Este no es un puerto sino una alucinación, el espejo europeo de Bizancio. La ciudad flotante, hecha de puentes y palazzi repartidos en 118 islas, se llenará de arte una vez más. La Bienal de Venecia se inaugura el próximo sábado y transcurrirá hasta noviembre con su oferta de pabellones nacionales y una exposición propia con 79 artistas, algunos trabajando en pares o en equipo. A su alrededor, hoteles completos de marchands y coleccionistas, con la decoración de sus propios palacios in mente. Aunque aquí nada esté a la venta, las principales galerías del mundo atienden encargos. Y por fuera, en la fuoribiennale, toda una agenda de muestras retrospectivas, como la de Iannis Kounellis de la Fundación Prada y de Alfredo Burri, en la Fondazione Cini.
Este año, la gran exposición organizada por la 58° Biennale tiene como curador al estadounidense Ralph Rugoff, director artístico de la galería Hayward de Londres. Desde la edición de 1972, las expos centrales se organizan en torno de un eje temático que permita recortar un campo del arte en expansión. Sin embargo, el curador Rugoff tomó su lema de una maldición china, “Que vivas en tiempos interesantes”, citada por Lord Chamberlain en los años ominosos de la década del 30. El primer ministro británico la empleó para concluir: “La maldición ha caído sobre nosotros; vamos de una crisis a otra”. ¿Un diagnóstico del ánimo en el Viejo Mundo? La Unión Europea se apresta a votar en dos semanas.
Así, en lugar de un núcleo monográfico, la cita ofrece una inspiración punzante e irónica, ideal para ofrecer, según él, una versión del mundo opuesta a la de Donald Trump; esto es, una respuesta crítica a la política dislocada, los coqueteos fascistoides y las catástrofes ecológica e inmigratoria. Rugoff, que contó con un limitado presupuesto de 13 millones de euros y solo un año y medio para concebir su muestra, redujo mucho la cantidad de artistas respecto de ediciones anteriores, a fin de mostrar más obra de cada uno.
Ha incluido a 16 estadounidenses –su nacionalidad es la más representada–, a seis artistas chinos y a tres de India, Corea del Sur, Japón, Alemania y Reino Unido, junto a un buen número de latinoamericanos (dos por Argentina y México). Entre sus elegidos los hay consagrados como Stan Douglas –entre la pintura y el arte digital–, los mexicanos Gabriel Rico y Teresa Margolles, Julie Mehretu y Rosemarie Trockel, pero también emergentes como Michael Armitage, Njideka Akunyili Crosby, Jesse Darling y el lituano Augustus Serapinas, el más joven, de 28 años.
Mariana Telleria y Florencia Battiti, elegidas para representar a la Argentina en la Bienal de Venecia.
Los muros serán uno de los motivos recurrentes, como el proyecto sobre las paredes de Ciudad Juárez de la mexicana Teresa Margolles. Ella brilló al compartir el registro fotográfico de su obra en 2018 en los conversatorios porteños de Bienalsur, en la Untref: camisetas sudadas de los venezolanos que cruzan el puente de Cúcuta, primera estación de Colombia, y la colección de avisos callejeros en Juárez de familiares buscando a sus desaparecidos. También habrá entre las obras alegatos sobre el auge de las noticias falsas.
Invitado a Buenos Aires, en 2017, Rugoff visitó una serie de muestras y talleres para seguir completando este rompecabezas titulado “Que vivas en tiempos interesantes”. No fue a todas las galerías que le fueron dictadas y agregó su propia lista. Esa vez nos dijo: “Vengo a ver a los artistas en su medio; a los argentinos que viven en Berlín los conozco hace rato y mi selección mundial podría haberla hecho en una semana”. Eligió a dos argentinos de sendos universos, al tucumano Tomás Saraceno, que reside en Berlín y en 2017 tuvo una muestra en el Palacio de Tokio de París, y a la pintora Ad Minoliti.
El curador se impuso no exponer a un “elenco de artistas muertos”, a fin de reforzar la conexión contemporánea y evitar la complacencia ante los venerables. También quiso la máxima diversidad de lenguajes, habrá mucho video e instalaciones, pero también pintura. Su expo se dividirá en dos partes, entre el Arsenal y los Giardini, tratando de generar climas distintos. Cada artista tendrá un espacio en ambos conjuntos.
La Bienal de Venecia tuvo su fundación en 1895 pero, pese a a sus mutaciones contemporáneas y a un mundo que la imitó a rabiar, conserva algunos rasgos de fines del siglo XIX. En los cinco días previos a la apertura al público, la ciudad será anfitriona de más de 24 mil artistas y curadores, directores de museos y periodistas. Luego se abrirá el torrente de medio millón de turistas, dispuestos a rendir culto al arte –nuestra religión laica. En la actualidad hay 320 bienales en el mundo y 280 ferias de venta.
Entretanto, la enorme mostra mundial –criticada por su conformismo burgués y por la mezquindad presupuestaria de sus organizadores– se las arregló para fecundar otras artes. Hoy ofrece también una Exposición Internacional de Arquitectura, así como festivales musicales y teatrales. Inaugurado en los años 30, su Festival de Cine fue el primero del mundo.
Y Venecia sigue aquí, resistiéndose con una majestuosa decadencia al azul profundo del Adriático, que hace su propia labor comiendo sus costas cada día.
Fuente: Clarín.