El jefe de Gobierno porteño y la ministra de Cultura mantuvieron hoy un encuentro con periodistas que transcurrió en el Museo de Arte Moderno, en la alargada y blanquísima sala de reuniones que balconea sobre el patio interior del espacio. Allí se desplegaron los lineamientos e intenciones de una política cultural que, según prevaleció como tono recurrente, no estará disociada de las variables económicas que trazan hoy la toma de decisiones a nivel político y doméstico.
«En un país difícil, con una economía compleja, en un momento de profundo dolor y crisis, la Ciudad tiene que seguir siendo un lugar que proteja ciertos ámbitos para que la cultura encuentre camino, se exprese, se canalice correctamente. No vamos a poder suplir todo lo que por ahí se deje de hacer, pero creo que podemos ayudar, que podemos ser un faro o un ámbito de encuentro y sanación», destacó Macri.
«Es también una gran oportunidad para definir un perfil de gobierno, entendiendo que la Argentina tiene un problema grave, que es que desde hace mucho tiempo gasta más plata que la que genera, y eso va a requerir esfuerzos de muchos frentes. Bueno, la Ciudad tiene que ponerse austera también, pero creativa en proteger ámbitos que son muy de la identidad de esta ciudad, como la cultura en general», amplió el jefe de Gobierno.
Por su parte, la ministra de Cultura adelantó que la cartea a su cargo tendrá un presupuesto acotado, «un presupuesto accesible que nos permite mirar hacia adentro». Y señaló: «De alguna manera, conocer el Ministerio desde muchos lugares -como usuaria, alumna, directora- hace que pueda partir de un conocimiento que acorta bastante el camino, con un jefe de Gobierno que entiende rápido y sabiendo que es un momento en que tenemos que acompañar esta emergencia económica y dar respuesta también».
¿Cómo contribuye la política cultural a menguar el humor social provocado por la crisis económica de la actualidad? «Generando poesía, esperanza, bienestar y valorizando la belleza en un momento donde va a haber que hacer un ajuste importante en muchos órdenes de la vida de un ciudadano porteño acostumbrado a consumir cultura, que además va a tener que optar, que no va a poder consumir todo lo que habitualmente consumía», precisó Ricardes.
«En términos generales el presupuesto es similar al de 2023 pero ajustado por inflación, con algún cuidado respecto de los que son eventos masivos. En ese aspecto hay un reordenamiento porque nos pasó el año pasado, por ejemplo, que teníamos dos o tres cosas ocurriendo en la ciudad al mismo tiempo. Es como que eso no tiene mucho sentido», explicó Macri.
«Por eso estamos ordenando todo en una única área de eventos masivos en vez de estar desdoblada en distintos ministerios. Eso nos permite una agenda única y ordenada que dialogue con la agenda de cultura del gobierno y del sector privado», amplió el jefe de Gobierno, quien además anunció que en este contexto se restringirá la llegada de artistas internacionales, «porque el impacto del tipo de cambio hoy no es menor».
Macri aseguró también que el ajuste que sufrirán algunas variables de la cartera cultural no se puede desacoplar del clima general que atraviesa al país en estos meses: «No hay un ajuste en nuestro presupuesto, lo que hay es un ajuste en la realidad -enfatizó-. La gente va a tener que definir prioridades nuevas».
«Cada momento de crisis se expresa con un resurgimiento potente de lo cultural, siempre. Es una válvula de escape natural que tienen las sociedades y los argentinos la tenemos que usar muy seguido lamentablemente», indicó el jefe de Gobierno. Y agregó: «Hay que estar atentos a los caminos que va a encontrar la sociedad sobre nuevas expresiones culturales».
«Vamos a tener que hacer un esfuerzo grande y estar atentos a cómo interactuar. Es momento de entender cómo nos ayudamos mutuamente. No creo que la solución a este nivel de dolor sea pan y circo, quiero decir, no creo que la solución sea ‘Te hago siete festivales y te distraigo un rato’. Me parece que es un fenómeno más profundo en el que la Ciudad tiene que tener un rol de liderazgo importante», agregó.
Ricardes y Macri coincidieron en que la idea de transversalización -de públicos, competencias y propuestas- será uno de los vectores de la flamante gestión. «En principio vamos a poner el énfasis en la transversalización de los contenidos de cultura -aseguró la ministra de Cultura-. Estamos haciendo también un trabajo conjunto con las áreas de Desarrollo Económico y Turismo entendiendo que somos un proyecto no con agendas separadas sino complementarias».
«Vamos a ayudar a dejar de exportar solamente materia prima, es decir, talento argentino, para poder exportar industria», señaló Ricardes, en tanto que el jefe de Gobierno remarcó la competencia futura con Uruguay, «que está generando un esfuerzo grande para mover e instalar capital humano y generar una industria audiovisual muy fuerte».
Durante el encuentro con la prensa, la directora de la cartera cultural adelantó que se reconfigurará el perfil de algunos espacios como la Usina del Arte, el Centro Cultural San Martín y el Centro Cultural Recoleta, que no abandonarán del todo su identidad actual, como el emblemático edificio que en los 80 remodelaron Clorindo Testa, Jacques Bedel y Luis Benedit y en los últimos años estuvo destinada a propuestas dirigidas a los jóvenes que daban cuenta de las nuevas expresiones del arte urbano
«El Centro Cultural se va a mantener como un espacio para compartir entre pares pero le vamos a sumar otra línea que tiene que ver con recuperar la capacidad de ser un articulador de artistas emergentes -que es lo que hubo hasta ahora- y consagrados. Hay una edad que nadie mira que es la del artista que ya tuvo su momento joven pero que todavía no es lo suficientemente consagrado y en el medio y también necesita un espacio y una ayuda», adelantó Ricardes.
«Este perfil que tiene el Recoleta como espacio abierto, ubicado en un lugar central, no lo queremos desaprovechar. Eso se empezó a trabajar por ejemplo con la retrospectiva de Renata Schussheim y ese es un perfil que vamos a continuar», dijo la exdirectora del CCK, quien aseguró también que otro de los objetivos es que el espacio recupere la centralidad que tuvo para las artes escénicas cuando propició el surgimiento de agrupaciones como De la Guarda y el espectáculo Villa Villa.
Aunque todavía no fue presentada en sociedad la programación del espacio, Ricardes adelantó que se prepara una muestra especial como homenaje a los cuarenta años de la muerte del escritor Julio Cortázar, a quien el Recoleta ya rinde tributo desde hace tiempo con sus espacios lúdicos y su mayor sala de exposición, que lleva el nombre de Cronopios, además de las dos que portan las iniciales de su nombre: «J» y «C».
La funcionaria sostuvo que los espacios deben estar en sintonía con el clima epocal y que la política cultural debe sintonizar con nuevos hábitos y demandas: «Hay que entender que los usos cambian y este es un momento donde el tiempo libre de las personas es muy valioso. Si nos dan eso, tenemos que devolverle un tiempo de calidad. Tienen que venir a sentarse y decir, ‘Ok, acá estoy, dos horas de mi tiempo, ¿cómo voy a salir de esa experiencia?’. Lo más relevante es que ese tiempo se transforme en un tiempo de calidad ciudadana, un tiempo distintivo y que te haga ser más feliz», resumió.
Sobre el Centro Cultural San Martín, adelantó que el espacio va a recuperar su perfil «ligado a las artes electrónicas» y anunció: «Vamos a articular los dos edificios y a abrir las fotogalerías nuevamente, es decir, que el pasillo oscuro que hoy está cerrado lo vamos a renovar».
Por su parte, Macri rescató la identidad y el emplazamiento de la Usina del Arte, el centro cultural ubicado en el barrio de La Boca, que representa «una cultura urbana joven ubicada en el bajo autopista» que expresa «una lenguaje urbano que también acompaña ciertos tipos de usos y culturas». El jefe de Gobierno aprovechó el ejemplo para conectar con uno de los lineamientos que se propone la gestión cultural: potenciar el circuito cultural del sur porteño.
«Tenemos que darle gestos al sur», enfatizó Macri, quien al mismo identificó dos zonas que responden a esa geolocalización. «Un sur urbano muy cercano al centro, digamos, donde tenés La boca, parte de Barracas. Y un sur más lejano, que puede ser, digamos, simplificándolo, Villa Lugano Soldati, Villa Riachuelo. Tienen necesidades y realidades distintas. Pero ese sur urbano cercano tiene una oportunidad muy grande. Entonces, estamos pensando, por ejemplo, en potenciar el casco histórico», explicó.
A continuación, Ricardes enlazó la iniciativa de jerarquizar el sur de la ciudad -lo que implicará revitalizar también la red de transporte público para conectarla con los otros puntos de la geografía porteña- con un programa que buscará recuperar los cascos históricos de distintos barrios: «El casco histórico no es solamente San Telmo. El patrimonio cultural y material no existe solamente ahí. Cada barrio tiene su centralidad y estamos por eso comenzando un programa para generar nuevos circuitos en, por ejemplo, Mataderos, Boedo o Parque Chas, que nos permitan recuperar las trazas que hay en cada uno de estos lugares», indicó.
Macri también fue consultado sobre la derogación de la Ley del Libro, uno de los capítulos del proyecto de ley Bases que se discute por estas horas en el Congreso, y que según el reclamo de algunos actores del sector editorial perjudicaría a las librerías pequeñas en beneficio de las grandes cadenas.
«Hay muchos que mezclan análisis casi con deseo. Creo que algunos vienen muy ‘seteados’ políticamente y que creen que hay un ataque y casi desean que ese ataque sea brutal o genere daños irreparables. Y hay que estar atento. Yo no digo que sí o que no, lo que digo es que uno tiene que estar atento, no iniciar la profecía autocumplida, ni hacer como que nada ocurre», expresó.