Generalmente para saber el precio de una obra de arte, se llama a una casa de subastas para evaluarlas, ante la posibilidad de llevarlas a la venta. Las colecciones con más de cincuenta obras deben tener actualizadas sus tasaciones, ya sea a los efectos de seguro o bien para que eventualmente los herederos puedan dividirse los bienes, sin incurrir en gastos y evitarse también «peleas» que afectan la unidad familiar. Algunas variantes que inciden en el precio de una obra las analizaremos a continuación:
Autoría: quien ha realizado la obra de arte es lo primero que lleva a cotizarla. Sus ventas pasadas nos dan una orientación, no es tan importante, como generalmente se cree, la firma de la misma. Hasta el siglo XIX la mayoría de las obras no tenían firma y ello no afecta su valor, hay que pensar que todas las obras falsas están firmadas, la mayoría de las auténticas no lo están, para darse cuenta que no es algo que afecte a su menor o mayor valor.
Tema: es sin duda algo que hace variar mucho la cotización. Por ejemplo los retratos, salvo que sean de alguien famoso como puede ser el General San Martín o Winston Churchill, tienen poco valor para la gente en general y solamente lo tienen para su familia. También valen más los retratos femeninos que los masculinos. En el caso de los paisajes, si el lugar es conocido vale más que el anónimo, por ejemplo unos nenúfares en Giverny o una vista de la Plaza de Mayo en el Siglo XIX valen más que un río con piedras de lugar indeterminado o una plaza de un pueblito venezolano.
Tipicidad: cada autor generalmente tiene un tema que ha desarrollado habitualmente y son esos los más buscados y cotizados. Las figuras de Raúl Soldi se cotizan más que sus paisajes. Los temas de caballos de carrera son los más buscados en Sir Alfred Munnings, o las obras de figuras de Berni se pagan más que sus paisajes.
Época: generalmente un artista tiene momentos más felices en su carrera. Algunos como Picasso son muy buscados por su época rosa (juvenil) o por sus obras cubistas, más que por sus obras de los ’60. Otros como Paul Cézanne son más buscados por sus obras adultas, realizadas cuando tenía más de 50 años.
Conservación: esto es fundamental y es quizás algo que debe realizar un experto, ya que con las técnicas de restauración actuales, a simple vista no se pueden ver los arreglos o repintes de una obra. En nuestro país son muy buscadas las obras de puertos de Eugenio Daneri de la década del 40, pero el 80% de ellas están muy restauradas o son muy frágiles y tiende a «saltarse» la pintura.
Tamaño: en principio las obras más grandes tienen un mayor valor, pero no siempre es así, y también los extremos dificultan a veces su comercialización. Si es una miniatura su valor será bajo y si la obra es gigantesca, de más de 4 metros, los candidatos serán muchos menos que por una obra de 70×100 cm que puede colgarse en cualquier hogar.
Historial: en general los propietarios ignoran si la obra ha sido exhibida o si su origen es una galería prestigiosa. También quienes han sido sus anteriores propietarios, por ejemplo el presidente Marcelo T. de Alvear era un buen coleccionista de muy buen gusto y si una obra fue de él, su valor aumenta.
Antecedentes: de exposiciones y reproducciones también son importantes y además confirman por las épocas que la obra es original del autor.
Imágenes: las obras oscuras generalmente se pagan menos que las luminosas.
Rareza: puede bajar o bien subir el valor de la misma. Hay paisajes de la década del 10 de Eugenio Daneri que nos muestran a un autor posimpresionista y son escasas, pero la gente prefiere sus temas de puertos, o por las obras de Bailarinas de Thibon de Libian se cotizaran más que un extraño y único retrato que hizo del General San Martín, que sin duda es muy raro.
Escasez: se piensa que si hay pocas obras de un autor estas deberán valer mucho más que las de un autor prolífico, y esto no es así. De Andy Warhol, Picasso y Marc Chagall hay entre 150 mil y 50 mil obras originales y son los más cotizados, ya que al tener obras para comercializar, los marchands invierten en su promoción y no así en artistas de los que hay pocas obras y no salen regularmente al mercado.
En fin, hay también otras condiciones para valorar a las obras de arte y una de las mas importantes es la «moda». Por ejemplo ahora se pagan fortunas por obras de Giacometti o de Basquiat y quizás sea el momento de su mayor valoración y periódicamente hay que actualizar su cotización porque hay grandes cambios en una misma década a veces. Tener las obras de arte catalogadas y valorizadas es muy importante y poca gente lo hace. Es un error porque es muy bueno saber el origen y las historias que hay detrás de una de nuestras obras. Traten de contratar algún especialista y disfrutarán de los resultados.
Fuente: El Cronista