Las contratapas de los libros suelen incurrir en lugares comunes para enganchar al potencial lector en su rápida recorrida por las novedades exhibidas como pescado fresco. En este caso todo lo que se diría sería sensato y honesto porque, en efecto, Ai Weiwei ha escrito un libro valiente que es uno de los testimonios más rotundos sobre la historia china en los siglos XX y XXI. Sus memorias llamadas 1000 años de alegrías y penas (Debate) resultan, en verdad, otra de sus instalaciones. Un artefacto estético y ético en el que la mismísima historia del Partido Comunista Chino atraviesa la vida y la obra de su padre, el poeta de izquierda acusado de “derechista” Ai Qing, y la suya como preso político del actual régimen.
Ai Weiwei es aquí el mayor divulgador de un poeta que Occidente desconoce, con el que peregrinó por miserables lugares de castigo y que llegó a cruzarse con Pablo Neruda en Chile tal cómo el lo hizo con Elton John en un camarín en Pekín. Con una muestra (The Liberty of Doubt) en la Universidad de Cambridge -en la que yuxtapone obras propias con 14 antigüedades chinas compradas por él en una subasta en esa misma ciudad británica-, la salida de este libro -donde se descubre hasta qué punto el pensamiento de Marcel Duchamp y Andy Warhol pudieron ser revolucionarios para un artista criado por fuera de la vanguardia y la sociedad de consumo- tiene espesor de manifiesto. Si para el joven Ai leer Mi filosofía de A a B y de B a A de Warhol resultó luminoso, en los capítulos de este racconto aparece también un pensamiento propio sobre el arte, la vida y la política. Extractadas de este largo texto, lo que sigue son las veinte verdades de Ai Weiwei, un Confucio del arte contemporáneo.
1
Transformarse de artista en activista social en China no es en absoluto difícil. Tan pronto como empezás a mostrar preocupación por el país ya has emprendido el camino que te puede llevar directo a la cárcel.
2
Las privaciones trajeron consigo una clase de abundancia que conformó mi vida entera por venir.
3
A Estados Unidos le gusta verse a sí mismo como un crisol, pero se parece más a una cuba llena de ácido sulfúrico que disuelve la variedad sin ningún escrúpulo.
4
La libertad basada en la ausencia de restricciones y preocupaciones no tiene ningún atractivo.
5
Cuando la gente habla de alguien con talento, suele decir que hizo cosas importantes. En el futuro, cuando se hable de alguien con talento, se dirá: No hizo nada en absoluto.CORONAVIRUS. AI WEIWEI: «CHINA DEBE ASUMIR SU RESPONSABILIDAD POR EL ENCUBRIMIENTO»
6
No admiro el orden; tanto si aparece al modo oriental como al occidental, despierta siempre mis sospechas. Me desagradan las limitaciones que el orden impone a la naturaleza humana y las restricciones a la libertad de elección. Cuando rompes con el significado establecido, la relación con tu entorno se tensa y es entonces, en la incomodidad, cuando estás más alerta.
7
Cualquier debate sobre derechos humanos se vuelve inevitablemente un asunto político; por tanto, me volví una figura política. No hay nada de malo en ello: si vivís en esta época tenés que enfrentarte a la realidad.
8
Cuando el poder administrativo es ilimitado, cuando el sistema judicial no está sometido a controles, cuando la información se oculta a la vista del público, la sociedad se ve obligada a manejarse sin justicia ni moralidad. La corrupción del sistema judicial es una cicatriz que desfigura la era en que vivimos.
9
Si el arte no puede comprometerse con la vida, no hay futuro.
10
¿Qué esclavo amaría el látigo que una vez lo azotó?
11
La autocensura equivale a humillarse a uno mismo y el apocamiento conduce a la desesperación.
12
Si no tenés el derecho a plantear preguntas, no tenés libertad real, y yo me niego a aceptar la idea de que uno no se puede oponer, desafiar o pedirle cuentas a la autoridad del Estado. Ante el poder, siempre estaría en desventaja pero nací para llevar la contraria y no concibo otra manera de vivir.
13
Hablar es mejor que no hablar: el silencio de una persona pone a otra en peligro.
14
Si en una habitación completamente a oscuras encuentro una sola vela la encenderé. No tengo alternativa.
15
Nunca ames a una persona o a un país sino tenés libertad para irte.
16
En sus acuerdos comerciales con China, Occidente siempre evita los asuntos de libertad de expresión y los derechos ciudadanos, uno de los fracasos morales más estrepitosos de nuestros tiempos. Su conducta equivale así a la explotación neocolonialista de los países en desarrollo.
17
Mientras haya gobernantes poco transparentes en este mundo, va a haber gente que tire piedras, a menos que la gente se quede sin brazos o sin piedras.
18
En el momento en que las experiencias diarias oponen una barrera al ejercicio de la lógica es cuando el arte comienza a mostrar su poder.
19
Tolerar la tergiversación de la historia es el primer paso para tolerar la humillación en la vida real.
20
Ai Weiwei es absolutamente todo lo que puedo ofrecer y lo que pueden llevarse.
Fuente: Fernando García, La Nación