Una enorme viga de demolición cuelga con sogas atadas al techo del Malba, en el espacio central de triple altura. La gigantesca hamaca creada por Marcela Sinclair forma parte de Vía pública, una de las dos muestras que abrieron la temporada 2023 en el museo. ¿Quién no se hamacó, o hamacó a alguien alguna vez?
Al apelar a la adrenalina del ir y venir (en todo sentido) guardado en la memoria colectiva, esa instalación funciona como un preámbulo de lo que se encontrará dos pisos más arriba: una exposición dedicada a la “cultura material argentina”, con más de 600 piezas que forman o formaron parte de la vida cotidiana argentina. Una invitación a un emotivo reencuentro con objetos, obras de arte y documentos que nos unen como sociedad, en un país que insiste en ir en la dirección opuesta a casi cuatro décadas del retorno de la democracia.
La primera conexión con un objeto disfrutado por varias generaciones es una instalación de Daniel Joglar realizada con pelotas Pulpo, creadas con la lógica de una cámara de neumático reforzada. “Durante la crisis económica de entreguerras, el técnico de Pirelli Gerildo Lanfranconi –especialista en moldes y matrices de caucho– decidió desarrollar una pelota recreativa que tuviera una calidad superior a las de trapo pero que pudiera venderse a un costo mucho menor que las de cuero”, explica uno de los textos aportados por el equipo curatorial interdisciplinario, compuesto por historiadores, diseñadores gráficos e industriales, arquitectos y editores.
“No es una historia del diseño en la Argentina, que sería inenarrable”, aclara Leandro Chiappa sobre la exposición titulada Del cielo a casa. Conexiones e intermitencias en la cultura material argentina. “Hay muchas historias emotivas que conectan a las personas con una historia en común a través de las cosas, en un momento en que estamos entrando a una etapa de ‘no cosas’: la de la cultural digital”, agrega Carolina Muzi en referencia a este “archivo de lo diario” que ambos contribuyeron a conformar durante un año junto a Sebastián Adamo, Gustavo Eandi, Marcelo Faiden, Verónica Rossi, Juan Ruades, Martín Wolfson y Paula Zuccotti.
A la hora de elegir el título, en una de sus múltiples reuniones, decidieron tomarlo prestado de un libro de la escritora argentinaHebe Uhart. “Contra un mundo plagado de obligaciones, rutinas y otras cosas incomprensibles, los protagonistas de estos relatos se atienen a las pequeñas cosas, a las que pueden manejar –explica en su sitio web la editorial Adriana Hidalgo-. También es el título de uno de los cuentos, en el que se narra la distancia que existe entre lo que se supone que debe gustar y lo que realmente gusta”.
Esa relación no jerárquica entre disciplinas está muy marcada en la muestra. En una de las “constelaciones de sentido” desarrolladas por el equipo, dedicada al campo, se puede encontrar por ejemplo un tablero de El estanciero junto a una caja de fósforos La Ranchera recreada en gran dimensión, una obra de Florencio Molina Campos; una fotografía del horno de pan construido por Víctor Grippo y Jorge Gamarra en la Plaza Roberto Arlt en 1972; las máscaras de pan contemporáneas de la “Chola” Poblete y un video que reproduce las bromas de la célebre “llama que llama”, una campaña de la agencia publicitara Agulla & Baccetti para la empresa Telecom en los años ‘90.
Las piezas provienen de colecciones públicas y privadas del país, entre las cuales se destacan las del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires -donde se realizó hace sesenta años la primera muestra dedicada al diseño en la Argentina, curada por Gerardo Clusellas- y la Fundación IDA, y archivos como los de la Filmoteca Buenos Aires y el Museo del Cine. Hay incluso un aporte de Crónica TV: una de sus famosas placas rojas, como la emitida por esa señal el 1 de enero último, anunciará cada día cuántos faltan para el próximo Mundial de Fútbol.
Entre las producciones más destacadas se cuentan la recreación en 3D de una vidriera de Harrods diseñada por Juan Batlle Planas en 1949, para su sede de la calle Florida, como parte de una propuesta titulada “El arte en la calle”. “Durante toda la década, la tienda encargó el diseño de sus vidrieras de primavera y otoño a los artistas más reconocidos del país -recuerdan los curadores-. Los transeúntes del centro porteño podían admirar obras de Antonio Berni, Horacio Butler, Raquel Forner o Emilio Pettoruti”.
También se reconstruyó la fachada de la peluquería Eros Peinados, con una retrato de Natalie Wood diseñado con el innovador sistema de cartelería fototrama, e incluso se incrustó en la pared parte de un helicóptero construido en Saladillo por la Pyme Cicaré S.A, que exporta aeronaves a una veintena de países. Los curadores recuerdan que su fundador, el autodidacta Augusto Cicaré, creó el primer helicóptero del hemisferio sur en el patio de su casa, en 1958.
Aunque son aquellas pequeñas cosas, diría Serrat, las que nos hacen que “lloremos cuando nadie nos ve”: los recuerdos de las casas construidas con Rasti; el ruido del Magiclickal encender la hornalla para cocinar o tomar mate; las Merengadas y las Sonrisas compartidas en los recreos. O historias como la del inmigrante húngaro Ladislao Biro, que fue interrumpido mientras escribía de corrido en 1938 en un balneario de Yugoslavia. Un hombre intrigado se le acercó y le dijo que, si alguna vez venía a la Argentina, contara con su apoyo. “Papá pensó que Agustín P. Justo comandaba una empresa, ¡no que era el presidente del país!”, le dijo Mariana Biro a Muzi.
Ya en el país, Biro registró la “birome” y otras 31 patentes, como el primer lavarropas automático, la bolilla del desodorante y la caja de cambios automática, que la General Motors le compró para no tener competencia. Desde 1990 la Argentina celebra el Día del Inventor cada 29 de septiembre, por su cumpleaños.
Para agendar
Del cielo a casa. Conexiones e intermitencias en la cultura material argentina y Vía pública, de Marcela Sinclair, hasta el 12 de junio en Av. Figueroa Alcorta 3415. A las 18 habrá una conferencia del escritor Martín Kohan en el auditorio. El sábado 25 a las 11, el público será convocado a llevar al museo un objeto representativo de su casa; todos los reunidos se registrarán en una fotografía cenital.
Fuente: Celina Chatruc, La Nación.