La galería del Rojas luce renovada con una muestra del artista sanjuanino Carlos Gómez Centurión
Luego de la redefinición de espacios y actividades que debieron afrontar en estos dos últimos años quienes hacen la cultura, el Centro Cultural Rojas ya puede mostrar sobre el frente de su tradicional edificio en la avenida Corrientes algunos de esos resultados. En la misma cuadra y dirección donde estuvo desde su inicio en 1984, cuando nació en plena apertura democrática como parte del programa de extensión de la Universidad de Buenos Aires hacia la comunidad, el emblemático reducto de educación no formal y semillero de artistas aprovechó el corte que impuso la pandemia para encarar una serie de restauraciones edilicias que finalmente unifican y ponen en valor su vieja sede y el edificio contiguo comprado tiempo atrás.
Al regreso este año de los cursos presenciales se le suma ahora una experiencia renovada que podrán disfrutar quienes se acerquen a ver alguno de los espectáculos en cartel o visiten su fotogalería y su sala de exposiciones, dos focos que –conducidos en su momento por Alberto Goldenstein y Gumier Maier– fueron clave para la vanguardia artística de los años noventa y que desde hace unas semanas lucen a nuevo con dos muestras recién inauguradas. Además se reacondicionaron las aulas donde se dictan los cursos, el hall de entrada con el sector de cafetería y el stand de la editorial EUDEBA.
Traspasando el ingreso por las puertas de su ala más moderna, donde se ubica un mural de Pablo Siquier que ahora luce a la vista, se inicia el recorrido de Lo mineral, la exposición de trabajos del artista sanjuanino Carlos Gómez Centurión que estará en la galería hasta fin de junio. Con la montaña como símbolo, la muestra curada por Roberto Amigo reúne algunas piezas recientes de la serie 36 vistas del Cerro Blanco, que tuvo como disparador la tala de árboles para pavimentar un camino que atraviesa el valle de Zonda. Como el maestro del grabado japonés Hokusai, Gómez Centurión tomó desde distintos ángulos el paisaje que vio desde su infancia y lo plasmó en un conjunto de monocromos realizados con betún de judea, un derivado del asfalto. En el límite entre lo figurativo y lo abstracto, entre la composición y la disolución del paisaje, los cuadros juegan con una vista reducida por el clima en altura, aunque también buscan transmitir la falta de claridad presente hoy en el mundo, según le confiesa el artista a Infobae Cultura.
También se exhiben algunas obras de la serie El oro de América, trabajada con polvo de oro, cobre y óxidos de distintos cerros del continente, y un cuadro de 6 x 1,80 metros de altura perteneciente a una nueva serie que involucra la contemplación del cielo y una reflexión sobre la vanidad humana. “Voy a la montaña, hago las primeras cosas y normalmente lo que hice allá no lo vuelvo a tocar y trabajo en mi taller sobre otros planos. Lo que hago en la montaña normalmente es más figurativo y lo que hago en el taller tiende a la abstracción”, le dice a este medio Gómez Centurión, quien suele ir de excursión acompañado de artistas de otras disciplinas para explorar el fenómeno de la cordillera en sus múltiples dimensiones. Durante la muestra se estará proyectando en la Sala Batato Barea la película Pegado al cielo, de Ciro Novelli, quien filmó una de esas excursiones a la que fue invitado el holandés Pat Andrea.
La fotogalería del Rojas, también refaccionada
La fotogalería del Rojas, que conmemoró sus 25 años de vida en 2020, presenta por estos días Coalescencia, una exposición curada por Ignacio Iasparra que también aborda el paisaje, desde un registro simple hacia los bordes con lo pictórico, con fotografías de Johanna Bock, Esteban Pastorino, Pablo Ziccarello, Paulo Fast y Lena Szankay, cinco autores cuyas trayectorias se entrelazan de más cerca o más lejos con la historia del centro. Pegado a este espacio, sobre la planta baja, comienza el prólogo audiovisual de De vez en cuando me derrumbo, una obra performática de Juan Gabriel Miño que pasó por la Bienal de Arte Joven y el FIBA y que tiene funciones los sábados de junio y julio. Allí el elenco de esta pieza reúne al público delante de una pantalla que les devuelve imágenes de televisión que adelantan lo que sucederá unos pisos más arriba.
La luz fría de un proyector que ilumina la puesta despojada de esta pieza escénica va marcando los distintos formatos que se presentan, con un relato apoyado en tres voces –sujeto sufriente, mediadora y especialista– que deviene en un recital pop y un manifiesto estilizado. “La obra tiene eso roto que tenemos las personas que la hacemos. No sigue las formas del teatro convencional sino que hay un tipo de drama más contemporáneo. Es más como un ensayo conferencia mediado con recursos escénicos y con un discurso que enloquece”, le dice Miño a Infobae Cultura. El escritor, dramaturgo, director escénico y actor se formó en este mismo espacio y también produjo gracias al Rojas tres de sus obras previas.
«De vez en cuando me derrumbo», una obra de Juan Gabriel Miño actualmente en cartel
Los domingos continúa durante junio Rey Magnum, la ópera prima de Naomi Stein, ganadora del Premio Rozenmacher (UBA-FIBA) 2021 y estrenada a sala llena en la última edición FIBA, con la que el Rojas abrió la temporada de este año. Aunque el centro retomó sus actividades presenciales, también continúa brindando online buena parte de sus cursos para niños, adolescentes, adultos y adultos mayores, gracias al desarrollo de su plataforma virtual que incorporó durante el cierre de las aulas. A través de sus redes, que incluyen un canal en YouTube y en Spotify, se puede acceder a podcasts y entrevistas con referentes del arte y del pensamiento. Durante el último tiempo además se sumaron –en modalidad presencial y virtual– las clases magistrales del Rojas, que en las próximas semanas estarán concentradas en distintos aspectos de la producción de música, con la participación de algunos músicos claves de la escena local como Richard Coleman, Daniel Melero y Pablo Reche.
Fuente: Infobae