La decisión revaloriza la historia del lugar nacido el 30 de octubre de 1585 cuando los hijos del capitán Bartolomé Jaime -cofundador de Córdoba- recibieron estas tierras “vacas”, que los indios de la Punilla no sembraban. A fines del siglo pasado, Petrona Olmos y Olmos, dueña de la estancia La Aguadita de San Gerónimo, fundó la estancia San Gerónimo, que dio origen a La Cumbre, nombre que adopta oficialmente en 1900. Se debe a que era el punto más alto en el recorrido de las vías del tren que llegaban a Cruz del Eje.
El decreto presidencial también menciona la huella de los ingleses en el lugar, donde llegaron por la construcción del ferrocarril y muchos echaron raíces. Las casas de estilo inglés, construidas por el arquitecto León Dourge, se conservan en la zona de Cruz Chica; entre ellas se cuenta El Paraíso, en la que vivió Manuel Mujica Lainez y hoy es su museo. También sobre la avenida Caraffa se conservan intactas fachadas de más de un siglo. La declaratoria de “poblado histórico nacional” fue aconsejada por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
“De aquella primera estancia solo nos queda la letra de la historia –dice a LA NACION Melina Stanich, directora de Turismo de La Cumbre-. La designación de poblado histórico nos llena de orgullo y, además, nos permitirá contar con más recursos para revalorizar los circuitos de la ciudad”. Las gestiones para la declaración se iniciaron en 2018 con la participación de la presidenta de la Comisión, Teresa Anchorena, la entonces presidenta del FNA, Carolina Biquard, y el intendente Rubén Ovelar. También promovió el proyecto el trabajo realizado por Francisco Capdevilla, historiador y director de Cultura, quien falleció hace poco.
El trabajo sobre patrimonio arquitectónico en La Cumbre comenzó en el 2000. “Hubo quienes hicieron tesis sobre las residencias de la ciudad, participaron expertos. Cuando El Paraíso fue declarado patrimonio nacional, la Comisión de Monumentos propuso avanzar en la designación de poblado histórico. En abril del 2018 hicimos la presentación del poblado ante las autoridades y ahora llegó el decreto”, cuenta a LA NACION Liliana Toledo, integrante de la comisión asesora de patrimonio de la ciudad.
Toledo apunta que Cruz Chica mantuvo su estilo a lo largo de los años con tres períodos arquitectónicos bien marcados: en donde hoy está el hotel Reydon –data de 1922 de la mano de Raynor John Runnacles y su esposa Kate Jane Walford- fue una estancia en el 1600 “piedra y techos de paja” que después pasó a la época colonial y más tarde compran los ingleses que los transforman en sus “cottages”.
“A inicio de la década de 1920 llega Dourge –sigue Toledo- y empieza con lo que él llamó el estilo neoandaluz. Así nacen residencias como El Paraíso que es nuestra joya; Toledo; Sevilla; Granada, algunos hoteles y casas privadas y lo que es La Fonda de Cruz Chica”. Incluso en la zona más alta del lugar, dice, hay algunas construcciones de estilo Tudor.
Muchas de las casonas llevan el sello en sus parques del arquitecto Carlos Thays, diseñador del Jardín Botánico porteño. El Golf Club –fundado en 1924– fue el lugar predilecto para fiestas, cacerías de zorro y cabalgatas en los años ’30.
En 1909 el ferrocarril donde trabajaban operarios e ingenieros ingleses pasó a manos del Estado argentino; entonces muchos de ellos decidieron quedarse en La Cumbre. Varios se dedicaron a la hotelería, el lugar ya atraía a familias porteñas económicamente acomodadas. Aunque en el mejor momento, eran 60 las familias inglesas, su influencia superó su número.
La Cumbre es elegida por muchos artistas; el último censo municipal da cuenta de 35 activos, entre los que se cuentan escritores y plásticos. Para el pintor Miguel Ocampo fue su casa en los últimos 30 años, hasta su muerte en 2015 y el plástico Remo Bianchedi está radicado allí hace tiempo.
En 1969 llegó Mujica Lainez, quien vivió con su esposa, Ana de Alvear y sus tías. Murió en 1984. Su aura sigue sobrevolando el pueblo que, en 2018, fue parada del Filba Nacional, encuentro de escritores. La Sociedad de Escritores de La Cumbre tiene más de setenta miembros.
Fuente: Gabriela Origlia, La Nación