Detalle del trabajo en la boiserie. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
En este espacio trabajó Borges, pero su escritorio, en forma semicircular, está en la actual Biblioteca Nacional. Pronto será «repatriado». Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Copia de un autorretrato de Rembrandt, con un libro en la mano, en vez de una paleta o un pincel. Realizado por el italiano Nazareno Orlandi, quien también hizo los frescos del Gran Spendid. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Gran escalinata, diseño de Carlos Morra. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Oculo: claraboya que da al primer piso, para que entre luz natural a la escalera. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Germán Álvarez y Laura Rosato, dos especialistas y estudiosos sobre Borges. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Primer piso, desde donde se accede a los balcones de la biblioteca. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Los especialistas junto a los Amigos de la Biblioteca. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Detalle de la escalera principal. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
La sala principal, de lectura, hoy con una red de contención previa a la remodelación. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Todas las salas del edificio tienen un reloj para los lectores, que estaban sincronizados. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Cúpula de la sala de lectura, rodeada de medallones en dorado con los nombres de los directores de la Biblioteca. Allí debe ubicarse el vitraux original, la Constelación delSur, hoy celosamente guardado. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Uno de los medallones del techo de la sala principal. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Los estantes, hoy vacíos, que se poblarán con la colección de Bioy Casares y Silvina Ocampo. Son más de 17.000 ejemplares. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
El imponente hall de entrada. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Borges en su lugar de trabajo. Foto: Reproducción Biblioteca Nacional.
Una de las 4 alegorías de la sala principal, dedicada al azar. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
La escalera que menciona Borges en «El libro de arena». Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.
Hall de entrada. Foto: Ricardo Pristupluk – Fuente: LA NACION.