adolphe-Victor Geoffroy-Dechaume se erige imponente. Es El Bello Dios de Notre Dame realizado en el siglo XIX por Adolphe-Victor Geoffroy-Dechaume. Se trata de un Cristo humanizado muchas veces realizado en distintas épocas.
Fuente: Infobae