“Adéntrate en el mundo de Vincent para aprender más sobre su arte, emociones, ambiciones y desafíos”. El que invita a través de un video, en español, es nada menos que el bisnieto de Theo, hermano de Vincent Van Gogh. Willem Van Gogh es, además, embajador del Museo Van Gogh en Ámsterdam, y curador de Meet Vincent Van Gogh, exposición oficial de aquel museo (su acervo contiene la mayor colección del artista en el mundo), que llegará a Buenos Aires el 24 de febrero para desplegarse en el Campo de Polo.
“Esta es la única exposición oficial”, señaló la Embajadora de los Países Bajos en la Argentina sobre esta muestra estructurada en base a la correspondencia entre Vincent y Theo, que ya vieron más de un millón de personas en Barcelona, Madrid, Portugal, Santiago de Chile, Seúl, Londres y Pekín.
Las entradas ya están en preventa y cuestan entre dos mil pesos (para menores de 10 años) y $3500 (adultos). Las tarifas para estudiantes, grupos escolares, jubilados y discapacitados es de 2500 pesos. Está previsto que se presente durante tres meses, pero podría extenderse de acuerdo a la respuesta del público.
El anuncio se realizó ayer en la Embajada de los Países Bajos (a dos días de que la selección argentina enfrente a ese país en el estadio de Lusail, por un lugar en las semifinales del Mundial Qatar 2022), donde estuvieron presentes Annemieke Verrijp, embajadora por el Reino de los Países Bajos para Argentina, Paraguay y Uruguay, y Enrique Avogradro, ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. También participó, vía teleconferencia, Nicolás Renna, Director Ejecutivo de Proactiv Entertainment, la empresa de producción a nivel global del espectáculo, y Marcelo Dionisio, de la productora local Foggia.
La muestra incluye obras para tocar, proyecciones, piezas digitalizadas y en 3D, con una audioguía para niños y otra para adultos narrada por voces que personifican las de Vincent y Theo —basada en la colección de cartas personales del Museo Van Gogh—. A partir de estas misivas, en las que Vincent escribía sobre su vida más privada y su producción hasta sobre análisis de obras, se recorre su vida.
De la correspondencia entre el mayor artista neerlandés y su hermano Theo se conservan más de 800 cartas. Se pueden leer las enviadas por Vincent, gracias a que Theo las guardó: estaban escritas en holandés y en francés, incluían dibujos y pequeños bocetos que quería mostrarle a quien fue su apoyo espiritual y económico fundamental.
Mientras que Imagine Van Gogh, que pudo verse este año en el Pabellón Frers de la Rural, fue creada a partir de 200 obras del artista proyectadas en el piso, las paredes y en telas monumentales de más de 8 metros de altura, Meet Vincent Van Gogh viene de su propia casa y está estructurada en base a material histórico: la correspondencia entre Vincent y su hermano. Todo está pensado para tocar. Hay impresiones en 3D (hechas con microscopio y rayos X que reflejan en forma fiel los trazos y el empaste de materia de las obras). También incluye ampliaciones y reproducciones vistas como en un microscopio.
La sala Succes contiene 800 obras en versión digital. El público podrá tomarse selfies en una recreación de tamaño natural del dormitorio de Vincent o sentarse a la mesa junto con Los comedores de papas, una escena casi mítica que evidencia el contacto de Vincent con los sectores más humildes de campesinos (también estuvo fuertemente vinculado a los mineros). Como predicador laico, el artista neerlandés tuvo una fe religiosa tan intensa que los trabajadores de la región minera de Borinage lo bautizaron como “El Cristo de la mina de carbón”. Su entrega fue total: se despojó de todas sus pertenencias y durmió en el suelo, junto con los más pobres
Sobre el final de su vida, Van Gogh pintó contrarreloj, consciente de su frágil salud mental. Ya cuando decidió abandonar París para refugiarse en Arlés y Auvers-Sur-Oise (Francia) tuvo momentos de pérdida de lucidez. En este período creó algunas de sus obras más fascinantes como Dormitorio en Arles (donde el público podrá tomarse una selfie) y sus famosísimos Girasoles, de los que hizo muchas versiones y al menos cinco se encuentran en diferentes museos del mundo. Hace menos de dos meses, dos activistas del grupo Just Stop Oil atacaron la pintura exhibida en la National Gallery de Londres con una sustancia que parecía sopa de tomate.
Un video de la muestra se enfoca en la relación entre Van Gogh y Paul Gauguin: con un juego de sombras que recrea qué es lo que pudo haber pasado el día de la pelea fatal, después de que trabajaron juntos poco menos de dos meses en la Casa Amarilla. La relación se desgastó por las peleas y todo terminó en tragedia. Cuando Gauguin decidió irse, Van Gogh se cortó la oreja, la envolvió en papeles de diario y se la llevó a una prostituta. Al regresar a la casa amarilla, se durmió en el charco de su sangre.
En una misiva firmada por Van Gogh y Gauguin (la única que se conoce de ambos y que está fechada en 1888) dirigida a otro artista, Emile Bernard, ambos coinciden en su intención de reavivar el arte moderno. Van Gogh escribe: “Gauguin me interesa mucho como ser humano. Es como un ser virginal con instintos animales. En Gauguin, la sangre y el sexo superan la ambición”.
“He visto a gente llorar en la exhibición”, señala Renna. El artista no pudo ver los frutos de su trabajo; no vendió obra en vida; tuvo un fuerte sentido humanista que se evidencia en sus misivas y en su praxis: convivió con los más humildes. Siempre tuvo consciencia de la enfermedad que padecía. Le escribió a su hermano Theo: “Durante muchos días he estado absolutamente angustiado, como en Arlés, tanto si no peor, y es de presumir que estas crisis volverán a repetirse en el futuro, es abominable”.
Fuente: Mariana Oybin, La Nación