Fue el mejor final para un año intenso en la escena del arte local: días atrás, más de doscientas personas vestidas de azul recorrieron a puertas cerradas las salas del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), donde se exhibe desde agosto el autorretrato de Frida Kahlo que marcó un récord para el arte latinoamericano en subastas. El dress code de la fiesta organizada por Malba Amigos estaba inspirado justamente en la famosa Casa Azul de la fallecida artista mexicana, cuya obra Diego y yo causó furor en el museo de Barrio Parque: ya la visitaron más de 150.000 personas.
La “fridamanía” seguramente influyó también sobre la creciente cantidad de amigos del museo, que aumentó un 74% desde 2021. También se sumaron nuevos miembros al Comité de Adquisiciones, a cargo de Elena Nofal, que logró una recaudación récord: 340.000 dólares. Esto les permitió enriquecer el acervo del Malba con obras de artistas que no estaban representados: Maruja Mallo, María Magdalena Campos-Pons, Edgardo Antonio Vigo, Claudia del Río y Florencia Rodríguez Giles.
Perteneciente a la colección personal de Eduardo Costantini, protagonista de la muestra Tercer ojo junto con otras donadas por él al museo cuando lo fundó en 2001, la pintura de Frida se cuenta entre las que se registraron en las últimas semanas en imágenes de gigapíxeles, con una cámara llegada desde California, para que integren desde 2023 el contenido gratuito disponible en Google Arts & Culture.
Apenas un ejemplo de los avances de la tecnología aplicados al arte que se vieron en la Argentina este último año: comenzó en febrero con la muestra de realidad aumentada curada por Daniel Birnbaum y Solana Chehtman en Fundación Proa, institución que aplicó también esa herramienta en una muestra durante la Bienal de Arquitectura y en la actual, dedicada al Antropoceno. Otro hito fue la muestra inmersiva de Van Gogh, que superó los 350.000 visitantes en La Rural. Allí mismo se exhibió luego otra dedicada al grafitero Banksy, que incluyó una sala con proyecciones en 360° y una recreación de sus intervenciones globales en realidad virtual.
Hasta Buenos Aires llegó también Daniel Canogar, autor de obras generativas con inteligencia artificial, invitado por la Fundación Andreani y la Fundación Bunge y Born para dictar un taller a artistas de todo el país. La ciudad fue sede además de XReal Metaverse, el primer festival virtual de criptoarte en metaversos; de la presentación del museo virtual de Julio Le Parc en la feria MAPA y del debut de la escultura virtual mutante NFT Machine Hallucinations: Coral, de Refik Anadol, en el Teatro Colón y a cielo abierto durante la Semana del Arte.
A nivel global, el 2022 se destacó por las cifras récord alcanzadas en subastas –solo Christie´s concretó ventas por 8.400 millones de dólares, el total anual más alto en la historia del mercado del arte-; los ataques contra obras maestras en museos; la Bienal de Venecia, la polémica Documenta de Kassel, el debut de Art Basel en París y la celebración de sus veinte años en Miami. Varios argentinos brillaron en ese contexto: Tomás Saraceno con su megamuestra en The Shed, en Manhattan; Leandro Erlich, Adrián Villar Rojas y Mariana Telleria con exposiciones actuales en los dos principales museos de Miami; Guillermo Kuitca con su récord de 567.000 dólares registrado en la subasta de la colección de Paul G. Allen; el proyecto de Claudia Fontes y “La Intermundial Holobiente”en Kassel; Alec Oxenford con la presentación de su colección en Brasil y la participación de Mónica Hellery Gabriel Chaile en Venecia.
Si bien Heller representó al país en la bienal, la atención se centró sobre todo en Chaile. Su conjunto escultórico de hornos de barro inspirados en su familia fue comprado por Costantini, quien prometió instalarlos en un espacio público porteño. Fue también un gran año para“La Chola” Poblete, artista queer también enfocada en su herencia mestiza: tras conquistar la atención de la reina Letizia en la feria madrileña ARCO, fue premiada por el Banco Ciudad y vendió todas las obras exhibidas en arteBA apenas inauguró la feria –otro éxito de ventas, en su debut en Costa Salguero– y participó en Untitled, durante la semana de Art Basel Miami Beach, también representada por Pasto.
Al regresar a Buenos Aires, Chaile instaló otra de sus esculturas de barro en la puerta de ArtHaus, flamante centro cultural interdisciplinario. Los cruces entre disciplinas y generaciones se contaron también las tendencias de este año, con muestras como las de Cristián Mohaded y Gaspar Libedinsky en el Museo Nacional de Arte Decorativo –que unió arte y diseño y fue visitada por 200.000 personas, luego del escándalo por los robos que provocó la renuncia del director-; Humana, instalación de Jessica Trosman y Martín Churba –diseñadores de moda devenidos artistas- en la Usina del Arte; fotógrafos que experimentaron con la pintura, artistas que llevaron aire callejero a Fundación Santander, instalaciones sonoras como las deJuan Sorrentino en Fundación Andreani y Herlitzka+Faria, y Charly García con sus dibujos y collages en arteba.
Otro de los imperdibles fue la monumental escenografía realizada para Obra del demonio, en el Teatro Nacional Cervantes por Eduardo Basualdo, que también protagoniza una muestra en el Moderno. Con el programa Un día en la Tierra, este museo puso énfasis en el diálogo entre emergentes y los consagradosde su importante acervo. El Centro Cultural Kirchner, además de exhibir el patrimonio contemporáneo del MNBA, lanzó el Proyecto Cruces con obras del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, y Colección Amalita cierra el ciclo Explorando la colección con la muestra Tesoro.
La crisis inflacionaria no detuvo la apertura de nuevas salas como las deFundación Larivière y 1101 Foto Espacio, barrio al que se mudó la galería Ungallery, mientras que Pasto y Nora Fisch inauguraron sedes en San Telmo. Incluso el Museo Nacional de Arte Oriental estrenó su sede definitiva en segundo piso del Centro Cultural Borges, tras casi seis décadas de soñar con la casa propia. Azcuy y ArtHaus se contaron entre los que otorgaron premios, y hubo donaciones como la de la escultura de Noemí Gerstein al MNBA por los amigos del museo; las de Libero Badii que pertenecían al BBVA, también al Bellas Artes, y la de obras de la colección Supervielle al Moderno; se presentó además la colección del Museo de la Universidad de Tres de Febrero (Muntref).
Muchos artistas tuvieron su homenaje –comoIdes Kihlen, a los 105 años- o fueron rescatados del olvido. Fundación Klemm dedicó su programación anual a celebrar los 80 años del nacimiento y los 20 de la muerte de Federico Jorge Klemm. Marta Minujín y Julio Le Parc recibieron la máxima distinción de los Premios Konex, dedicado este año a las artes visuales, y otros 16 colegas los Premios a la Trayectoriadel Salón Nacional. Hubo muestras dedicadas a Antonio Berni, Carlos Alonso, Víctor Grippo, Sara Facio, Alicia D’Amico, Sameer Makarius, Frans van Riel, Kenneth Kemble, Edgardo Giménez, Víctor Magariños D., Yente y Juan Del Prete, Raquel Forner, Luis Felipe Noé, Juan Carlos Distéfano, Ernesto Deira y Eduardo Mac Entyre, entre otros maestros del arte argentino, y se puso en valor la obra de algunos relegados; entre ellos Marie Louise Alemann, Alberto Haylli,Julie Weisz,Lido Iacopetti,Iaroslav KozakyJuan Müller.
También hubo movimiento en las provincias, que expusieron en Buenos Aires gracias al circuito NODO organizado por Meridiano. El Chaco tuvo su Bienal de escultura y su feria en Resistencia, y hubo otras en Corrientes y Rosario, pero la décima edición de la Córdoba se canceló a último minuto. En Mendoza reabrieron museos y se inauguraron otros nuevos; el Museo Itinerante de Fotografía impulsado por FOLA y la Fundación Alfonso y Luz Castillo visitó con su tráiler 33 ciudades de once provincias, y Mondongo expuso en el museo MAR. Hubo además propuestas federales en arteba, BAphoto, MAPA, la Bienal de Arquitectura y Chandon Artground, como introducción a un panorama tan vasto que resulta imposible de resumir en una nota.
Fuente: Celina Chatruc, La Nación