En un rally intelectual por ciudades de la Argentina, Paraguay y Uruguay, el profesor e investigador estadounidense Daniel Balderston (Boston, 1952) dio cursos, conferencias y entrevistas, conversó con escritores argentinos y presentó libros ajenos y propios, entre ellos, el flamante Lo marginal es lo más bello (Eudeba), que agrupa sus trabajos de crítica genética sobre manuscritos de Jorge Luis Borges de la colección del traductor y profesor Donald Yates -con borradores de cuentos, poemas e incluso ensayos políticos que llegaron a la biblioteca de la Universidad Estatal de Michigan en 2019- y otros previos a su libro El método Borges (Ampersand), donde examina y sistematiza los procedimientos de escritura y reescritura borgeanos.
Académico correspondiente de la Academia Argentina de Letras (AAL), Balderston es uno de los especialistas más destacados en la obra del escritor argentino; desde 2006 dirige el Borges Center (primero en la Universidad de Iowa y, desde 2008, en la Univerasidad de Pittsburgh) y la revista Variaciones Borges -que va por su edición N°54-, fundada por Iván Almeida y Cristina Parodi en 1995 en la Universidad de Aarhus, Dinamarca. “Es un centro académico con un presupuesto muy modesto y nuestro enfoque son estudios de la obra de Borges”, aclara. “Hemos publicado varios libros -dice-. Tres ediciones facsimilares de manuscritos de Borges con comentarios y trascripciones tipográficas: Poemas y prosas breves, Ensayos y Cuentos; La senda, un libro inédito del padre del escritor, Jorge Guillermo Borges, de 1917 y escrito en Ginebra; un libro de ensayos de Evelyn Fishburn sobre los cuentos de Borges, otro de Alfredo Alonso Estanoz sobre la recepción de Borges en Cuba y el gran diccionario enciclopédico a la obra en colaboración, Borges/Bioy en contexto”. Todos están disponibles en PDF y en papel en la página web del Centro Borges, donde además se puede consultar una guía que indexa miles de referencias en la obra del escritor. “Ahora preparamos una edición de los ensayos de Iván Almeida -agrega-. Hemos organizado eventos, como ‘The Future of Borges Studies’, y hemos recibido a varios becados con becas posdoctorales, entre ellos, Mariela Blanco, Leonardo Pitlevnik y Xiao Xuyu”. Blanco participa hoy del Festival Borges.
Balderston comenzó a trabajar en los manuscritos de Borges en 2009. “Tengo conocimiento de manuscritos de casi cuatrocientos textos de Borges y habré estudiado a fondo unos cien -dice a LA NACION-. Es decir, hay mucho que hacer todavía”. Parte de su quehacer en la actualidad es formar a investigadores jóvenes que redescubran la “belleza marginal” de los manuscritos que, en el caso del autor de Ficciones, se encuentran en antiguos cuadernos escolares de papel cuadriculado y a rayas o en cuadernos de contabilidad (los borradores de las historias solían aparecer en las páginas de “Haber”). La mayoría de esos materiales no está en la Argentina.
“Carlos Domínguez comentó, hace unos años, cuando presenté el trabajo ‘Borges enamorado’, sobre los poemas ingleses de Borges en la Biblioteca Nacional de Uruguay, que ver los borradores de Borges es muy refrescante para un escritor, porque demuestra que Borges también luchaba por escribir sus textos, dudaba y vacilaba, y retocaba mucho”. En Lo más marginal es lo más bello. Borges en sus manuscritos, se incluyen varias reproducciones de los originales que evidencian los procedimientos y la proliferación de posibilidades aceptadas o descartadas por Borges (y que Balderston denomina “pululación”).
“La mayor parte son ensayos posteriores a la entrega de El método Borges a la editorial de la Universidad de Virginia -cuenta-. Lo entregué en 2017 y el libro salió en 2018. Un año después llegaron unos treinta cuadernos a Colecciones Especiales de la biblioteca de la Michigan State University, y me puse a estudiarlos cuando, en medio de la pandemia, digitalizaron esos materiales”. En una sección se incluyen escritos anteriores a El método Borges. “Diría que ese libro es mi esfuerzo por sistematizar el procedimiento de escritura de Borges en términos generales, y que Lo marginal es lo más bello, en su mayor parte, una aplicación de ese estudio sistematizado a los materiales nuevos”. El título del libro proviene del ensayo “Crítica del paisaje”, que Borges publicó en 1921 en la revista madrileña Cosmópolis.
Se pueden leer estudios sobre los manuscritos del cuento “El fin”, del breve texto “Delia Elena San Marco” (incluido en El hacedor), del poema “La noche cíclica” y de los escritos políticos “Anotación al 23 de agosto de 1944″ y “Viejo hábito argentino”, donde Borges arremete contra el nacionalismo. En la séptima página de este manuscrito se ve el dibujo que hizo de un “monstruo tiránico” con las cabezas de Juan Domingo Perón y Eva Perón, Juan Manuel de Rosas, Adolf Hitler, Karl Marx, José Primo de Rivera y Benito Mussolini. “Como se ve en los volúmenes facsimilares de Poemas y prosas breves y Ensayos, Borges fue un gran dibujante secreto. Publicó pocos dibujos en vida, pero sus manuscritos y algunas cartas contienen dibujos asombrosos”, dice Balderston que publicó el artículo “Borges, Portrait of an Unexpected Artist”.
Varios ensayos se vinculan con las circunstancias políticas del momento de composición de los textos borgeanos. “Por ejemplo, ‘Viejo hábito argentino’, el borrador de ‘Nuestro pobre individualismo’ de 1946, se sigue retocando hasta 1955, y tiene un dibujo de una hidra de los dictadores con caricaturas de Juan Domingo y Eva Perón -dice Balderston-. El ensayo sobre ‘Página para recordar al coronel Suárez, vencedor en Junín’ también subraya la faceta política del texto. Cada vez más estoy convencido de que es importante estudiar los textos de Borges en relación con el momento de su composición y primera publicación: incluso un ensayo como ‘Del culto de los libros’, publicado en LA NACION en 1951, tiene un subtexto político que se desarrolla después en ‘El escritor argentino y la tradición’, ‘El pudor de la historia’, ‘Destino escandinavo’ y otros”.
“El sistema de citas es bastante consistente desde los años 1920, como demuestra el libro de Laura Rosato y Germán Álvarez -señala-. La parte relacionada de los manuscritos, breves fichas bibliográficas, usualmente en el margen izquierdo de los manuscritos y cuadernos, se nota con más y más frecuencia a finales de la década de 1940 y en la primera mitad de los años 50, hasta que la ceguera interrumpe la escritura en puño y letra. Se nota sobre todo en los ensayos, pero aparece también en varios cuentos, como ‘La secta del fénix’, ‘Abenjacán el Bojarí’, ‘El hombre en el umbral’ y, con menos frecuencia, en poemas”.
Borges continuó con su sistema de reescritura y anotaciones aun después de quedarse ciego. “El sistema de notas continuó, en letra de la madre, como se ve en algunas hojas de Borges, libros y lecturas de Rosato y Álvarez, y en muchos cuadernos -observa Balderston-. De hecho, eso comenzó antes: ya en el 50 y el 51, cuando Borges se cansaba y su letra se volvía más grande y más temblorosa, hay ocasiones en que la madre seguía escribiendo, como pasa en el cuaderno con los apuntes para el curso ‘Problemas de la novela’, por ejemplo”.
La Argentina no tiene todavía una tradición fuerte en estudios de crítica genética; de hecho, años atrás varios profesores consagrados se burlaban en sus clases de esta línea de investigación. Por suerte, ese prejuicio “antigenético textual” se disipó. “Ya se están trabajando estos enfoques: el equipo dirigido por Mariela Blanco en la Universidad Nacional de Mar del Plata y, claro, de larga data, la investigación de Graciela Goldchluk y otros en la Universidad Nacional de La Plata. La pionera de estas aproximaciones, y la gran especialista, es Élida Lois, actualmente jubilada de la Universidad Nacional de San Martín”, dice Balderston. Desde 2016, Lois -doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires- integra la AAL.
Sobre su visita a Sudamérica, que duró todo el mes pasado, Balderston admite que está “físicamente extenuado” pero contento por el intercambio de ideas con escritores y profesores como Luis Chitarroni, Luis Gusmán, Graciela Goldchluk y Julio Schvartzman. “Hubo presentaciones de varios libros míos: Leído primero y escrito después (Eduvim), sobre Augusto Roa Bastos, Ricardo Piglia y Juan José Saer, en Asunción; de El método Borges en Montevideo y en el Malba; de Lo marginal es lo más bello en Eudeba, de Los caminos del afecto (Saraza, sobre la literatura queer en América Latina) en Casa Brandon -enumera-. También ofrecí un taller de crítica de genética en el Centro Cultural Borges, presenté conferencias en Villa Victoria en Mar del Plata y en la Biblioteca Nacional de Uruguay, y participé de la presentación de La lira marica. Una antología de poesía homoerótica argentina, de Jorge Luis Peralta y Enzo Cárcano. Pude avanzar en un par de proyectos, uno colectivo con un grupo en Mar del Plata y otro individual en Asunción. Estoy muy agradecido por el diálogo intenso de estas semanas”.
Tras los pasos del Borges conferencista
Hoy, a las 20, la investigadora y profesora de literatura argentina en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), Mariela Blanco, participa del Festival Borges con su charla “En busca del habla de Borges”. Una vez superada su timidez para hablar en público, Borges dio cientos de conferencias en localidades como Gualeguay, Nogoyá, Resistencia, Santiago del Estero, Tucumán, Bahía Blanca, Azul y Olavarría.
“Entre 1949 y 1955, Borges se convirtió en un exitoso orador que recorrió las provincias argentinas y viajó asiduamente a Montevideo para dictar cursos y conferencias sobre los temas más diversos: literatura gauchesca, inglesa, alemana, budismo, pensadores místicos, literatura fantástica -cuenta Blanco-. El período coincide con su etapa de polémica contra el peronismo y con su reflexión sobre el lugar del escritor en la sociedad”.
“Este trabajo revela una nueva faceta del escritor que lo humaniza en muchos aspectos, en tanto muestra que trabajaba intensa y sistemáticamente para ganarse la vida, viajando a distintos rincones del país -señala la investigadora-. Por otro lado, permite poner en relación los textos que Borges estaba escribiendo al mismo tiempo, a partir de lecturas que realizaba en los trenes y que utilizaría tanto para preparar charlas, escribir cuentos, ensayos y sus colaboraciones para diarios y revistas. Y muestra la fuerza polémica de su oralidad, que se convirtió en un modo de intervenir políticamente contra el peronismo gracias a la red de instituciones que patrocinaron sus visitas y al público que lo recibía de manera entusiasta”.
La investigación sobre “Borges conferencista” se inició en 2015, a partir de una huella que dejó el escritor de puño y letra en la portadilla del libro Shopenhauers Leben de Wilhelm Gwinner, que recogía Borges, libros y lecturas de Rosato y Álvarez. El equipo que dirige Blanco está integrado por investigadores del Conicet, la UNMdP y la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. “Al día de hoy, llevamos relevadas más de 240 conferencias -dice-. La información se encuentra disponible en el sitio web del Centro de Documentación Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional”.
“Si bien últimamente han aparecido y se han publicado varias conferencias del escritor en Estados Unidos, estos inicios de Borges como conferencista no han sido estudiados hasta hoy -concluye Blanco-. Cabe resaltar, además, que no hay registros sonoros o audiovisuales del período 1949-1955, de modo que resulta más difícil restituir el contenido de estas charlas. Aunque el equipo logró reconstruir mucho del habla de Borges a partir de los diarios que cubrieron, en varios casos, estos eventos, resulta interesante señalar otro hito en la historia de esta investigación, como es la reciente donación de cuadernos de Borges en la Michigan State University que pertenecían al profesor Donald Yates. Ese material contiene muchas de las notas que Borges utilizó a modo de partitura para sus conferencias, de modo que la charla se centrará también en las nuevas líneas de trabajo que se están abriendo y que están siendo abordadas por un equipo internacional de trabajo dirigido por Balderston y que se dan a conocer en la revista Variaciones Borges”. Es así como los laberintos literarios conducen casi siempre a Borges.
Fuente: La Nación