Stephen Galiczynski, el primero en entrar
El oscuro pronóstico del tiempo no detuvo su regreso. Bajo un enorme cielo gris y la promesa de fuertes lluvias, el Museo Metropolitano de Nueva York –conocido como el Met– volvió a abrir sus puertas en un sábado repleto de entusiastas visitas.
Ubicado en el coqueto Upper East Side de Manhattan, el Museo Metropolitano de Nueva York es, más que nunca, una institución neoyorquina. Sin las masivas visitas de turistas internacionales desde marzo, los locales de la Gran Manzana han podido recuperar los rincones de su ciudad. Y el Met no fue la excepción.
Una hora antes del horario pautado para su reapertura oficial –el jueves y viernes pasados habían quedado reservados solo para socios–, la Plaza David H. Koch reunía un centenar de personas. Ansiosos y emocionados, los locales se reunieron para la cita que oficializa una cuota de regreso a la vieja normalidad.
“Estamos realmente encantados de tenerlos de regreso; es un gran día”, dijeron a la prensa Max Hollein, director del museo y Daniel Weiss, CEO del Met. “Por favor, solo sigan las directivas”, remarcaron en relación a las medidas sanitarias que tienen como función evitar la propagación del coronavirus .
Cuando el reloj marcó las 10, Stephen Galiczynski fue la primera visita en casi seis meses en cruzar las puertas de la institución insignia. Los trabajadores del Met estallaron en aplausos de alegría.
Un emotivo regreso
Galiczynski, el primero en volver al Met, es artista. Antes de que el coronavirus se robara la vida de la Gran Manzana, venía –por lo menos– todas las semanas de visita. Bajo el brazo cargó un bloc de dibujos y se lo mostró a la nacion. Allí acumula, según dijo, desde hace décadas sus bosquejos. “Es inspirador estar de regreso”, afirmó, y añadió: “Hoy llegué a las 8.30 para ser el primero, y mañana lo haré de nuevo; es muy reconfortante recuperar algo de normalidad”.
En los enormes pasillos que encapsulan más de cinco mil años de historia la vida volvió a circular. La carrera de personas desesperadas por crear un registro fotográfico de obras de arte, sin embargo, parece ser una postal del pasado. Al menos por ahora. La marea humana siempre apilada frente a obras como La Muerte de Sócrates, de Jaques Louis David, no está más ni se permite. Las visitas se detienen. Saborean el privilegio de ser pocos en un lugar así.
Jueves a lunes. Ese es el nuevo calendario de operaciones del museo. Martes y miércoles solían ser los días pautados para las visitas de estudiantes, pero todo lo que signifique una actividad masiva ha quedado en el olvido. Por primera vez, además, el Met dispuso algo único: valet para bicicletas. El medio de transporte se ha convertido en uno de excelencia en tiempos de pandemia para así evitar el subte y la posibilidad de un contagio bajo tierra.
Después de meses de cierre absoluto, el Met volvió cargado para celebrar lo que le había sido arrebatado: su 150 aniversario. Tres exhibiciones nunca antes vistas fueron el condimento especial en este regreso. “Making The Met: 1870-2020”, una exposición que permite a los visitantes trasladarse por un viaje inmersivo a través de la historia del museo; The Roof
Garden Commission: Héctor Zamora, una instalación del artista mexicano para la tan mítica terraza; y The American Struggle, una serie de paneles que cuentan parte de la historia estadounidense de la década de los ‘50.
Semanas antes del día tan esperado, además, el Met sorprendió a locales con dos grandes estandartes en la fachada: una obra de la artista japonesa Yoko Ono, bautizada Dream Together. La creación busca llevar un mensaje de unidad en tiempos de pandemia, y se encontrará en la puerta hasta el próximo 13 de septiembre.
La seguridad es primordial
Al igual que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), que tuvo su regreso al público el último jueves, el Met debió acondicionar el edificio para volver a abrir. El acceso a las entradas es solo online y con anticipación. De esta manera, las autoridades aspiran a controlar que el total de personas que circulan los enormes pasillos no supere el 25% de la capacidad total de la institución.
Nueva York supo ser foco de la pandemia no solo en Estados Unidos, si no a nivel mundial. En un esfuerzo mancomunado, la Gran Manzana logró llevar los índices de contagio a niveles controlados. Desde fines de junio, la tasa de infección se ha mantenido por debajo del 1%.
El Met no fue la excepción en esta crisis. El icónico museo proyecta pérdidas por 150 millones de dólares, y desde junio ha visto un recorte de personal del 20 por ciento. Pese a que la reapertura es una señal prometedora, los desafíos continuarán a futuro, según anticiparon las autoridades a la prensa.
En este contexto, Weiss, director del Met, señaló: “Quizás ahora más que nunca, el Met puede servir como un recordatorio del poder del espíritu humano y de la capacidad del arte para brindar consuelo, inspirar resiliencia y ayudarnos a comprendernos mejor unos a los otros y al mundo que nos rodea”.
Fuente: La Nación