Todos necesitan buenas obras para abastecer el mercado y en la actualidad es muy difícil conseguirlas: están los compradores pero no aparecen los vendedores.
Donald Marron ha sido uno de los mayores compradores de arte contemporáneo durante las últimas seis décadas. Siempre ha estado entre los 200 más grandes compradores que publica la revista ARTnews. Falleció a los 85 años en el pasado diciembre. Siempre se dedicó a los negocios financieros y fue el artífice de la venta del banco de inversión Paine Webbera la unión de bancos suizos (UBS) en 12 mil millones de dólares.
Allí logró formar una colección corporativa de 850 obras y siempre manifestó que para hacer buenos negocios había que tener buenas obras en las oficinas. Su colección privada son unas 300 obras valoradas en 450 millones, en tan solo dos semanas se han vendido diez de ellas en más de 200 millones y en abril se harán dos exposiciones donde se venderá todo lo que queda.
Los sucesores de Mr. Marron pidieron ofertas a Christie’s, Sotheby’s y Phillips. Generalmente estas licitaciones privadas son ganadas por los subastadores que logran su beneficio en las altas comisiones que cobran a los compradores, que fluctúan entre el 12 y el 25% del precio de martillo y al vendedor no se le cobra nada o bien un máximo del 10%, y esto es así porque lo que falta es: OFERTA.
Las galerías de arte no cobran comisión al comprador sino que negocian con el vendedor sus honorarios o bien fijan un precio neto para el vendedor. Este negocio no lo harán las rematadores, sino tres de la más grandes galerías del mundo: Pace, Gagosian y Acquavella, que ofrecieron mejores condiciones a los herederos y en pocos días ya tienen el éxito asegurado. Seguramente sus honorarios no superen el 10% pero son 45 millones de dólares y además la alegría de haber logrado vender ellos las obras.
Ya se vendieron en 105 millones dos pinturas de Picasso: «Mujer con boina» (su segunda mujer Jacqueline) y retrato de Dora Maar (una de sus amantes) al ex hombre de casinos, Steve Wynn, quien renunció a su empresa acosado por las denuncias de señoras y señoritas sobre acosos sufridos por ellas.
Un lindísimo Rothko se vendió en 70 millones, un colorido Cy Twombly se pagó 30 millones, un Gerhard Richter, 17 millones, y un Bradford se fue a Asia por 6 millones.
Hace un tiempo que el Sr. Marron tenía en exhibición privada la mayoría de las obras en un piso Art Decó del Edificio Fuller en 57 y Madison. Un edificio que durante 30 años tuvo otras tantas galerías de arte y necesitabas unas 8 horas para verlas a todas.
También hay ahora otra oportunidad para que compitan galerías con rematadoras, ya que la mayor parte de los bienes del divorcio de Harry y Linda Macklowe son las 65 obras de la colección del matrimonio valuadas entre 625 y 788 millones. Todos quieren venderlas y veremos quién finalmente lo hace. Christie’s ya habla de mil millones y esperan tenerlas en mayo para su gran venta de arte contemporáneo.
Fuente: El Cronista