Durante la ceremonia, Amawta Wari Rimachi, un referente de la comunidad aborigen que llevaba un poncho de colores fucsias y un sombrero en forma de corona tocó la quena y el phututu «para pedir permiso a los abuelos y abuelas en las cuatro direcciones» y «para armonizar energías».
El cráneo, que lleva el número 9 escrito con tinta roja, fue recibido por los caquice Qom Darío Pereira de la comunidad n-hala, y Luis Pereyra, de la comunidad An Añanxaq, provenientes de Las Toscas, en Santa Fe.
La captura del cacique Polvoreda fue documentada en un registro militar de 1866 dirigido al gobernador de Santa Fe Nicasio Oroño y exhumado de los archivos del ejército por el antropólogo Francisco Mora.
Relato
Allí se relató: «No hemos hecho todo, pero hemos triunfado completamente dejando en el Chaco en diferentes combates a 74 indios muertos en pelea. Entre estos a cinco caciques: Ponciano Morcona, Antonio Ahaquihancalé, Juan de la Cruz Cacitoqui, Cruz Polvareda y Nicolás Samaquín», detalla la carta firmada por Manuel Olmedo y datada en Santa Fe.
Los restos de Cruz Polvareda serán enterrados mañana debajo de un gigantesco quebracho, tal como lo indica la tradición Quom. El cacique tendrá descanso final en la localidad de Villa Guillermina, Santa Fe. Según la cosmovisión Qom las personas que mueren se reintegran a la comunidad a través de un árbol, una estrella o un pájaro.
«Para nosotros esta restitución es un hecho político, cultural y simbólico significativo», dijo a LA NACION Juan Chico de la comunidad Qom del Chaco, presente en la ceremonia del Museo. «Al cacique Cruz se lo asesinó en el Chaco y su cuerpo fue tratado como un objeto por más de cien años. Ahora se le restituye su dignidad humana que nunca se le debió quitar», expresó.
El cráneo de Polvoreda fue coleccionado por el agrimensor Carlos Chaperouge, que acompañó al coronel Manuel Obligado en el genocidio de los Qom para demarcar las tierras arrebatas al pueblo del gran Chaco, en ese momento territorio nacional.
«En este proceso reparatorio hemos podido comprobar que con cada restitución de los ancestros, y en particular en las ceremonias para darles sepultura en su territorio, las comunidades se empoderan y suman energía para su lucha diaria por la supervivencia» dijo el antropólogo Fernando Miguel Pepe, del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas.
La de hoy fue la restitución número 12 del Museo realizada en este proceso de reparación histórica con las comunidades de los pueblos originarios. Sólo en El Chaco actualmente existen 179 comunidades indígenas. La comunidad aborigen cuenta con 900.000 personas dispersas en el país.
Fuente: María José Lucesole, La Nación .