En la Argentina no poseemos grandes ruinas de impresionantes metrópolis. No hay reliquias de la antigüedad clásica, ni castillos medievales al borde de acantilados que golpea el mar embravecido, en los cuales los musgos han dado a las piedras unos tintes románticos y plagados de leyendas y fantasmas
Pero, a pesar de ser un país joven, tenemos vestigios de nuestra historia. Por desidia, por causas naturales, por simple abandono, por cuestiones políticas, muchos lugares podrían suplantar muy bien a las gloriosas ruinas del viejo continente.
Por ejemplo, en Jujuy, tenemos el Pucará de Tilcara. Allí se identifican varios barrios de viviendas, corrales, una necrópolis y un lugar para ceremonias sagradas, entre otros espacios y se encuentra a 1 km al sur de la ciudad de Tilcara, sobre un cerro de 80 metros de altura. Y cientos de sitios arqueológicos más, de gran importancia. Porque nuestra historia no comenzó con la llegada de los españoles. Pero si se trata del período donde la religión hizo pie en nuestro país, quizás las ruinas más interesantes para estudiar sean los restos que permanecen de las construcciones eclesiásticas.
Misiones:
Las Ruinas de San Ignacio, en Misiones, como se encontraban antes de su restauración y hoy
La Ruinas Jesuíticas son, sin duda, las más visitadas. Estas formaron parte de las misiones jesuíticas guaraníes y se extienden por Argentina, Brasil, parte de Paraguay y Uruguay. En nuestro territorio tenemos las de San Ignacio, Santa Ana, Santa María y Loreto. Todos vestigios de la gran epopeya realizada por los jesuitas en el siglo XVII. Debido a su importancia arqueológica y sociocultural fueron declarados por la UNESCO en el año 1984 “Patrimonio de la Humanidad”. Toda la gran tarea llevada a cabo por los jesuitas concluyó de manera imprevista cuando estos sacerdotes y hermanos fueron expulsados de todos los dominios de la corona de España, incluyendo los de ultramar, en el año 1767 por mandato del rey Carlos III.
Las ruinas más reconocidas por su imponencia son de la reducción de San Ignacio Miní, una misión jesuítica fundada a comienzos del siglo XVII para evangelizar a los nativos guaraníes por el padre jesuita san Roque González de santa Cruz. Se encuentran en la actual localidad de San Ignacio a unos 60 km de la capital provincial, Posadas. Por muchos siglos, estuvieron completamente abandonadas. Su restauración comenzó en 1944.
Los restos de Santa Ana la Mayor, en Misiones
A solo 16 km de las Ruinas de San Ignacio Miní se encuentra Santa Ana la Mayor, una reducción Jesuítica que supo albergar 2000 almas de guaraníes. En este tipo de ocupación planificada los Jesuitas pudieron amalgamar sus conocimientos y vivencias con ellos. Como toda reducción, la distribución estaba emplazada en torno a una gran plaza central, frente a ella se destacaba la iglesia, núcleo religioso por excelencia. La fundación de la reducción de Santa Ana data del año 1633 en territorio brasilero, como otras reducciones, Santa Ana La Mayor sufrió las invasiones de los bandeirantes, su emplazamiento se fue desplazando hasta que en el año 1660 se localiza en su sitio actual definitivo.
San Luis
La Iglesia que mandó a construir Don Jacinto Navarro en el Paraje la Isla, en San Luis, escenario de celos entre él y su hijo y abono de teorías fantásticas
Paraje “La isla”: Iglesia de los Navarro, perteneciente al municipio de Lafinur. Su historia, como en muchos de estos casos, mezcla verdades con mitos del lugar. Posee muchas versiones. Una de ellas dice que a principios del 1900 Don Jacinto Navarro era el dueño de estas tierras, se casó con Doña Bárbara y tuvieron un hijo. Doña Bárbara falleció y don Jacinto contrajo nuevas nupcias y comenzó la construcción del templo. Casi terminado pero sin nombre. Don Jacinto quería dedicarla a santa Rita, pero su hijo deseaba que sea en memoria de su fallecida madre y se la dedicaran a santa Bárbara. Don Jacinto impuso su voluntad y trajo una imagen de Santa Rita donde se da una misa con mucha asistencia de personas y un gran asado de inauguración. El hijo de don Jacinto, indignado, esa misma noche junto con unos obreros desvió un pequeño arroyo que corría casi pegado al templo para que inunde los cimientos del recinto recién construido. Al ser un terreno muy poroso y blando el líquido hizo su trabajo y el templo se partió en dos.
A raíz que está quebrada al medio, surge otra versión más fantástica, que habla de rivalidades entre las dos familias más poderosas de la región: los Funes y los Navarro. Los Funes habían construido la capilla dedicada a nuestra señora de las Mercedes, y los Navarro querían demostrar su superioridad. Por lo tanto, mandan construir un templo más grande y ostentoso. Aquí entra la leyenda fantástica: los Funes habrían hablado con una bruja del lugar para que antes de oficiar la primera misa (caso contrario, una vez celebrada y bendecido el templo, Satanás no tendría poder sobre el edificio), inhabilitaba la construcción invocando a las fuerzas diabólicas. Y así fue; la noche antes de la primera misa, una terrible tormenta se desató y un rayo partió al medio la construcción dejándola totalmente inadecuada para el culto divino. Cualquiera sea la historia verdadera de los motivos de su estado, las ruinas están allí y la rajadura que parte al medio el templo también y se observa con claridad.
La Rioja:
San Nicolás de Ambil, en La Rioja, sucumbió a terremotos
Ambil: en dicha localidad se observa un templo bastante imponente pero desgraciado. Don Isidoro Tello lo mandó a construir a principios de 1894, pero el 27 de octubre de ese mismo año ocurrió el gran temblor de La Rioja, que afecta a toda la región, inclusive la iglesia. Pero seguirá funcionando y soportará bien el cercano terremoto de San Juan de 1944. En el sismo del 23 de noviembre de 1977, afectó un 20% de la construcción y se cerró al culto. El gobierno de la dictadura militar había decidido dinamitar lo que quedaba del templo, pero el pueblo se levantó contra los dictadores (una hazaña poco contada) y gracias a su coraje digno de proeza impidieron su demolición. El 6 de diciembre del 2003 se desplomó el muro central. Se trata de un edificio muy original e imponente para la época de su construcción. Cuenta con dos altas torres, por una de las cuales se accedía al coro enfrentado al altar mediante una escalera caracol de madera de algarrobo. En una de las paredes laterales hay dos placas de mármol de grandes dimensiones con las inscripciones: Isidoro A. de Ferreira; Bernabé de Tello, fundadora de esta iglesia y Desiderio Tello, fundador de esta iglesia. En el costado izquierdo del antiguo atrio están sepultados Calisto Pérez y José Calisto Pérez.
En Arauco, La Rioja, la capilla de las Termas de Santa Teresa, hoy abandonadas
Termas de Santa Teresa: un lugar de aguas termales a 100 km de la ciudad de La Rioja, en el departamento de Arauco, cuyo nombre original era “Aguas Calientes de Mazán”. Las Termas de Santa Teresita es el nombre que eligió un sacerdote que se curó de sus problemas de salud gracias a las aguas milagrosas y decidió rebautizar el pueblo. Cuenta una leyenda local que sus aguas poseen dones de curación milagrosa. Había un complejo hotelero, hoy abandonado y la capilla, de estilo neo-barroco con doble espadaña, también está en ruinas.
El Oratorio de Villafañe en Aminga, La Rioja
Aminga: localidad cabecera del departamento Castro Barros, se encuentra a 100 km de la capital provincial. Conocida también como oratorio de Villafañe. Data de principios del Siglo XVIII y según versiones habría sido construida por los jesuitas. Fue declarada “monumento histórico provincial” en el año 2005 mediante ley 7.887. A su lado se encuentra la nueva iglesia de la Merced, que fue construida en 1908 en reemplazo de la de adobe. En ella se instalaron la campanas y las imágenes de la antigua capilla.
La capilla de la Virgen del Carmen en Nepes, La Rioja. Del esplenddor al abandono.
Nepes se encuentra a 28km de la capital de la provincia. A fines del S. XIX el terrateniente de la zona don Manuel Sosa mandó a construir la capilla de la virgen del Carmen, tuvo su periodo de esplendor pero al irse despoblando la región quedó abandonada y fue saqueada.
Buenos Aires:
La iglesia del pueblo de Larramendy, en la provincia de Buenos Aires.
Larramendy -partido de Pehuajó- era una estación ferroviaria ubicada en el paraje rural del mismo nombre. Fue inaugurada en 1912 por la Compañía general de ferrocarriles en la provincia de Buenos Aires, y cuando como muchos ramales ferroviarios del país dejaron de funcionar, los pocos habitantes del paraje se mudaron a otro sitio. Solo queda la estación, la iglesia y la escuela, todo abandonado. El lugar lleva el nombre de María Larramendy de Bellocq que donó estas tierras y levantó iglesias en este lugar y en Bellocq para crear abadías. El templo de la localidad de Bellocq, gemelo de este, lo dedicó a Santa María y sigue funcionando con normalidad: solo le falta el pináculo, el cual fue destrozado por un tornado.
La iglesia de Vivoratá. que se observa desde la ruta 2. Fue afectada por una gran inundación
Vivoratá: quizá estas ruinas sean las más conocidas de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires, sobre todo por los que van hacia la costa marplatense por la ruta 2, dado que se encuentra al margen de la misma y es muy visible. La capilla dedicada a San Eustaquio perteneció a la estancia “La Micaela”. Se inauguró en 1911 y fue construida por doña Micaela Ugalde de Aristizabal en memoria de su marido don Eustaquio Aristizabal, fundador de la estancia. Este templo cumplió las funciones de parroquia del pueblo de Vivoratá hasta que se construyó la capilla de nuestra señora de Luján en 1962. Poseía una importante cripta con seis nichos destinados a los miembros fundadores de la estancia y familiares y amigos, pero hubo una inundación que sumergió la cripta y todos los féretros tuvieron que retirarse, entre ellos los restos del matrimonio Aristizabal, los que hoy descansan en el cementerio de coronel Vidal.
La capilla del Sagrado Corazón en Máximo Fernandez, partido de Bragado en la provincia de Buenos Aires.
Máximo Fernández pertenece al municipio de Bragado. Estas ruinas son las más parecidas al sueño romántico de cualquier escritor gótico. Podría servir de inspiración a Edgar Alan Poe. La capilla Sagrado Corazón fue fundada en la estancia “La Matilde”, uno de los mejores establecimientos agrícola-ganaderos del oeste de la provincia de Buenos Aires. La estancia fue comprada a Fernández en 1904 por la familia Salaberry-Bercetche, que la venden a su vez en 1942 a Don Francisco Suárez Zabala (inventor del conocido producto medicinal Geniol) y cambió el nombre de la estancia a “Montelén”. La capilla, próxima a la estación, fue construida en estilo neogótico y tenía asociada una gran escuela. Pero ambas quedaron abandonadas desde hace muchos años debido fundamentalmente al cierre del ferrocarril y a la migración. Hasta los años ´70 del siglo pasado estaba todo en perfecto estado, pero un feroz tornado derribó el techo y la mampostería de la capilla y la escuela, quedando totalmente en ruinas como se encuentra hoy.
La capilla de San Mauricio, en Rivadavia, Buenos Aires
San Mauricio: perteneciente al partido de Rivadavia, fue fundado antes de la aparición del tren por don Mauricio Duva. Como fecha inicial se tomó el 22 de septiembre de 1884, día de San Mauricio, santo patrono de la localidad. Duva realizó subdivisiones en su propio campo que contribuyeron al crecimiento del pueblo, que llegó a tener 2000 habitantes. Hizo construir la capilla, cuya piedra fundamental se colocó el 12 de septiembre de 1893, y se inauguró el 24 de diciembre con la presencia de Monseñor Mariano A. Espinosa. La dedicó a su santo homónimo, encargándose él mismo de conseguir las imágenes de los santos, objetos de culto y cuadros religiosos. Sin embargo en la puerta de madera de la entrada a la iglesia dice fundada en 1892. San Mauricio fue declarado de Interés Histórico por la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, fundamentándose la decisión en el hecho de haber sido testigo de acontecimientos históricos por su emplazamiento a la vera de la Zanja de Alsina y por conservar como patrimonio los primeros edificios, como la Capilla San Mauricio, la cual hoy es una ruina.
La capilla de la Iglesia Presbiteriana Escocesa de Saint John, en Florencio Varela, conurbano bonaerense
La Capilla: localidad perteneciente al partido de Florencio Varela. El nombre del lugar proviene de la capilla perteneciente a la Iglesia Presbiteriana Escocesa de Saint John, que comienza a erigirse en base al diseño de Eduardo Taylor. Sus constructores fueron Alexander Mc Phail y Roque Petruchi y es de estilo gótico. El 27 de marzo de 1854 se coloca la piedra fundamental. Los años y las generaciones fueron pasando y los propietarios de estas tierras comenzaron a mudarse. En 1911 se construye en Temperley la Iglesia presbiteriana San Andrés, más grande que la capilla Saint John’s . Ésta, con casi cien años, el 6 de septiembre de 1953 cierra sus puertas y es abandonada. Las tierras se vendieron en 1968 a un productor agrícola y la capilla fue utilizada por años como depósito. En 1998 fue declarada Monumento Histórico Provincial y el 26 de noviembre del 2009 un voraz incendio terminó con su techo y la puerta de madera. El “monumento histórico provincial” permanece olvidado y en ruinas ,esperando ser rescatado del olvido gubernamental, tanto municipal como provincial.
Mendoza:
La iglesia de San Francisco, en Mendoza, una de las pocas ruinas que se han puesto en valor.
Ruinas de San Francisco. Frente a la plaza Pedro del Castillo se observan los restos de lo que alguna vez fue la monumental iglesia de San Francisco. Si bien al templo lo comenzaron a construir los padres de la Compañía de Jesús en 1608, al ser estos expulsados en 1767 varias congregaciones (Los Betlemitas, los padres del clero secular; las religiosas de la Compañía de María y los franciscanos) comenzaron una disputa por el lugar: En mayo de 1782, un terremoto dejará casi en ruinas la primitiva iglesia de los Franciscanos, y estos apelaron con vehemencia para adquirir el templo. Así, en 1798 pasó a manos de esta congregación, hasta el terrible terremoto de 1861. Poseía una grandiosa nave con capillas laterales, crucero y presbiterio con su correspondiente altar mayor dedicado a la Inmaculada Concepción, como en casi todas las iglesias de los Franciscanos. En una de las capillas laterales estaba el altar con imagen de Nuestra Señora del Carmen, a quien San Martín designó Patrona del Ejército de los Andes. En 1993 comenzó la puesta en valor de toda el área fundacional, inclusive las ruinas del templo de San Francisco.
Fuente: Infobae