La «Gioconda romana» de Leonardo y otras rarezas del genio

La sonrisa es un poco distinta, pero igual de enigmática. La palidez, similar. Y la pose, la vestimenta y el fondo, increíblemente parecidos al capolavoro custodiado en el Louvre.

Así es la otra Gioconda, la Gioconda romana, llamada también Gioconda Torlonia, una Monna Lisa impactante, que fue sacada del arcón, restaurada y puesta en exhibición en la ciudad eterna para celebrar los últimos meses de los 500 años de la muerte de Leonardo (1452-1519).

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La Gioconda romana, una obra hasta ahora oculta al público no tiene nada que envidiarle a su homóloga de El Prado: según los expertos, fue seguramente realizada en la bottega (taller) de Leonardo y, muy probablemente, también fue intervenida por él.

Inexplicablemente olvidada desde que en 1925, desde la Galería Nacional de Palazzo Barberini fue a parar a un depósito de la Cámara de Diputados italiana, la también llamada Gioconda Torlonia -porque perteneció a la colección de la noble famila homónima romana-, es la gran atracción de la muestra titulada «Leonardo en Roma. Influencias y herencia», que podrá verse hasta el 12 de enero próximo en la espléndida Villa Farnesina.

La exhibición se centra en los años que el gran genio de Vinci pasó en Roma, entre 1513 y 1517, antes de trasladarse a Francia, donde murió en 1519. En esos años romanos, Leonardo se instaló en el Vaticano, como huésped del hermano del Papa, Giuliano dei Medici, llevando consigo algunas de sus obras maestras, entre las cuales, la Gioconda.

La muestra indaga, además, en la relación que tuvo con otro gran artista de esa época, Rafael (1483-1520), autor de los magníficos frescos que decoran Villa Farnesina, sede de la Academia dei Lincei y edificio emblema del Renacimiento italiano.

Roberto Antonelli, curador de la muestra junto a Antonio Forcellino, explicó a LA NACION que fue gracias a la restauración realizada por Cinzia Pasquali, una de las máximas expertas en Leonardo del mundo, que se descubrió que esta «otra» Gioconda muy probablemente también es auténtica.

«Después de la restauración pudo verse claramente que en la mano izquierda de la Monna Lisa hay un dedo superpuesto en otro, que es el residuo de un cambio de idea, que es el mismo cambio de idea que se ve en la Gioconda del Louvre», dijo Antonelli, que acompañó a LA NACION y a un pequeño grupo de corresponsales extranjeros en una recorrida de la muestra. «Esto indica, por lo tanto, que quien pintó este cuadro estaba en la bottega de Leonardo y lo pintó mientras Leonardo pintó la Gioconda porque, en caso contrario, no habría podido hacer, él también, una mano de un modo, para después retocarla como hizo Leonardo en la Gioconda«, agregó.

La muestra en Roma sigue hasta el 12 de noviembre

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Antonelli, profesor emérito de filología en la Universidad de La Sapienza y miembro de la Academia dei Lincei, también hizo notar otro detalle. «En el fondo, a la izquierda, se ve claramente un río y esto es muy importante porque en la Gioconda del Louvre esto no figura como un río, sino como un sendero. El punto es que la Gioconda del Louvre nunca ha sido restaurada, recién ahora se habla de esta posibilidad y esta Gioconda antes de su restauración tenía arriba una pátina amarilla, residuo de pintura y cola puestos para su protección, que al ser quitada dejó ver que allí no hay un sendero, sino un río», apuntó. «Esto es importante también desde un punto de vista simbólico porque se relaciona con la Gioconda como mujer capaz de generar hijos: el agua tiene este idea de generadora de vida», añadió.

Por otro lado el matiz de la mejilla y la famosa sonrisa enigmática de la Gioconda romana según este experto están realizados de un modo tan «inmaterial» que en ese momento «el único capaz de operar de esa forma en Italia y en el mundo era Leonardo». «Y también la manga del vestido y el pequeño encaje blanco que se nota arriba del pecho, son detalles que remiten al mismo Leonardo», puntualizó Antonelli.

En la muestra pueden verse otras obras muy conocidas de Leonardo, también restauradas para la ocasión, como el Salvator Mundi, cuadro prestado por la Basílica de San Domenico Maggiore de Nápoles atribuido asimismo a la bottega de Leonardo.

«Miren los bucles, sobre la derecha, el cabello, los pelos de la barba y también la calidad de la mano. Y sobre todo, miren la esfera: aquí tiene un sol y adentro las estrellas. En el Salvator Mundi de Abu Dhabi la esfera es distinta y no corresponde a la visión astronómica que tenía Leonardo», destacó Antonelli, sin ocultar su entusiasmo, al mostrar el Salvator Mundi. Este cuadro también fue restaurado por Pasquali, subrayó el profesor, que aseguró que el famoso Salvator Mundi de Abu Dhabi, comprado por 450 millones de dólares y ahora misteriosamente desaparecido, «no es de Leonardo, sino de su bottega«.

"Angelo incarnato", el único dibujo erótico de Leonardo
«Angelo incarnato», el único dibujo erótico de Leonardo

«Debemos acostumbrarnos y esta muestra es un aporte en este sentido, a pensar en términos distintos en la obra de Leonardo. Leonardo después de 1505 no produjo más cuadros íntegralmente suyos. Y también en sus cuadros anteriores ciertamente se hacía ayudar por sus asistentes porque en el Renacimiento y en la Edad Media trabajaban en bottega», subrayó Antonelli. «La bottega quiere decir: el maestro que hace el cartón, el maestro que sigue la obra de sus discípulos y que interviene en la misma obra, corrigiéndola o ampliándola», agregó. «Por eso a veces la disputa que hubo por ejemplo con el Salvator Mundi de Abu Dhabi es algo que debe superarse. Porque tanto el que nosotros exponemos, como el de Abu Dhabi o el del Louvre de Ganay, no son obras completamente de Leonardo, sino que son de la bottega de Leonardo. Y esto no le quita valor a estas tres versiones, porque seguramente Leonardo ha intervenido quizás en las tres, en modo distinto porque este era el modo de trabajar de este gran arstita, pero también de Rafael, que tenía una escuela y una serie de alumnos que reproducían sus obras», aseguró.

La muestra exhibe también una fascinante Gioconda desnuda, realizada sobre un cartón de Leonardo, sugestivamente colocada muy cerca de una copia de La Fornarina, de Rafael. «No sabemos si Leonardo tomó como modelo a Rafael, o viceversa. La mayoría de los críticos piensa que la Gioconda desnuda fue el modelo de La Fornarina», dijo Antonelli, que destacó la relación intensa entre los modelos clásicos y el nuevo arte del Renacimiento que tuvieron los dos genios.

Puede verse, además, Angelo incarnato, un dibujo realizado por Leonardo durante su época romana, en el que salta a la vista un pene en erección. «Es el único dibujo erótico de Leonardo», explicó Antonelli, que subrayó que «la cara es la misma de la Gioconda desnuda y corresponde al amante de Leonardo». El profesor contó que el dibujo pertenció en un momento a la reina Victoria de Inglaterra, que lo censuró, «algo que también hizo el buscador de Google».

Fuente: Elisabetta Piqué, La Nación