Pierre Le Guennec, el electricista de Pablo Picasso, y su esposa Danielle, han sido condenados por tercera vez a dos años de prisión exentos de cumplimiento por la tenencia de cientos de obras del artista, valoradas entre 60 y 100 millones de euros.
Electricista. Guardaba con pinturas y dibujos de Pablo Picasso cuyo valor asciende a 100 millones de euros.
Este es su tercer encuentro con la justicia. En 2015, los Le Guennec habían sido condenados en primera instancia, y un año después, tras la apelación. No obstante, la pena fue anulada por el Supremo en 2018 y se obligó a repetir el juicio por no poder demostrar que las obras procedían de un robo.
Todo empezó en setiembre de 2010, cuando la pareja de ancianos se reunió con Claude Picasso, administrador de Picasso Aministration -y tercer hijo del pintor- para autentificar unas obras que ellos poseían desde hacía 40 años. En total, había 271 obras; libretas, dibujos y collages, la mayoría sin catalogar y firmar.
“Era un montoncito de papeles, recortes de periódico, cartulinas recortadas, cosas a las que no di importancia y que no entendía”
Pierre Le Guennec
ELECTRICISTA
Apenas tres semanas después, Claude Picasso presentó una denuncia por tenencia ilícita de estos bienes. La pareja de ancianos se mostraba sorprendida y aseguraban que habían sido el propio Picasso y su esposa, Jacqueline Roque, los que les habían entregado las obras. Era un comportamiento habitual en Picasso, quién otorgaba muchas de sus obras como presente a sus amigos o colaboradores.
Pablo Picasso, junto a una de sus obras / Archivo
Le Guennec le explicó a Vanity Fair, que una tarde cuando salía de la residencia del pintor, Jacqueline le entregó una carpeta y una vez en casa, descubrió el contenido en su salón: “Era un montoncito de papeles, recortes de periódico, cartulinas recortadas, cosas a las que no di importancia y que no entendía”. Al preguntarle la policía por qué los había guardado tanto tiempo, contestó: “Para mí el maestro era pintor!” Al no ver ningún lienzo, no le dio ningún valor a los dibujos.
Sin embargo, los herederos de Picasso desconfiaron de la versión de los ancianos. Además, se extrañaron del buen estado de las obras pese haber pasado 40 años en un garaje, como relataban los Le Guennec. En su defensa el abogado de Pierre recordaba al mismo medio que Picasso no mantenía una buena relación con sus hijos menores al considerarlos unos “burgueses ociosos” y alegaba que el motivo de la denuncia era que no podían soportar la idea de que unos ciudadanos tan humildes tuvieran esas obras de tanto valor.
Fuente: La Vanguardia