Jamás dejó de pertenecer a los suyos, aunque las luces porteñas fueron las que le dieron trascendencia nacional. Gerardo Rozín, fallecido el 11 de marzo del año pasado, fue un rosarino fervoroso y orgulloso de su terruño, un embajador de su bella y culta ciudad y un creativo talentoso que cruzó sus propias fronteras, razones suficientes para que, durante la tarde de este sábado, se descubriera una instalación artística que lo recordará por siempre y que se convertirá en un mojón inevitable dentro del paisaje urbano de la ribera rosarina.
A las 17.30 en punto se inició el acto homenaje donde no faltaron ni los aplausos ni las risas, pero tampoco la emoción y los ojos humedecidos por las lágrimas del recuerdo. Del encuentro participaron Pablo Javkin, actual intendente de Rosario, que formaba parte de la barra de Rozín, junto con otros amigos muy queridos como el periodista Reynaldo Sietecase, también presente al momento de descubrirse la escultura.
Mariana Basualdo y Carmela Bárbaro, quienes han sido pareja del periodista homenajeado, junto a sus hijosPedro (22) y Elena (12), fueron parte sin poder ocultar las lágrimas, al igual que la familia de Gerardo Rozín que vive en la ciudad.
La cantante rosarina Sandra Corizzo, gran amiga del conductor, interpretó algunos temas y emocionó a todos. Más allá del círculo personal, no fueron pocos los seguidores de Rozín que se acercaron a vivir un atardecer diferente, donde no faltó la reposera, y la pava y el mate, hábitos ineludibles de la tarde rosarina frente al río. “Fue muy emotivo”, define Mariana Basualdo, primera esposa del periodista.
Gracias por estar
Pablo Javkin fue el impulsor de agasajar al creador de La peña de morfi, entre tantos otros ciclos televisivos. “La idea surge del desgarro y del deseo de hacer algo para que no se termine de ir el ser amado. Gerardo era un periodista fetiche de la ciudad y un ser entrañable”, sostiene Dante Taparelli, Secretario de Cultura y Educación de la ciudad de Rosario.
“Me parece hermoso que Rosario recuerde amorosamente a alguien que hacía un ejercicio fervoroso de la identidad rosarina. También es un agasajo al profesional, un gran productor, generoso, alguien que siempre te daba una idea, por eso tantos colegas lo reconocieron cuando falleció”, dice Reynaldo Sietecase, el amigo, el colega, que aún extraña a Rozín y no duda en reconocer que “este era su lugar en el mundo, por eso me encanta que se le haga este homenaje con sus lentes mirando al río, pero, por otro lado, me da mucha tristeza que él no esté hoy acá”.
La obra inaugurada es un ícono de dos metros y medio de altura hecho en hierro, que lleva grabada una leyenda impuesta por Rozín y que fue el nombre de uno de sus ciclos televisivo más exitosos: “Gracias por venir, gracias por estar”. La escultura, una especie de taburete, remata con una superficie donde se apoya un par de lentes, todo un símbolo de la imagen del conductor. Su realización fue a partir de un trabajo colectivo entre la Secretaría de Cultura y Educación y la Dirección de Restauración de Obras Públicas de Rosario.
El intendente tuvo la idea de exhibir ese par de anteojos gigantes, todo un símbolo de Rozín, y que refleja la mirada hacia la costa. La obra se montó en un lugar muy simbólico del Parque España, sobre la parte más alta que balconea hacia el Paraná: “Él se sentaba a un costado de la barranca a observar el río, ese lugar era prácticamente suyo. También la obra mira hacia esos humedales que se quemaron en todos estos años y que él lamentaba tanto. Es un lugar por espíritu, donde está la presencia por ausencia, y donde Manuel Belgrano le dio el Documento de Identidad a la Nación, donde creó la bandera”, reconoce Taparelli, quien, además de su función pública, es un destacado artista plástico.
Cada vez que Rozín llegaba a su ciudad, se escapaba a ese lugar que era también un sitio de reflexión, mientras observaba el trajinar de los barcos.
El acto tuvo la sencillez y profundidad del homenajeado, un cultor del bajo perfil, la buena mesa y la música profunda: “Fue un acto de la Memoria. Él era judío y, para la colectividad judía, uno de sus estandartes es, justamente, esa preservación”, reflexiona el Secretario de Cultura y Educación.
“Como ambos llevábamos más de veinte años en Buenos Aires, solía decirme que éramos rosarinos en el exilio”, recuerda el periodista y escritorReynaldo Sietecase, uno de los oradores del evento, compañero de ruta entrañable del querido creador de tantísimos ciclos televisivos como los recordados La pregunta animal, Esta noche, libros y Morfi, todos a la mesa. “Fue un hermoso homenaje que le hizo la ciudad que tanto quiso y que también es mi ciudad, no perdía oportunidad de recordarla”, explica Mariana Basualdo.
Gerardo Rozín transitó su enfermedad con entereza, incluso trabajando hasta el momento final. En el 2021 le habían diagnosticado un tumor cerebral de carácter maligno, que finalmente pudo con su vida el 11 de marzo del 2022, a poco de iniciarse una nueva temporada de La peña de morfi, el exquisito formato que conducía junto a Jésica Cirio por la pantalla de Telefe. Se lo extraña.
“Gerardo era un rosarino ilustre de esta ciudad de la mezcla, del puerto y de la trova, deBerni y de Central y Newell´s”, finaliza Sietecase. La instalación inaugurada se enclava en un sitio público, de muy fácil acceso y cercano al centro de la ciudad. Allí, en medio de barrancas,los anteojos de Gerardo Rozín se convierten en faro. Y aquella leyenda que brotaba de sus entrañas hoy cobra dimensión especial: “Gracias por venir, gracias por estar”.
Fuente: Pablo Mascareño, La Nación