Marta Osypinska es arqueozoóloga y miembro de la Academia Polaca de Ciencias. Junto a su equipo, descubrió en Egipto lo que podría ser el cementerio de animales más antiguo del mundo.
Los científicos realizaron una nueva excavación en un sitio de Berenice, a orillas del Mar Rojo. Allí, encontraron las sepulturas de casi 600 gatos y perros, además de evidencia que prueba que estos animales eran mascotas preciadas para los egipcios. Los restos corresponden a cadáveres enterrados durante los siglos I y II d.C. dentro de una misma área, lo que demuestra que se trataba de un cementerio y no de entierros individuales.
“Nunca había encontrado un cementerio como este. La idea de las mascotas como parte de la familia es difícil de entender en la antigüedad, pero creo que lo eran en este caso”, sostuvo Michael MacKinnon, un arqueólogo de la Universidad de Winnipeg que se especializa en papel de los animales en el Mediterráneo, en declaraciones que reproduce Live Science.
Primero 100, ahora casi 600
Junto a sus colegas, Osypinska descubrió el lugar en las afueras de las murallas de la ciudad de Berenice allá por el año 2011. El cementerio parece haber sido utilizado cuando la ciudad gozaba de mucha actividad gracias a su puerto. Desde allí se comercializaba marfil, telas y otros artículos de lujo de Arabia, India y distintos puntos de Europa.
En 2017, el equipo informó haber desenterrado los restos de 100 animales, en su mayoría gatos cuya ornamentación indicaba que eran mascotas. Sin embargo, la naturaleza del sitio en sí misma no estaba clara.
Ahora, en una nueva etapa de su trabajo, exumaron restos de 585 animales y, con la ayuda de un veterinario, pudieron determinar la salud, la dieta y las causas de la muerte. Parece que fueron depositados cuidadosamente en fosas bien preparadas. “Muchos estaban cubiertos con textiles o piezas de cerámica, que formaban una especie de sarcófago”, señaló Osypinska.
Más del 90% de las mascotas halladas en el cementerio eran gatos, muchos de los cuales llevaban collares de hierro o gargantillas enhebradas con vidrio y conchas marinas. Los perros solo representan cerca del 5% de los entierros y el resto son monos.
El hecho de que los habitantes de Berenice cuidaran tan bien de los animales, en una región donde por su geografía casi todos los recursos debían ser importados, sugiere que había un fuerte vínculo emocional, una gran conexión con sus gatos y perros. Esta fue la conclusión a la que arribó el equipo de Osypinska y que publicaron en la revista World Archaeology.
Fuente: La Nación